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Joel Bosqued (‘Madres’): “Va a llorar muchísima gente porque es de estas series que te cogen un poco el pecho”
El actor reconoce que ha sido un trabajo extenuante
Madres se ha estrenado finalmente en abierto, en Telecinco, después de haber pasado primero por Amazon Prime Video. Distintas maneras en las que madres muy diferentes se enfrentan a las enfermedades de sus hijos, ingresados en un hospital. Anorexia, cáncer, despertar de un coma… dramas que pone de relieve la fragilidad de las familias en situaciones tan trágicas.
Joel Bosqued da vida a un adolescente que despierta tras pasar un año en coma. La recuperación es complicada y volver a reencontrarse con una vida que ha seguido mientras él no estaba, supone un reto difícil de afrontar. El actor reconoce que ha sido un trabajo extenuante.
Estrenas en abierto una serie muy emocional y con tintes muy dramáticos, ¿tú has llorado viéndola?
Sí, yo soy de lágrima fácil y no sé si soy un buen ejemplo. Pero va a llorar muchísima gente porque es de estas series que te cogen un poco el pecho. Entre una montaña rusa, unos pelos de punta… es como que te toca.
Tu personaje sale de un coma después de un año, ¿has llegado a entender lo que se siente?
Es un tema complicado. Lo he vivido desde la ficción, pero creo que es un tema muy complicado de asimilar. Físicamente parece lo más complicado visto desde el exterior, hasta que te vas recuperando cien por cien y si llegas a recuperarte. Pero luego, emocionalmente… para ti no ha pasado el tiempo, pero la vida avanza y cambia. Has perdido un año de tu vida y te encuentras emocionalmente con todo lo que tienes que afrontar. No es una serie de una acción tremenda como en otras que he hecho, pero emocionalmente acaba destrozado.
Ha sido un personaje difícil…
He pasado muchos capítulos en la cama, luego en la silla de ruedas, luego con el tacataca, luego con las muletas y al final estoy más o menos bien. Para mí levantarme a las cinco de la mañana, activarme, desayunar, estar con mis perros, irme de casa, llegar al trabajo, me peinan, me maquillan, voy al set y, de repente, en el set, me meto en la cama. Mi cabeza decía, ‘vale, estás currando’, pero el cuerpo es inevitable que al tumbarse se relaje. Tenía unas luchas internas tremendas que me dejaban el cuerpo hecho polvo físicamente. Aparentemente no, pero ha sido duro.
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En algún lado leí que tienes dos motos, una moto de carreras, tres coches, una furgoneta vivienda, una bicicleta e incluso un monopatín eléctrico. Está claro que te gusta el motor, ¿ha cambiado tu percepción tras este personaje?
Con la edad ha cambiado mucho. Yo hace años me iba a esquiar, ahora voy a hacer 31, e iba sin casco y ahora todo lo hago con casco, desde salir a correr a montar en moto. Todos los vehículos de motor dan mucho respeto y tengo la suerte de poderme mover mucho y viajar mucho y me asusta y le tengo mucho respeto. Ahora estoy con el tema del cambio climático que no me siento muy feliz conmigo mismo por los motores y lo que conlleva. Si tengo este lado del motor que llevo en las venas y me gusta, pero… ha servido mucho para cambiar.
Dices que estás a punto de cumplir 31 años, pero tu personaje es un adolescente, ¿cómo te adaptas?
A mí me encanta y es todo un reto porque los adolescentes se mueven de una manera. A nivel interpretativo lleva un trabajo y un sobre esfuerzo que no tiene nada que ver conmigo y es un reto. Pero es cierto que tengo muchos amigos pilotos que, por desgracia, un par de ellos están en silla de ruedas y te da ese coraje. Son medios de transporte que son muy peligrosos.
Madres y motos son una relación complicada, ¿tu madre te ha dado mucho la vara en este sentido?
Todo va cambiando y va evolucionando en muchos aspectos. Yo siempre he vivido a las afueras de las ciudades, más tipo pueblo y desde muy pequeño… y si además a tu padre le gustan las motos, pues vives ese momento… siempre me han educado mucho con el tema del casco, yo no concibo ir en la moto sin casco, sin embargo, en mi adolescencia, en el pueblo, no se llevaba casco. Igual no tenía la mejor moto de calle, pero tenía la moto con la que podía ir al circuito con mi padre y ahí tienes que llevar casco sí o sí. Siempre he vivido el lado del motor delas carreras, como aficionado, y ahí es fundamental, mi madre me ha concienciado mucho.
¿Qué te ha enseñado Carmen Ruiz como madre?
Carmen Ruiz es la madre que todo hijo querría tener, y amigo, familia… En este rodaje he tenido mucha suerte porque he conocido gente estupenda, entre ellos, Carmen Ruiz y Antonio Molero. Carmen me ha enseñado la simpatía, la profesionalidad, la educación, la alegría, la tristeza, lo que yo no quiero que me pase con mis hijos si algún día los tengo… me ha enseñado muchas cosas. Es de esas personas que pasan por tu vida y te marcan algo.
¿Qué es lo que más valoras de la tuya?
