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Dos relatos que nos hacen creer que Julia Roberts no es tan mala
De Richard Gere y de Susan Sarandon
Por muchos es sabido que Julia Roberts es una de esas actrices difíciles. Complicadas, nada sencillas para trabajar con ellas. Lo que siempre se ha conocido como una diva, vaya. O eso es lo que nos han contado.
Así lo hemos pensado durante años desde que Nick Nolte declarara tras trabajar con ella en Me gustan los líos que no era una mujer agradable y que todo el mundo lo sabía (y eso eran los comienzos, como quien dice, de la sonrisa oficial de América).
Y año tras año la lista de compañeros que no la querían cerca crecía (o, de nuevo, eso es lo que los medios nos contaban) y sus comportamientos excéntricos también. Hace apenas un año le llovieron las críticas por embolsarse tres millones de dólares por unas horas de trabajo en Feliz día de la madre.
No es relevante que su dentadura fuera el reclamo de una película en la que sus apariciones no llegaban a los seis minutos tras pasar por la sala de edición.
Estafas al espectador aparte esta semana hemos sabido algo que nos ayuda a reconociliarnos con ella. Igual, al final, no es tan estúpido el león como lo pintan.
Richard Gere ha asegurado que, después de 25 años del rodaje de Pretty Woman (que a nosotros nos gusta mucho más con su título latino, Mujer Bonita) sigue hablando a diario con Roberts por teléfono.
Ha sido en la publicación ET y, la verdad, nos alegramos de que Julia haya conservado algún amigo por el camino en sus más de treinta años de carrera.
Otra de las noticias que nos han devuelto la fe en la actriz ha sido la que ha desvelado que la rivalidad que en su día se contó frente a Susan Sarandon durante el rodaje de Quedate a mi lado tampoco es cierta.
Ha sido la propia Sarandon quien lo ha desmentido en promoción como se encuentra de su último trabajo, la serie Feud que cuenta la rivalidad entre Joan Crawford y Bette Davis durante el rodaje de ¿Qué fue de Baby Jane?
A través de su propia cuenta de Twitter la actriz ha contado que todas las peleas fueron invención de la persona que por entonces era su representante para alimentar la publicidad de la película.
La actriz no aclara si se convirtieron en besties después del rodaje de una de las películas menores de su filmografía pero al menos nos tranquiliza saber que Julia Roberts no es el demonio que nos habían contado.