Especial
El gran giro de Jasmín en la nueva película de ‘Aladdín’: una princesa feminista adelantada a su tiempo
Su personaje adquiere protagonismo en el nuevo remake
Corren nuevos tiempos y Disney lo sabe bien. En antaño, a nadie le sorprendía que las princesas se quedaran esperando a ser rescatadas por los príncipes, siendo sujetos pasivos en sus propias historias. El caso más claro es el de La Bella Durmiente. A pesar de que el título de la película haga referencia a ella, es él quien, al final de la cinta, lleva toda la acción mientras Aurora duerme esperando a ser rescatada por un príncipe.
En los años noventa, por suerte, el mundo había cambiado y la industria del cine empezaba a darse cuenta de que tenía que reflejar esta realidad. Disney no iba a ser menos y quiso dotar a sus personajes femeninos de mayor protagonismo y, sobre todo, de la capacidad de tomar sus propias decisiones. De este modo, Ariel, Bella, Pocahontas, Mulán o Megara eran mujeres activas y dueñas de su propio destino. Vale, quizá alguna de ellas peca de dejar todo por amor, pero su presencia en la historia ya no solo consiste en esperar.
Desde hace unos años, Disney ha descubierto una nueva gallina de los huevos de oro: hacer remakes de sus clásicos en carne y hueso. Tras La Cenicienta, El Libro de la Selva y La Bella y la Bestia, este viernes, 24 de mayo, ha llegado a las salas de cine Aladdin.
Para la ocasión, el estudio ha apostado por dos caras poco conocidas para los papeles de Aladdin y Jasmín: Mena Massoud y Naomi Scott. Pero no son los únicos, Will Smith se ha metido en el papel del genio (y es una de las mejores cosas del remake).
Pero si hay algo que como espectador me ha llamado la atención ha sido el protagonismo adquirido de Jasmín. Disney sabe que los tiempos han cambiado en los 27 años que separan a las dos cintas. Ya lo vimos con la Bella de Emma Watson y ahora con la princesa de Agrabah.
Es verdad que Jasmín no fue la típica princesa cuando salió la película en 1992: tenía un tigre, llevaba pantalones y le gustaba escaparse de palacio para ver el mundo. Pero más allá de eso, los espectadores solo la veíamos a través de los ojos del protagonista, Aladdín. No sabíamos qué ambiciones tenía ni de lo que era capaz esta mujer. Era una secundaria más, un trofeo, en un mundo de hombres.
La nueva versión de Aladdin, va mucho más allá. El mayor deseo de Jasmín es convertirse en sultana en un mundo donde las leyes prácticamente le prohíben abrir la boca. Ella no quiere ser “la esposa de”, sino una líder que quiere escuchar a su pueblo. Que sí, que en este remake del clásico Disney, también se enamora y se va en alfombra mágica a cantar eso de “un mundo ideal” (¿quién no lo haría?), pero eso es solo la punta del iceberg de un personaje más complejo.
Pero por si alguien no había visto las intenciones de Disney de crear un personaje lleno de Girl Power, para que quede bien claro, han añadido una nueva canción al personaje: No callaré (interpretada de manera espectacular en la versión en castellano por Nikki García)
“La ley escrita en la piedra está, con leyes que el tiempo no cambia. Solo podrás oír, ver y callar, pero esa historia se acaba”, comienza cantando la princesa en un momento culmen de la cinta. Parece que el personaje de Naomi Scott está haciendo un ejercicio de metaficción cantando por todas aquellas princesas que solo callaban mientras sus príncipes iban a vencer a los enemigos. Los tiempos han cambiado y ellas no se van a quedar de brazos cruzados mientras ellos se llevan toda la gloria.
Sin lugar a dudas, el protagonismo de Jasmín es uno de los grandes cambios de la película. Las princesas han empezado a salir de sus torres para gritar que, al fin, son libres. Ya no necesitan un príncipe Alí para reinar, ahora son ellas las que toman las riendas al grito de No callaré. Con el tiempo no necesitarán alfombras mágicas que las lleven a un mundo ideal…
Alberto Palao
Periodista musical. Me gusta comer burritos y escuchar canciones cortavenas. Encuentro todo tipo de...