Silvia Álava, psicóloga, responde a la pregunta que todos nos hacemos: ¿Es bueno escuchar música triste cuando estamos tristes?
La facilitación emocional, permite conectar con las emociones, pero también regularlas

Adele actuando en Las Vegas. / Kevin Mazur
Cuando la tristeza golpea, muchos encuentran consuelo en la voz de Adele, en las letras nostálgicas de Billie Eilish o en la melancolía de Lana del Rey. Lejos de hundirnos más, esa afinidad por la música triste responde a un mecanismo psicológico. La psicóloga sanitaria y educativa Silvia Ávala, conferenciante y divulgadora, explica que nuestro cerebro busca esas melodías para procesar las emociones. “Si necesitamos conectar con nuestra tristeza, es buenísimo”, señala, recordando que la música no solo refleja cómo nos sentimos, sino que también nos ayuda a regularlo.
Desde la neurociencia, se sabe que la música activa regiones del cerebro vinculadas con la emoción, la memoria y la recompensa, involucra el sistema límbico, el hipocampo y la amígdala, áreas vinculadas a la emoción y la memoria. Al escuchar una canción que evoca emociones como tristeza o felicidad, se liberan neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina, que generan una sensación de alivio y conexión emocional.
Partiendo de aquí, la psicóloga explica que la música es una poderosa herramienta emocional. “Si estoy triste, tiendo a elegir canciones tristes; si quiero animarme, elijo música más alegre”, afirma. Sin embargo, recalca que esto depende del momento y si te puedes permitir conectar con esa tristeza. "Si necesitas conectar con tu tristeza y llorar, es buenísimo, pero si tienes que hacer un examen, justo ahora después o una exposición, es mejor cambiar el tipo de música y elevar el estado de ánimo para motivarte", aclara.
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La música: facilitador o regulador emocional
Este fenómeno, conocido como facilitación emocional, permite conectar con las emociones, pero también regularlas. Ávala lo resume con un ejemplo personal: “Yo escucho ‘The Show Must Go On’ cuando necesito salir adelante pese a estar cansada o triste. Luego, en otro momento, ya puedo conectar con mi tristeza”.
Para ella, la música puede ser tanto un refugio como un motor: “Nos ayuda tanto a conectar con las emociones como a regularlas” y sostiene que la música actúa como un espejo emocional. “Puede favorecer momentos de introspección, ayudándonos a conectar con sentimientos o recuerdos que normalmente ignoramos por las prisas del día a día” añade.
La psicóloga destaca cita el famoso refrán que “la música amansa a las fieras" y señala que nos permite "conectar con zonas profundas del cerebro y la memoria emocional”, convirtiéndose en una aliada para el bienestar mental.
Escuchar con conciencia emocional
Ávala no cree que existan géneros “mejores” para el bienestar, sino que todo depende del propósito. “Si quieres calmarte, elige música relajante; si quieres activarte, música energética”, aconseja.
La clave está en escuchar con conciencia emocional. “Si necesitamos conectar con nuestra tristeza, es buenísimo. Pero si tenemos que rendir o mantenernos funcionales, conviene cambiar a una música que eleve el estado de ánimo”, concluye.












