The Corrs: veinticinco años de ‘In blue’, el pop celta que conquistó el nuevo milenio
El tercer disco de la banda irlandesa se publicó el 17 de julio de 2000

The Corrs, el cuarteto irlandés que publicó en 2000 'In blue'.
En el verano del año 2000, mientras el pop comercial se repartía entre coreografías imposibles, ídolos prefabricados y el empuje aún vigente del britpop, una banda de hermanos irlandeses irrumpió con una propuesta tan singular como efectiva: melodías de pop adornadas con violines y ecos de folk. El 17 de julio de aquel año, The Corrs publicaban In blue, su tercer álbum y el más exitoso de su carrera. Un cuarto de siglo después, sigue sonando sofisticado, emocional y marcadamente identificable con una era en la que el pop aún podía sonar orgánico y luminoso.
Formados en Dundalk por los hermanos Andrea, Sharon, Caroline y Jim Corr, el grupo ya había llamado la atención con sus dos primeros discos, Forgiven, not forgotten (1995) y Talk on corners (1997), este último relanzado con éxito tras una serie de remezclas que acercaron sus canciones a las pistas de baile. Pero fue In blue el que catapultó a The Corrs a la liga mayor del pop internacional. El álbum marcó una inflexión decisiva: el sonido folk celta que los distinguía desde sus inicios se diluyó en favor de un pop pulido, de tintes urbanos y con vocación global.
No fue una decisión casual ni enteramente artística. A finales de los noventa, la industria musical comenzaba a girar hacia los sonidos más internacionales, menos localistas, y la banda —que ya había saboreado el éxito en Europa y Asia— buscaba consolidarse en Estados Unidos, el gran mercado. Para ello contó con la producción de Robert John “Mutt” Lange, el mismo que había trabajado con AC/DC, Bryan Adams y Shania Twain (su entonces esposa). Lange no solo imprimió al álbum una textura más radio-friendly, sino que ayudó a redondear canciones como “Breathless”, que se convertiría en el primer número uno del grupo en el Reino Unido.
LOS40 Classic
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“Breathless”, de hecho, fue el detonante del fenómeno. Publicado como single unas semanas antes del disco, en junio de 2000, fue un éxito instantáneo. Pegadiza, enérgica, elegantemente producida, la canción contenía todos los elementos del nuevo sonido Corrs: pop sin estridencias, coros etéreos, una interpretación vocal seductora por parte de Andrea Corr y una estructura que apostaba más por la inmediatez que por el lirismo de entregas anteriores. En Estados Unidos, alcanzó el top 40 de la lista de singles de Billboard y en Europa fue número uno en varios países, incluido España, donde la banda ya gozaba de una considerable popularidad.
Pero In blue no era solo “Breathless”. Canciones como “Radio”, “Give me a reason”, “Irresistible” o “All the love in the world” —esta última incluida también en la banda sonora de la película America’s Sweethearts— confirmaban que el álbum aspiraba a ser una colección sólida de hits potenciales. De hecho, lo fue: el disco vendió más de 10 millones de copias en todo el mundo, y fue número uno en Irlanda, Reino Unido, Alemania, Austria y Australia, entre otros países. En España, fue triple disco de platino y uno de los títulos internacionales más vendidos del año 2000.
En el plano artístico, In blue supuso un desplazamiento. Si los primeros discos de The Corrs hablaban desde un lugar íntimo y a menudo melancólico, este nuevo trabajo adoptaba un tono más ligero y accesible, sin perder del todo la identidad instrumental de la banda, pero sí relegándola a un segundo plano. El violín de Sharon seguía presente, al igual que las percusiones de Caroline y el tin whistle ocasional, pero ahora al servicio de un sonido más producido, más centrado en el formato radiofónico. Algunos críticos lo celebraron como una evolución natural; otros lamentaron la pérdida de autenticidad folk. El tiempo, sin embargo, ha terminado por valorar el álbum como una obra coherente, elegante y representativa de su época.
Para The Corrs, In blue fue la cima. Tras su publicación, el grupo se embarcó en una gira mundial que lo llevó a consolidarse como una de las bandas familiares más queridas del cambio de siglo. Fue también el último álbum antes de un largo parón en su carrera: a partir de 2005, y tras un disco recopilatorio y otro de temática navideña, los hermanos se dispersaron para atender sus vidas personales. Volverían una década más tarde con White light (2015) y Jupiter calling (2017), pero sin recuperar el nivel de exposición que lograron con In blue.
Al cumplirse veinticinco años de su lanzamiento, el álbum permanece como testimonio de un momento en que el pop aún podía ser elegante sin renunciar al éxito comercial. The Corrs fueron, durante un tiempo, embajadores globales de una Irlanda moderna, y In blue fue su pasaporte definitivo.












