Muere Frederick Forsyth, el reportero, espía y escritor de obras como ‘El día del Chacal’
En su casa y rodeado de familiares fallece a sus 86 años

Frederick Forsyth, en el estreno de 'El día del Chacal' (2024). / Jeff Spicer
Este lunes ha fallecido, a sus 86 años, el escritor británico Frederick Forsyth autor de obras como El día del Chacal o El expediente Odessa. “Lamentamos el fallecimiento de uno de los mejores escritores de suspense del mundo”, expresaba su agente Jonathan Lloyd. Tras una breve enfermedad moría en su casa rodeado de sus familiares.
Un piloto precoz con vocación de altura
Frederick Forsyth nació el 25 de agosto de 1938 en Ashford, Kent, Inglaterra. Desde pequeño mostró una fascinación por los aviones que acabaría marcando su vida. A los seis años voló en un Spitfire, un caza de la RAF que había sido clave en la Segunda Guerra Mundial, y desde entonces supo que quería pilotar.
Con apenas 17 años entró en la Royal Air Force, convirtiéndose en uno de los pilotos más jóvenes en completar la formación en su promoción. Era 1956 y el Reino Unido vivía aún la resaca del conflicto mundial, pero Forsyth ya volaba alto, literalmente.
Tras dejar la RAF en 1958, decidió formarse en idiomas, estudiando francés, alemán y español, este último en la Universidad de Granada, una etapa que años después recordaría con cariño y algo de nostalgia.
Entre la corresponsalía y los secretos
Su carrera periodística comenzó en el Eastern Daily Press, pero pronto dio el salto a Reuters, donde fue corresponsal en París en los años 60. Allí cubrió uno de los eventos que acabarían marcando su trayectoria: los intentos de asesinato contra el presidente Charles de Gaulle.
Ese episodio, que parecía sacado de una novela, se quedaría grabado en su memoria y años después se convertiría en la semilla de su debut literario. En 1965 fue contratado por la BBC como corresponsal diplomático y, poco después, enviado a cubrir la guerra civil de Biafra en Nigeria, un conflicto brutal que vivió desde dentro, en condiciones extremas, incluso siendo testigo de bombardeos.
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En ese contexto, su rol como reportero empezó a entrelazarse con el de informante del MI6, el servicio secreto británico. No fue espía al estilo James Bond, pero sí compartió con ellos información estratégica que consideraba de interés nacional. Años después confesaría que nunca le pagaron por ello, pero lo hizo por convicción.
Un thriller que lo cambió todo
En 1969, sin trabajo estable y con deudas, decidió escribir una novela. En 35 días, usando su experiencia como periodista y sus recuerdos del caso De Gaulle, nació El día del Chacal. Al principio nadie la quiso publicar. Pero finalmente la editorial Hutchinson apostó por él, y el libro fue un éxito rotundo.
Ganó el prestigioso premio Edgar, fue traducido a decenas de idiomas y vendió millones de ejemplares. Su realismo, su ritmo y su estructura casi documental sorprendieron a críticos y lectores, y definieron lo que sería el estilo Forsyth: tramas construidas sobre hechos reales, minuciosamente documentadas, con tensión creciente y sin florituras innecesarias.
Investigación primero, escritura después
Después del Chacal vinieron más éxitos. Odessa, publicada en 1972, se centró en la persecución de criminales nazis que se habían ocultado tras la guerra. El libro fue tan preciso que uno de los implicados reales, Eduard Roschmann, fue identificado y detenido gracias a la repercusión mediática.
Los perros de la guerra, en 1974, ahondó en el mundo de los mercenarios en África y sus conexiones con los gobiernos y las grandes empresas, otro tema que Forsyth conocía de primera mano por su experiencia en Biafra.
A estas siguieron muchas otras novelas: El cuarto protocolo, El puño de Dios, La alternativa del diablo, El afgano, Cobra, entre otras, que consolidaron su prestigio como uno de los grandes nombres del thriller político internacional.