‘Qué pesada eres, déjame en paz’... pobres madres… es una frase que las machacamos constantemente. El aguantar, la incondicionalidad que tienen muchas… en todas las casas se cuecen habas y cada uno tenemos la familia que nos ha tocado, no se puede elegir… pero el machaque que las hacemos sin necesidad. Es el instinto animal de protección hacia los hijos, por norma general, que cuando nace, mueres con él. En la serie era ‘déjame en paz’, ‘no me toques’, ‘qué pesada eres’… frases típicas de adolescente a sus madres que cuando evoluciona la vida se siguen quedando.
Algunos de tus amigos en el hospital tienen cáncer, ¿cómo lidia alguien joven con eso?
La misma palabra no es bonita. Que le toque a una persona que es mayor y ha vivido y ha podido disfrutar de la vida dices ‘qué putada, qué injusta es la vida’, pero cuando le toca a un niño, imagínate… quizás ellos lo llevan mejor que nosotros porque son niños, pero se te parte el alma. Tengo diabetes y, en su día, estuve bastante tiempo en el hospital, con 13 o 14 años y ves de todo. Tengo lagunas, pero eres niño. Cuando me ingresaron decía ‘¿voy a poder jugar al fútbol?’…ni que hubiera sido futbolista.
¿Crees factible enamorarse en un hospital?
El amor, al final, está en todas partes. Hay gente que ama a una planta y amas a tu colcha de noche, imagínate a personas que hay una atracción física y emocional. El hospital tiene que ser más común que enamorarse en el hospital que en un hospital. Tú te pasas seis horas en urgencias para que te miren la gripe y en ese tiempo te da tiempo a hablar con el de al lado, el de enfrente y el de más allá. Creo que es un sitio que, a pesar de ser un hospital en el que pasan cosas feas, puedes hacer muchos lazos humanos.
Una de las ventajas de la serie es que puede conectar con público de edades muy distintas, ¿no?
Ahora estamos acostumbrados al padre y la madre que cada uno ve su serie por separado, el adolescente ve la suya en su cuarto, el niño lo mismo…esta es una serie que reúne porque, en cierta manera, te llega algo. Te crees lo que pasa y te toca. Hay gente que me ha dicho, ‘la voy a ver por ti Joel’ y pensaba, ‘no le va a gustar nada’, y luego llamarme o escribirme y decirme ‘me ha encantado’. Y son capítulos que no son cortos, son 13 capítulos y dramita… tiene algo que te llega.
Banda sonora de Amaral, ¿has llegado a aprenderte la canción?
Creo que sí, si me la pones seguro que me sé la letra. Ella es una chica muy especial, es una pasada, mola mucho. Soy muy fan y yo quería salir en el videoclip a toda costa, pero no pudo ser. Me hubiese encantado.
Quién dice que no acabes cantándola con ellos en futuras temporadas…
Me encantaría.
Las series de hospitales son un género en sí mismas: ¿Qué series de médicos habías visto tú?
He visto las de toda la vida: Médico de familia, Hospital central… son historia de España. No había visto más que las típicas de aquí porque otras más internacionales no las había visto. En esta cuarentena vi una película de dos adolescentes que tienen cáncer y es un dramón. Te dejan bastante… ‘¿en qué momento he decidido ponerme esto?’. Te dejan destrozado.
¿Dónde te ha resultado más fácil: Un hospital o un internado?
Uaaaa… te voy a decir en las dos. Es muy diferente. Intento ser bastante real cuando hablo de los trabajos que he hecho, si me han parecido un truño hacerlos o si han sido una pasada. Pero justo Madres fue duro, fue muy duro. Hemos hecho dos temporadas, he estado un año currando. Ha sido duro, pero ha habido compañeros de equipo que te salvan eso, pero al final era como ‘necesito acabar, ya está, necesito salir de aquí’. Y luego, cuando acabas, dices, ‘igual no me apetecía tanto acabar’. Y El Internado, que acabo de terminar, ha sido duro, pero hemos estado en el País Vasco rodando y es que, salir de casa y ver esos paisajes… Hago de profesor, que la gente me decía, ‘ya te tocaba, que siempre te tocan papeles de chavalín’, pero es que lo importante es tener la oportunidad de hacer esos chavales y demostrar que lo puedes hacer. En El Internado tengo un personaje que es espectacular, ya lo veréis, es la ostia… Cuando hicimos Los nuestros, el verano pasado, me quedé con ganas de más porque me mola la acción, pero al final era más la historieta de amor que el equipo, que es lo que a mí me gusta.
Te faltaron horas como militar, ¿no?
Nosotros que nos entregamos a tope, yo salí de allí pensando que era militar. Iba por la calle y miraba a la Guardia Civil y la Policía y decía, ‘si sé tres veces más de lo que sabes tú’. Ahí me quedé con ganas de más. Aquí, acabé un poco saturado físicamente.
Y si ahora has terminado El Internado, ¿con qué estás?
Acabé la semana pasada y tenía una peli que, por desgracia, por el tema del covid, se ha pospuesto, que empezábamos ya. Estoy un poco en el aire, pero un mesecito de descanso no nos va a venir mal y espero que Madres haga tercera, cuarta, quinta temporada y sea el nuevo Hospital Central.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...