Especial
Toñi Moreno sobre la maternidad: “Creo que no se ha hablado hasta ahora de la parte menos amable”
Ella lo hace en su libro sobre maternidad pasados los 40
En unos días, Lola, la hija de Toñi Moreno, cumplirá un año. La periodista, uno de los rostros habituales de nuestra televisión, todavía está recuperándose de lo que ha sido un camino difícil. Siempre tuvo claro que quería ser madre, pero la conciliación laboral lo fue retrasando. Lo intentó con 35 años, pero no hubo suerte. Diez años después, volvió a insistir. Recurrió a la ovodonación y, en el último intentó, consiguió quedarse embarazada no sin antes haber sufrido dos abortos.
Una experiencia que le ha cambiado la vida y que ha querido recoger en su libro sobre la maternidad pasados los 40. Un libro que ofrece el lado menos amable de este proceso. Hay muchos mitos y tabúes sobre el embarazo, el parto y el postparto y ella ha optado por no autocensurarse y se ha abierto en canal para contar la verdad del cuento.
Casi un año después, todavía sigue en el proceso de recuperación y no lo oculta.
Empiezas el libro dejando claro que no eres de las que piensa que la maternidad debe ser el objetivo de las mujeres, ¿crees que algún día ese será un pensamiento generalizado?
Nos estamos acercando bastante ya. Somos nosotras mismas las que estamos dando pasos importantes en eso. Yo no creo que una mujer haya nacido para ser madre exclusivamente, es otro de los dones que tenemos. Me parece que el tema de la maternidad es un don, pero igual que ser padre. Nosotras lo que hacemos es parir, pero yo creo que una puede ser feliz, perfectamente, sin ser madre. Yo antes de que Lola llegara a mi vida, lo era, era feliz con mi trabajo y si no hubiera conseguido quedarme embarazada, exactamente lo mismo, hubiese buscado la felicidad en muchas cosas que me gustan.
Maternidad después de los 40… ¿te sientes excepción o es algo ya normalizado?
Yo creo que cada vez está más normalizado. He escrito este libro porque me escribían muchas mujeres precisamente por eso, para preguntarme cómo lo has hecho, cuál es el sistema, cuál es la clínica… porque por el tema del trabajo las mujeres hemos ido retrasando, cada vez más, el hecho de ser madres. Mi razón, exclusivamente, ha sido por un tema laboral. Trabajo en la comunicación y cuando de repente tenía un programa que funcionaba, no me atrevía a quedarme embarazada no fuera a ser que perdiera el sitio. Y cuando estaba parada, no me atrevía a quedarme embarazada porque, Dios mío, cómo mantengo yo estoy y quién me va a contratar embarazada. Compaginar el trabajo con quedarte embarazada, es una asignatura pendiente todavía para nosotras.
Ahora que has pasado por ello, ¿no crees que si lo hubieras hecho antes no hubieran cambiado tanto las cosas en el terreno laboral?
Ahora, con el tiempo, pienso que lo tenía que haber hecho mucho antes porque, ¿cuál es el mejor momento para quedarte embarazada? Pues chica, el momento que elijas. Ahora que sé lo que sé, pero claro… ahora voy tarde… me hubiera quedado embarazada mucho antes. Si pudiera dar marcha atrás, yo creo que me quedaría embarazada mucho antes.
Cada vez se habla más de la maternidad en todas sus vertientes, pero sigue habiendo muchos temas que parecen tabú, ¿por qué crees?
Creo que no hablamos abiertamente de la depresión postparto porque queremos mostrarnos fuertes, porque se nos exige que seamos fuertes. Creo que hay un poco de todo. Hay un poco de herencia cultural del machismo y mucha autocensura nuestra. Uno de los ejercicios que he hecho a través del libro es hablar sin tapujos de algo que me parece lo más normal del mundo.
En mi primer embarazado yo pedía que me sacaran el alien que llevaba dentro y luego me sentía mala madre. Hay mucho sentimiento de culpa también, ¿no?