En todas ellas aplicaba el mismo enfoque: antes de escribir, investigaba durante meses, incluso años, entrevistando fuentes, leyendo documentos clasificados, hablando con militares y diplomáticos. Solo cuando lo sabía todo, comenzaba a escribir. Así se aseguraba de que cada detalle, desde el funcionamiento de una bomba hasta el protocolo de seguridad en un aeropuerto ruso, fuera impecable.
El cine también se rindió
Muchas de sus obras fueron adaptadas al cine. La más icónica fue sin duda El día del Chacal, llevada a la pantalla en 1973 por Fred Zinnemann, con Edward Fox como protagonista. Odessa también fue adaptada con Jon Voight como estrella, y Los perros de la guerra tuvo su propia película en 1980 con Christopher Walken al frente.
El cuarto protocolo, en 1987, reunió a Michael Caine y Pierce Brosnan en una producción con sabor ochentero. En años más recientes, incluso hubo interés por relanzar algunas de estas historias en formato serie o reboot moderno.
Opinión, polémicas y convicciones
Forsyth nunca dejó del todo el periodismo. Mantuvo durante años una columna de opinión en el Daily Express, donde comentaba temas de política internacional con su habitual claridad. Fue condecorado por su trayectoria con el título de Comandante del Imperio Británico en 1997 y en 2012 recibió el Cartier Diamond Dagger por su contribución al género negro y de suspense.
No fue una figura exenta de polémica. Sus opiniones sobre terrorismo, inteligencia, inmigración o el Brexit generaban debate. Defendía el uso de la fuerza cuando lo consideraba legítimo, y no se andaba con rodeos al expresar sus posturas conservadoras. No era amigo de los matices, pero sí de los hechos. Fue crítico con Julian Assange, con Edward Snowden, con Donald Trump, pero también con la burocracia europea, de la que desconfiaba profundamente.
Vida personal y algo de misterio
En cuandto a su vida personal, estuvo casado dos veces. Su primera esposa fue Carole Cunningham, con quien tuvo dos hijos, Stuart y Shane. Se divorciaron en 1988.
En 1994 se casó con Sandy Molloy, su compañera hasta el final. También se le atribuyó una breve relación con la actriz Faye Dunaway.
Durante un tiempo vivió en España, en la provincia de Alicante, atraído por el clima, el anonimato y quizá también por motivos fiscales. Luego se mudó a Irlanda y más adelante a Buckinghamshire y Hertfordshire. Nunca dejó de escribir del todo.
En 2015 publicó su autobiografía, The Outsider: My Life in Intrigue, donde confesaba su relación con los servicios secretos y relataba anécdotas dignas de sus novelas: desde ser ametrallado por un MiG soviético hasta ser interrogado por la Stasi en Alemania del Este.
En 2016 anunció su retiro de la ficción, aunque luego volvió con The Fox en 2018, porque como él decía, las historias no se terminan mientras el mundo siga siendo tan impredecible.
Un legado a prueba del tiempo
El 9 de junio de 2025, Frederick Forsyth falleció a los 86 años en Jordans, Buckinghamshire, tras una breve enfermedad. Con él se fue uno de los grandes nombres del thriller contemporáneo. Un autor que entendió que la mejor ficción nace del mundo real, de la observación atenta y del rigor. Sus libros vendieron más de 75 millones de copias, pero más allá de las cifras, su legado es una manera de contar el suspense: sin adornos, con precisión y con la certeza de que la verdad, bien contada, puede ser más poderosa que cualquier fantasía.
Forsyth nunca necesitó inventarse mundos. Le bastaba con mirar con atención el que ya existía y empujarnos a ver lo que normalmente no queríamos ver. Su estilo seco, directo, casi periodístico, marcó una época y sigue influyendo a generaciones de escritores. Se fue sin ruido, como alguno de sus protagonistas. Pero dejó historias que seguirán vibrando en cada lector que busque respuestas entre sombras, silencios y páginas cargadas de verdad.