Otra crónica descabellada de Keith Moon: El batería de The Who pagó a nueve taxistas para que bloquearan la calle
“Todo lo que has escuchado de Keith Moon es cierto… y solo has escuchado una décima parte”, contó Alice Cooper
Keith Moon, baterista de The Who / Mirrorpix
El 30 de Abril de 1976, el batería de The Who, Keith Moon, buscó a nueve taxistas y les pagó 100 dólares a cada uno. Les encomendó la misión de bloquear ambos extremos de la calle en la que estaba su hotel. A continuación, entró en su habitación y se dedicó a arrojar todo el mobiliario por la ventana.
Las travesuras del rebelde Keith Moon eran asombrosas e inigualables. No había quien le superara. Eran tan escandalosas que hizo que Keith Richards, Jim Morrison y Ozzy Osbourne parecieran pícaros monaguillos. Tenía fijación con los hoteles y desarrolló el hábito de destruir las habitaciones en las que se alojaba cuando estaba de gira.
Deliberadamente destrozaba los muebles y los lanzaba por la ventana; tenía especial predilección por los aparatos de televisión. También disfrutaba irrumpiendo en las habitaciones de sus compañeros - el vocalista Roger Daltrey, el guitarrista Pete Townshend y el bajista John Entwistle – retiraba los muebles y terminaba haciendo sus necesidades en las cortinas.
Una frase le definía a la perfección: “Keith Moon era un hombre que vivía cada día como si fuera el último”. Y cuando sentía el impulso de hacer algo, no había nada que le parara.
Sus “relatos salvajes” se cuentan por docenas. Todo el mundo conoce la historia del Lincoln Continental sumergido en la piscina. O la del día que atravesó con su coche las puertas de cristal de un hotel, condujo hasta la recepción, salió del vehículo y pidió la llave de su habitación. Así era él. Un genio que tocaba la batería como nadie… pero que la liaba parda allá a donde iba.
Una de esas muchas crónicas descabelladas ocurrió en Nueva York el 30 de Abril de 1976. The Who habían estado de gira por varias ciudades estadounidenses y, antes de regresar a Europa, pasaron unos días en Manhattan. Se alojaron en el Hotel Navarro, en Central Park South (Calle 59ª y la Sexta Avenida), que era donde solían hospedarse otras muchas grandes bandas en esa época, como Grateful Dead, Rolling Stones o los Kinks.
El imaginativo Moon, enemigo del aburrimiento, siempre quería divertirse. Con el bolsillo lleno de dinero y la cabeza repleta de locuras encontró un ingenioso método para entretenerse. Se dio a la tarea de buscar a nueve taxistas y pagarle a cada uno ellos 100 dólares ¿Para qué?
La misión que les encomendó a los conductores de los icónicos taxis amarillos de la ciudad de los rascacielos era la de bloquear ambos extremos de la calle en la que estaba situado el Hotel Navarro. Pretendía desalojarla y garantizar así la seguridad de los viandantes ya que lo que hizo a continuación fue lanzar por la ventana todo el mobiliario de la habitación en la que se hospedaba. Al menos, tuvo la deferencia de no dañar a nadie mientras lo hacía.
El propio Moon hablaba así sobre sus disparatas ideas tal y como publica la obra de Tony Fletcher 'Dear boy: The life of Keith Moon' de 1998: "Cuando tienes dinero y haces el tipo de cosas que yo hago, la gente se ríe y dice que eres excéntrico". Y añadía: “lo que es una forma educada de decir que estás jodidamente loco".
“Fue bastante incomprendido", dijo Daltrey en una entrevista para GQ. "Había locura en sus ojos, pero también una terrible tristeza. Tenía un increíble talento, pero era completamente incontrolable. No solo un poquito incontrolable, sino completamente incontrolable. Vivió su vida entera como una fantasía, era el hombre más divertido que he conocido jamás, pero también el más triste”.
Keith cargó con el apelativo de 'Moon El Loco' y su comportamiento se convirtió en una parte importante de su fama. "Nadie tocaba mejor que Keith Moon”, reveló Alice Cooper en Fretlight Guitar. “Siempre le digo a la gente que el 30% por ciento de lo que ha escuchado de mí es verdad ¿ok? O de Marilyn Manson o de Ozzy Osbourne. Pero todo lo que ha escuchado de Keith Moon es cierto… y solo ha escuchado una décima parte".