No me dan miedo cosas como guerras, he estado en Afganistán, para ese tipo de cosas me encanta mi profesión y soy muy arrojada, pero luego, para hacerme la depilación con cera me llevo tres o cuatro días mentalizándome porque me pongo mala, el dolor físico es superior a mí. Toda mi familia me decía, tú eres consciente de que te vas a quedar embarazada y tienes que parir y yo decía, coño, si ha parido todo el mundo, yo también pariré. Cuando fui al hospital, pasé un embarazado tan jodido que cuando iba al hospital yo iba como si fuera la feria de abril, contentísima, porque yo decía, esto va a durar 24 horas, pero se acaba ya. Si tengo que elegir entre embarazo, parto y posparto, le mejor es el parto. Además, es que mi niña se movió la noche anterior… estaba perfectamente colocada… yo pedí que me provocaran el parto porque no podía moverme. Yo me llevé la semana antes que no podía moverme del sofá y dormía en el sofá. No me podía acostar y dormía sentada.
Al final tuvieron que hacerte cesárea…
Cuando llegamos, me dijo la doctora, ‘la niña se ha movido y hay un riesgo muy grande de que te provoquemos el parto y la niña encima se lastime’. Además, me dijo, ‘le puede pasar un poco lo que le pasó a Falete en el brazo’. Y yo le dije, ‘bueno, pues lo que tú me digas’. Me cagué y me hicieron la cesárea. Para mí mi parto fue precioso, yo no me enteré.
Y en el libro mencionas que incluso eso te hizo sentir culpable por no haber pasado por un parto natural.
Otra de las cosas. Es que antiguamente, la que paría por cesárea le daba vergüenza decirlo porque parecía que no habías parido. Y no señores, una cesárea es un parto y tu cuerpo también se tiene que recuperar de una cesárea. Yo lo estoy pasando fatal. Me dijeron, ‘el cuerpo tarda en recuperarse un año’. Pues no, conmigo no. Estoy ahí peleando por los lumbares, el suelo pélvico, esto es un mundo. La gente a veces me dice, ‘qué quejica’. No, yo no soy quejica, pero es la realidad de lo que vivimos las mujeres. ¿Por qué lo vamos a esconder y no lo vamos a contar?
Dicen que el embarazo es el mejor estado de la mujer…
Yo entrevisté a Susana Díaz para Lecturas y me dijo que el embarazo era su mejor estado. Pero a mí no me ha pasado y no pasa nada porque cada una cuente su realidad. Lo mío no es lo general, pero lo suyo tampoco. Aquí salimos todas monísimas, estupendas… yo el día que salí por la puerta del hospital, me maquillaron y todo para dar una buena impresión, pero yo iba muerta. Y decían, ‘está llorando de la emoción’. No, estaba llorando de dolor.
Ana Rosa Quintana y Anne Igartiburu como referentes, madres a los 48 y a los 46… ¿inconscientes, heroínas…?
Ni inconscientes ni heroínas. Siempre digo que la maternidad es el acto de locura más maravilloso del mundo, pero a todas las edades. Cuando tienes un hijo la vida te cambia tengas 40 o tengas 20, a cualquier edad. Repetiría millones de veces. Debe haber una hormona, que yo no sé cuál es, que hace que se te olvide lo malo. Es un acto maravilloso de amor. Es verdad que yo la hubiese tenido antes y recomiendo ahora a todo el mundo que tenga hijos cuanto antes, pero creo que ahora no se es joven o mayor por una edad, es por cómo te cuides. Yo he cambiado mis hábitos de alimentación, de deporte…a lo mejor tarde, pero nunca es tarde. Yo quiero estar joven y ágil. Ahora con el postparto y las lumbares, si me hija tira los juguetes al suelo, ahí se quedan. No puedo más con la vida, y no quiero que eso me pase. Yo quiero que cuando mi hija sea un poco más mayor y quiera hacer algún deporte, yo pueda acompañarla y para eso me tengo que poner las pilas.
El libro lleva una parte que escribe Raquel sobre nutrición y ejercicio que parece imposible de cumplir. ¿Tú lo has logrado?
