Víctor Elías y el amor: De la ruptura con Natalia Sánchez tras probar las drogas a la boda con Ana Guerra
El músico se sincera con Risto Mejide en 'Viajando con Chester'

Víctor Elías y Natalia Sánchez en la época de 'Los Serrano' / Getty Images
Víctor Elías nunca dejará de ser Guille, el pequeño de Los Serrano. Aquel chaval que se enamoró de su hermanastra Teté. Y no solo en la ficción, también en la vida real. Él y Natalia Sánchez emprendieron un viaje juntos que continúa a día de hoy, aunque de otra manera. Ha hablado de ello con Risto Mejide en Viajando con Chester.
Un programa difícil en el que ha puesto en palabras lo que ya habíamos leído en Yo Sostenido, el libro en el que se abre para contar los traumas que han dado forma a su vida marcada por las adicciones, tanto las de sus padres como las suyas propias.
Pero no todo ha sido malo en su vida. Ha podido contar con grandes personas, una de ellas, Natalia. “Es mi familia, esa parte que eliges para toda la vida. Cuando empiezas con 14 años es muy complicado que lo que era amor se mantenga como amor toda la vida, quizás con 20 años quieres probar otras cosas y quieres ver otros tipos de enamoramientos", explicaba el músico sobre aquella primera ruptura.
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"Natalia fue mi primer todo, mi primera novia, mi primer amor...era una cosa que cuando creces lo vas entendiendo de otra forma. Pero, siempre desde el primer minuto que lo dejamos, estuvo la parte bonita, la sana, la de la familia, el amor que no es el pasional siempre ha estado ahí", explica sobre su relación.
Desvelaba que fue él quien rompió esa relación, “justo antes de dejarlo con ella lo había probado por primera vez, no sé qué relación tiene, pero sí pudo ser un detonante".
Su boda con Ana Guerra
Más adelante llegaría otro gran amor. Una de las mejores cosas que le han pasado en los últimos años ha sido enamorarse de Ana Guerra con la que mantiene una relación desde 2021. Se casaron el año pasado. Hubo dos bodas, una por la Iglesia, en disparidad de culto porque él es ateo. Y una segunda boda, la del fiestón.
Siendo la fiesta de un adicto, tuvieron muy en cuenta la presencia de alcohol en la celebración. En la primera, no hubo nada y en la segunda, reconoce que “estaba feo que yo dijera que si no puedo beber ellos tampoco. Lo que no hubo fue alcohol duro, no había destilados. Creo que me ahorré bastantes borrachos. La gente estaba normal, la boda acabó y estaban súper frescos. La gente me agradecía porque se acordaban de todo y se lo estaban pasando bien".
Aseguraba que se lo pasaron muy bien, aunque reconoce que se pasó al invitar a 326 personas.
Una vida con traumas fuertes y personas muy especiales. La cara A y la cara B de una vida de aprendizaje.