Última hora
“Rocketman será un homenaje a Elton John y a Gran Bretaña”
Visitamos la grabación de una de las películas más esperadas de 2019
“No queríamos conseguir parecidos realistas” se repite como un mantra en los estudios en los que se graba Rocketman, la anticipada y muy esperada película que narra los años más frenéticos de Sir Elton John con el visto bueno – y la producción ejecutiva – del artista. Nadie quiere pillarse los dedos si luego el actor escogido para tan insigne papel (Taron Egerton) no se asemeja todo lo que los críticos consideran que deberían.
De hecho el claim que acompaña la publicidad de la película desde que se anunciara dice algo así como “Una fantasía basada en hechos reales”. Antes de que se acuse a la película de Dexter Fletcher de inexactitudes es mejor dejar por adelantado que la libertad creativa es la que ha primado en este proceso que ha durado más de dos años.
Es un domingo de principios de octubre y los estudios, al lado de la parte alta del Támesis, en Windsor, están copados de humedad y un frío invernal poco habitual para esas fechas. Llegar allí es trasladarse de inmediato al Londres de los años finales de los 50 en los que Elton John se enamoró del blues, del rock y dejó claro que lo suyo era el piano y su virtuosidad con este instrumento tocándolo al modo de las leyendas estadounidenses.
Suena Saturday Night's Alright for Fighting y Egerton interpreta una complicada coreografía a la vez que canta de viva voz los versos firmados por su alter ego en la realidad y su colaborador Bernie Taupin. Una escena que se repite una y otra vez – como en todos los rodajes – y que es posible que se convierta en una de las más recordadas del biopic libre que firma Lee Hall:
Un jovencísimo Reginald Dwight – el nombre de Elton John no lo adoptaría el cantante hasta 1972 . recorre una de las ferias que instalaban en los años previos a la explosión musical y estilística que vivió Londres en los años 60. Su vida en el suburbio de Pinner – que ya nos anuncian que no fue ni de lejos tan luminosa como se podrá ver en la película – estuvo endulzada por la música que el portentoso músico fue componiendo desde bien pequeño con el apoyo de su madre y de su profesora de piano. A la primera, por cierto, da vida Bryce Dallas Howard. A la segunda, Gemma Jones.
Marcus Rowland es el encargado de que la barriada de Elton, el pub en el que cantó sus primeros acordes sobre el escenario y hasta su casa de infancia y juventud lucen como lo harán en la pantalla. Son escenarios reales – se han construido desde cero – y hasta se han reproducido para la película varias calles que ya no existen tal y como eran entonces, pero que fueron importantes para el artista.
Para él era importante “que las localizaciones respondieran más a las percepciones de Elton que a la realidad”. Y esto es algo en el que todos los equipos de producción artística del largometraje ahondarán. La película no promete ser una recreación de la realidad y simplemente pintará pasajes de la vida de Elton John. “E intentará ser un homenaje a Gran Betaña” añade Rowland rodeado por todos los planos que ha desarrollado como si fuera un arquitecto de los lugares que conformaron al pequeño Regi hasta convertirse en la leyenda viva que es hoy.
La responsabilidad de ver esa evolución – dede el niño prodigio hasta la estrella británica que triunfaba en Estados Unidos – ha recaido en Taron Egerton. El actor y el cantante se conocieron rodando la segunda parte de Kingsman a las órdenes de Matthew Vaughn. El papel de John – a modo de bufón de la excesiva villana Poppie – es, quizá, una de las mayores gamberradas en la carrera del cantante, pero fue su puerta de entrada al mundo del director y de los actores de Kingsman.
Y esa unión sigue hasta el día de hoy pues Rocketman cuenta con Vaughn como uno de sus productores, comparte protagonista y su director, Dexter Fletcher, es parte de la crew que tan buenos ratos nos hizo pasar con Kingsman. Con la de espías, sí, pero también con Bohemian Rhapsody. Las críticas a la película biopic de Freddie Mercury que arrasó en taquilla en 2018, pero no entre los expertos, están recientes durante el rodaje de este nuevo biopic así que todo parece indicar que los tiros irán por otro lado.
Quizá con la elección de un actor como Taron Egerton para el papel protagonista quien, además de cambiar su físico de manera radical – la película llega hasta los cuarentaytantos del cantante mientras que Taron no llega a los treinta – para el papel, también aprendió a tocar el piano en unos meses y tomó clases de canto. Aquí no hay nada falseado y se ha tendido a que todo sea lo más orgánico posible. De hecho el actor y el propio Elton John han trabajado mano a mano para la construcción del personaje y el cantante ha dado “sus bendiciones” a cómo Egerton ha construido el papel como él mismo nos contó en un descanso del rodaje en el que también quiso remarcar la generosidad del cantante.
El hecho de que Taron Egerton haya conseguido aprender a tocar el piano a la manera en la que los músicos populares de los años cincuenta lo hacían es culpa – o gracias a – Michael L. Roberts. El profesor de piano lo ha acompañado en set durante el rodaje y su labor ha ido más allá que el corregir la posición de las manos o de su espalda: ha enseñado a un actor a tocar el piano desde cero. Según nos cuenta él mismo la película tendrá tramos en los que se cante en directo y otros en los que se haga playback, pero asegura que todos los grandes éxitos del británico estarán incluídos en la banda sonora.
No hay que olvidar que la película es un musical al uso en el que las canciones son parte indispensable del guion y lo hilan como si fueran sus propios diálogos. Y eso quiere decir que Jamie Bell – como Bernie Taupin – o Richard Madden – como John Reid – han cantado en la cinta (ya sea sobre un playback o en directo ) lo que ha complicado todavía más las ansias de autenticidad de la parte musical que parecen tener sus responsables.
Autenticidad que también han querido conseguir la responsable de peluquería Lizzie Georgou y el encargado del vestuario, Julian Day. Para la primera la tarea fue quizá más complicada: Las referencias que se guardaban de los primeros años de la vida de Elton John eran todas en blanco y negro e insiste: “No hemos querido hacer nada demasiado parecido a la realidad”. Así que sí, la incipiente calvicie de Elton se consiguió gracias a pelucas y postizos, pero en realidad nunca sabremos si el color del pelo era exactamente el que veremos en pantalla.
Para Day era indispensable el conseguir un vestuario completamente nuevo para las escenas más icónicas en cuanto a actuaciones del artista. Los trajes, los zapatos y las miles de gafas que veremos en la pantalla pueden recordarnos a algunas de las actuaciones de Elton John que tengamos en mente, pero todo se ha diseñado y confeccionado desde cero. O sea que el demonio, la reina Victoria y los excesos setenteros en materia de vestimenta del cantante han salido de la mente de este figurinista que tiene en su currículum también el de – no podía ser de otro modo – Bohemian Rhapsody.
Es casi madrugada en los estudios al lado del río británico por antonomasia y Dexter Fletcher sigue desgañitándose en su walkie para intentar dar sentido a una de las coreografías que Taron Egerton realiza con la soltura que da el llevar casi una jornada laboral completa repitiendo pasos sin perder la sonrisa de la cara. Hasta el 31 de mayo – previo paso por el Festival de Cannes – no conoceremos el resultado final de todo esto, pero nos quedamos con las palabras de su director: “Rocketman va a ser un homenaje a Elton John”.
Te recomendamos