Megan Montaner, fuente de erotismo

La actriz nos ha dejado algunas escenas que desbordan sensualidad

Megan Montaner es una de las actrices del momento. Por físico y también por la calidad de su trabajo. Mucho más que una cara bonita y mucho más que un cuerpazo es lo que nos ofrece esta actriz en la mayoría de sus trabajos que, pese a su juventud, no han sido pocos.

Pese a su espectacular físico, Megan no ha optado por el camino fácil por el que sí van otras actrices -de menor talento- que es el de despelotarse en cada proyecto que hace. De hecho, como me contaba en una entrevista, a Megan le da bastante vergüenza eso de desnudarse delante de la cámara y grabar escenas subiditas de tono…

Así que en este tipo de escenas lo que hemos visto en Megan más que "carnaza" es sensulidad, erotismo. Con buenos trabajos de los directores, la cámara ha recorrido muy de cerca el cuerpo de Megan sin necesidad de caer en el recurso fácil de enseñar su partes más íntimas o de simular grandes momentos de sexo como ya vimos en El Príncipe entre Hiba Abouk y Álex González. No. En el caso de Megan esas escenas adquieren una dimensión mayor. Es el arte de provocar sin mostrar. Puro erotismo.

Este martes la serie que actualmente protagoniza, Sin Identidad, nos dejó una de estos momentos tan calentitos. Su personaje (María) se enrolla -¡por fin!- con el de Daniel Grao. Hacen el amor de una manera muy íntima pero pasional.

Como lo fue también en Tormenta, una tv-movie grabada en 2012 y estrenada hace año y medio en la que Megan coincidía en el reparto también con Daniel Grao y en la que estaban, aedmás de ellos dos, otros guapérrimos como Joel Bosqued o Patricia Montero.

Aquí volvemos a ver la misma versión pudorosa pero sensual de Megan en una escena de sexo en la que ella lo dice todo con la cara. Tres cuartos de lo mismo ocurre en Víctor Ros (ya os contamos de qué iba), uno de los últimos trabajos de esta actriz aragonesa en donde mantiene un apasionado encuentro sexual con el protagonista de la serie (Carles Francino). De nuevo, la imaginación debe encargarse de recrear en cada telespectador lo que no ha visto en pantalla.

El placer y la lujuria, en el caso de Megan, se transmite, no tiene por qué verse para que exista. Eso se llama sensualidad. Megan Montaner es una fuente de erotismo.