5 consejos para perder el miedo a hablar en público
Un gran reto para todas las personas que temen expresarse delante de otras
Hablar en público es una actividad que para muchas personas supone un auténtico quebradero de cabeza y de la que, normalmente a causa del miedo, no se suele sacar todo el partido que brinda una oportunidad como la de poder expresar tu proyecto, idea u opinión con tus propias palabras.
Es innegable que tener una buena oratoria viene en una gran parte por la personalidad de cada uno, como una capacidad innata. Pero es no quiere decir que no existan trucos para hablar mejor ante un público o, incluso, para perder el miedo a hacerlo.
Consejos para hablar en público con éxito
Presentaciones, reuniones o ponencias pueden ser una gran oportunidad profesional, pero también un gran reto para todas las personas que temen expresarse delante de otras. Apunta estos tips y tendrás gran parte del éxito asegurado:
Organiza lo que vas a decir
Cuida los tiempos y, en función de la duración de tu intervención, ordena todos los puntos que quieres tratar. Recuerda siempre dejar un espacio final para preguntas. Y, ante la duda recuerda el dicho: lo bueno y breve, dos veces bueno.
Ensaya
Si tienes miedo a hablar en público, ¿por qué no practicar antes? Igual que no te presentarías a un examen sin haber estudiado, practicar el discurso o ponencia en un entorno tranquilo como tu casa te hará ganar confianza. ¿La mejor forma de practicar? ¡Delante de un espejo!
Haz ejercicios de respiración y relajación
Te ayudarán a mantener la calma antes de enfrentarte a hablar en público. Además, una buena respiración te ayudará a pronunciar con fluidez el tu presentación.
Usa elementos de apoyo
Una presentación de PowerPoint, gráficas o imágenes sostendrán tus palabras y te harán mantener la calma con más facilidad. Pero, cuidado, son elementos de apoyo y nunca debes utilizarlos para leer el discurso. Debes hablar con el público, no leer.
Vístete con ropa cómoda
Aunque sea un evento formal o una reunión de trabajo de carácter serio, vístete con ropa que usarías cualquier otro día en el trabajo, es decir, con prendas que te representen. Vestirte como si te estuvieras disfrazando para la situación puede hacer que estés más pendiente de tu outfit que de otra cosa.