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Los biopics musicales, ¿la salvación de la industria musical?
La prensa extranjera así lo atestigua y lo estudiamos
La industria musical vive en una crisis económica perpétua desde hace cerca de dos décadas. Primero fue la piratería, después siguió siendo la piratería y los servicios de streaming que revertían una ínfima cantidad de dinero a las grandes discográficas y a los artistas. Ahora, en la actualidad, a todo eso hay que sumarle que los hábitos de los más jóvenes pasan por Youtube o Tik Tok, herramientas ambas que ni siquiera pueden llegarse a monetizar tras varios cambios de algoritmo y condiciones de uso.
Dice Billboard, la santa Biblia de la música y una de las listas de éxitos más a tener en cuenta, que la solución de la industria musical pasa por la creación desde Hollywood de biopics musicales. Biopics que llevan años entre nosotros – allá quedan La vie en Rose o Dreamgirls – y que han visto las puertas del paraíso con el boom que supuso esa fantasía alrededor de Freddie Mercury que fue Bohemian Rhapsody.
Una película que ha superado los 900 millones de dólares en taquilla a pesar de quedarse sin director – Bryan Singer – durante el rodaje y de no haber sido recibida de buena manera por los críticos. Porque, todo hay que decirlo, Bohemian Rhapsody no es un buen biopic – deja fuera los aspectos más polémicos de la vida de Mercury- y ni siquiera es un buen musical. Pero ha unido a varias generaciones bajo el manto de las tonadas de un grupo que nunca estuvo olvidado pero que no veía un boom semejante quizá desde comienzos de los 90 con la muerte de su frontman. Ha apelado a una memoria colectiva y le ha salido muy bien.
A finales de diciembre The Guardian daba la buena noticia. Buena para 20th Century Fox, estudio encargado de la película, y para Brian May, quien había financiado casi en su totalidad Bohemian Rhapsody como productor ejecutivo. Bohemian Rhapsody – ahora la canción, no el largometraje – se convertía en la canción del siglo XX con más reproducciones en servicios de streaming de la Historia. Si a eso sumamos que las reproducciones automáticas encadenarían ésta con múltiples canciones de Queen es de esperar que la banda viviera entonces – y hasta ahora – un resurgir de sus canciones como no se podrían haber esperado.
El 31 de mayo llega a las salas Rocketman, la fantasía biográfica de Elton John tras la que el propio cantante ha estado involucrado hasta la médula. Una película que ya antes de llegar a las salas ha lanzado en todas las plataformas disponibles su banda sonora – que no es otra que los grandes hits del cantante británico – con el añadido de que su música ahora también la canta el actor que le da vida en la gran pantalla, Taron Egerton. Aquí cantan al alimón tanto el cantante – que a sus setenta canta más bien poco – y el oven bien parecido que lo interpreta.
¿Podría ser este otro boom de reproduciones de canciones como, valga la redundancia, Rocketman? Por el momento tampoco es que las cifras se hayan disparado y bien es cierto que las escuchas de Elton siempre se han mantenido estables. También habría que tener en cuenta que aunque Rocketman de mil vueltas a Bohemian Rhapsody en calidad como película y como musical, el efecto sorpresa en su audiencia potencial se ha perdido tras las desventuras de Queen por lo que los números podrían llegar a no ser tan buenos.
Otros que verán subir, aunque sea por poco, las reproducciones de sus canciones son The Beatles. Éstos ni siquiera aparecen en la próxima película de Danny Boyle que se estrena el 5 de julio en España, Yesterday, y que vertebra toda una historia de éxito de un cantante desconocido en torno a las conocídisimas canciones de los de Liverpool. Porque aquí el protagonista se aprovecha de que un apagón en el planeta hace a todos olvidar las canciones del quinteto y las hace pasar como propias.
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Eso sí, ¿a alguien se le ha olvidado Let it be o Yesterday en todos estos años? Es probable que el consumo de canciones de The Beatles no aumente en demasía, pero si consigue llegar a las nuevas generaciones a las que esto les suena a chino podríamos estar ante una revitalización de un catálogo que no se renueva desde hace muchos años pues la banda se separó en 1970. Un aumento de la base de fans nunca vendrá mal a Paul McCartney y al resto de herederos del catálogo.
Estos son solo algunos de los ejemplos de películas que están tirando con fuerza de la industria discográfica en la que se viene diciendo desde hace mucho tiempo que no es su mejor época. Parece que los buenos números en taquilla de estos biopics musicales han supuesto un pequeño balón de oxígeno para las discográficas. Habrá que ver si sigue manteniéndose esta tendencia (y nosotros la aplaudiríamos, claro).