Doble expulsión en Masterchef: el ingrediente “maldito” que acabó con Adrienne y Mónica

Ambas concursantes no consiguieron superar la prueba de eliminación tras cometer un terrible error

Adrienne (i) y Mónica (d) tras ser expulsadas de Masterchef 8 / Fotograma del programa (RTVE)

Masterchef no pasa ni una. Es la primera vez que a estas alturas del talent (segundo programa) dos concursantes se van a casa. Con razón todos los que miraban desde la platea no daban crédito. Nadie podía creerse que expulsaran a Adrienne y Mónica de un plumazo.

Aún hay debate sobre si fue justa o injusta la actitud de los jueces. Adrienne, de origen sevillano-belga, era una de las concursantes más prometedoras del programa. De hecho, en la primera prueba individual había demostrado ser, junto a Rosa, la mejor concursante por su Dulce Contraste, un plato dulce con leche de coco, pera caramelizada y puntitos rosas de chocolate con remolacha colmados por una peineta crujiente que hicieron las delicias de Samantha, Pepe Jordi y la invitada de la noche, Tamara Falcó.

Un menú con el que consiguió una de las dos capitanías de la prueba de exteriores. Una capitanía maldita, eso sí. El problemático equipo azul, que ha generado una de las mayores polémicas de la historia de Masterchef por su actitud agresiva y combativa (puedes leer aquí el rifirrafe de los jueces con Iván o la amenaza del cuchillo de Saray), fue el causante –entre otras cosas– de que Adrienne fuera a la prueba de eliminación.

Allí llegó el desastre. Alberto había sido el mejor de los peores en la prueba por equipos y tenía la "ventaja" de seleccionar quién iba a cocinar qué vísceras de pescado. Dio unos ojos de besugo a Luna, un mero entero a Iván y a Adrienne le dio unas tripas de bacalao, uno de los platos más sencillos, según el chef Ángel León.

Sin embargo, mientras los concursantes cogían los alimentos del supermercado, ya marcados con su nombre, Mónica le dijo a Adrienne que no cogiese aún el ingrediente principal y que seleccionase primero con qué iba a cocinar el pescado. Cuando Samantha anunció que tenían que volver a cocinas, Adrienne aún no tenía su ingrediente básico entre manos. Le pidió a Samantha que, por favor, le dejase cogerlo, pero ella fue inmisericorde: las normas son las normas.

Ya sabemos que cuando un concursante no coge su ingrediente principal eso supone una expulsión inminente. Todos augurábamos que Adrienne iba a irse por su metedura de pata, algo que muchos han tachado de injusto (más bien frustrante) por ser una de las concursantes con más experiencia y destreza del talent culinario.

De hecho Mónica, su compañera, arrepentida por ser la culpable indirecta de que Adrienne no cogiese sus tripas a tiempo, se puso a llorar mientras cocinaba. Una distracción que hizo que su plato se convirtiera en un desastre absoluto.

Durante la cata final Adrienne se llevó un rapapolvo: intentó emular las tripas con una pasta pero se pasó con la nata. Los jueces agradecieron que se hubiese dejado el pescado, porque meterlo ahí lo habría estropeado por completo. No fueron más suaves con Mónica: ni siquiera pudieron probar su "guiso" porque estaba crudo, gomoso y la combinación de sabores no tenía ni pies ni cabeza.

Tras una larga, larguísima deliberación, al final Pepe dictaminó la sentencia: "El concursante que no continúa en las cocinas de Masterchef es... Adrienne. Y Mónica". Todos los aspirantes se escandalizaron. "Estoy flipando", dijo Luna. Es la primera vez que hay dos eliminados a estas alturas del programa. Así se equilibra que durante esta temporada hubiese un concursante extra.

Mónica fue la causante del desastre de Adrienne y ni siquiera fue capaz de hacer un buen plato. El karma fue instantáneo, y las dos mujeres tuvieron que colgar el delantal negro a la espera de probar suerte de nuevo en la repesca, todo ante al sorpresa de sus compañeros.