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Análisis de Dishonored 2
El juego en primera persona que estabas buscando
Entre tanto Call of Duty, Battlefield y Titanfall, hay gente perdida buscando "un shooter diferente"; algo en primera persona que no reduzca su juego al gasto masivo de plomo. Ese es el hueco (entre muchos otros) que viene a cubrir Dishonored 2, una magnífica secuela de un original que dejó cautivados a crítica y público la pasada generación.
¿Recordais lo que pasó con Bioshock 2? Un secuela excelente que perdió el factor "sorpresa" de la primera entrega y que, precisamente por eso, para muchos fue "más de lo mismo". ¡Ojo! Sin desmerecer, un juego fantástico ante todo, pero la repetición del estilo, los diseños y la paleta de colores acabó por atribuirle ese concepto más plano de "secuela".
Aunque, bajo mi punto de vista, de forma mucho más moderada; algo parecido ocurre con Dishonored 2. El juego repite look y repite gameplay; pero fue tan buena la primera parte, que esta segunda (ahora con un salto generacional de por medio) es automáticamente increíble. Eso sí, sin el factor sorpresa.
Dishonored 2 nos presenta a Emily Kurnwall, hija de Corvo Attano (prota del primero), como reina en la ciudad costera de Karnaka, donde se desarrollará la mayor parte de la aventura. Alguien ha estado acabando con los enemigos de Emily y Corvo para levantar la sospecha sobre ambos y es justo entonces cuando entra en escena Delilah Copperspoon, auto-proclamándose reina como hermanastra de Jessamine Koldwin; antigua reina asesinada y madre de Emily.
En ese preciso instante, el tiempo se congela y el juego nos permite elegir a nuestro personaje; ¿queréis volver a la piel de Corvo Attano o preferís probar las nuevas habilidades de Emily?
En función de la decisión tomada, vuestra forma de jugar cambiará adaptándose a las habilidades especiales de cada personaje.
Corvo conserva los poderes que conocéis del primer Dishonored; puede tele-portarse entre distancias cortas, poseer humanos y animales o ralentizar el tiempo a voluntad, lo que convierte la partida en un interminable y divertidísimo puzzle de acción. El Forastero, sin embargo, tiene otras habilidades preparadas para Emily. Este enigmático individuo (que ya trató con Corvo en su día...) arrastrará periódicamente a Emily a su mundo para darle habilidades como "enlazar" el destino de varias personas (perfecto para matar a uno sólo y que el resto se vayan detrás), crear una doble de sí misma para despistar o convertirse en un fantasma prácticamente imposible de advertir (entre otras cosas).
La elección de personaje es importante porque, sumada a los diferentes niveles de dificultad y a la posibilidad de elegir qué tipo de acercamiento queremos para la partida, nos abre un gran abanico de posibilidades para "volver a empezar". Jugar la partida con Corvo asesinando a todo bicho viviente no tendrá nada que ver con una partida jugada con Emily con la intención de no matar a nadie.
Además de las habilidades personales, ambos personajes tienen una espada y un arma de fuego. La espada es esencial para el combate cuerpo a cuerpo, los soldados son muy agresivos y atacan con arma blanca sin pensarlo demasiado. Podéis jugar en plan "button-masher", usando el botón para bloquear hasta que ellos dejen de atacar para empezar vosotros "a saco" o podéis intentar dominar la técnica del bloqueo instantáneo, que pide mucha precisión a la hora de defenderos para dejar a vuestros enemigos con la guardia baja y aprovechar; pero no es fácil de dominar y os castigarán mucho si falláis.
Dejar claro también que Dishonored 2 no es un título que otorgue "libertad absoluta". Los escenarios han sido segmentados y racionados para servir a cada secuencia; es decir, cada escenario tiene un principio y un final y va ligado a una "fase" concreta del juego. Lo que sí podemos asegurar, como ya habréis adivinado a estas alturas, es que tenéis libertad absoluta de acción y movimiento dentro de cada una de esas secuencias. Podéis desplazaros en horizontal y vertical a voluntad para robar, perseguir, asesinar, burlar o dejar inconsciente a cualquier soldado que veáis; por lo que la sensación final de libertad que queda es del todo gratificante.
El otro capítulo que hace brillar a este juego es el apartado artístico; simplemente delicioso. A camino entre el art-decó y el steam-punk y con el ojo puesto en construcciones de ciudades europeas emblemáticas, los entornos de Dishonored 2 son simplemente majestuosos y todo lo necesario para convertir el paseo por la ciudad de Karnaka en una delicia turística también.
En resumen; cuando lo único que podemos achacar a un juego es "la falta de factor sorpresa" podemos asegurar que tenemos sobre la mesa una auténtica joya. Todo lo demás; mecánica, posibilidades, producción artística, rendimiento gráfico (que no tiene pegas tampoco); es todo excelente. Si necesitas una buena aventura para estas navidades, Dishonored 2 es una fantástica elección.