No es imposible, Raquel lleva a mucha gente y no lo es, aunque para mí sí lo fue. Yo no hice nada de lo que Raquel me dijo, primero porque cada vez que quedábamos para hacer deporte, yo no podía moverme de la cama de la fatiga tan grande que yo tenía y luego, lo de comer, los primeros meses me puse 10 kilos y ya me dijo Raquel, ‘párate porque esto es una locura’. A partir del tercer mes me alimenté de pepinillos. Yo no soy un ejemplo de nada, pero lo que Raquel escribe en el libro sí que hay que hacer todo lo posible por seguir sus indicaciones porque luego lo notas.
¿Has vuelto a comer pepinillos con natillas?
Nunca más en la vida. Pepinillos es una palabra que yo no he vuelto a nombrar porque ni siquiera nombrarla. Te voy a decir otra cosa, me pasa…es alucinante todavía… me pasa que abro el armario y veo alguna ropa del embarazo, tipo jerséis anchos y no los puedo ver… lo pasé mal.
Hablas de temas polémicos como el de la subrogación gestacional y te mojas apostando por ella, pero sin cobrar, ¿te han criticado mucho por eso?
Entiendo que es un tema muy controvertido y tengo una experiencia. Conozco a varios amigos que lo han hecho, entre ellos Poveda, que a ellos les duele cuando hablan de este tipo de cosas y dicen que son hijos comprados. Son hijos del amor, cuando uno quiere ser padre o quiere ser madre, es un acto de amor. Sí te digo que estoy en contra absolutamente de cualquier explotación de la mujer y claro, mientras haya una transacción económica, es muy difícil controlar eso. Sé que por ejemplo que, en Estados Unidos, la experiencia que he tenido con un reportaje, era una experiencia regulada. La gestante era una persona que no necesitaba el dinero y que lo hacía por convicción, pero es el caso que yo conocí. Luego he visto reportajes en la tele de otro tipo de historias. Dos ideas claras. La primera, estoy en contra de la explotación de la mujer, creo que hay que regularlo de una manera severa, pero hay que hacerlo porque hay una necesidad. Hay muchas parejas de chicos que no tienen otra manera de ser padres porque adoptar entre dos personas del mismo sexo es prácticamente imposible. Hay que regular la historia.
También haces referencia a las preguntas incómodas que a veces te hacen en redes sociales, ¿cómo has vivido todo el proceso en este mundo virtual?
Me he endurecido con el tiempo con el tema de las redes sociales porque como soy tan activa… por ejemplo, el libro lo he escrito y ahora lo he releído y me he echado las manos a la cabeza porque he dicho, ‘ay que ver cómo me he abierto’. Lo he escrito en el confinamiento, con las hormonas hasta arriba, mi copita de vino, mi proceso de catarsis…me he abierto en canal. A lo hecho pecho, na vez que abres esa ventana hay que ser honesta. Hay gente que es ofensiva y a esa gente no le doy nada, ni un segundo en mi cabeza. La gente que expresa su opinión tengo que encajarla y aceptarla, pero hay un límite, la ofensa y a esas personas no les doy ni medio cuartelillo.
El embarazo está muy lleno de mitos y leyendas, tú desmientes, por ejemplo, el de que los ardores y los niños peludos van unidos. La de cosas que llegamos a oír en los embarazos…
De todo, y lo de los antojos, pero yo creo que es parte de la cultura. Mi niña no tuvo especialmente mucho pelo cuando nació. Yo me la imaginaba con un melenón negro y cuando nació era rubilla y sin mucho pelo. Son mitos, no sé de dónde vienen, pero son graciosos. Los ardores ya te digo que existen. Yo me metía en internet y leía, los tres primeros meses, náuseas y vómitos. En el cuarto mes terminan y en algunos casos hay ardores. Cuando tenía las náuseas y los vómitos, decía, prefiero los ardores, porque no los conocía. Cuando llegaron los ardores decía, ‘uy, yo prefería los vómitos’ porque vomitaba y me quedaba tranquila. Era un sinvivir. Pero ahora veo a mi niña, que duerme con ella… los pedagogos me van a matar, fatal, pero duermo con ella y no tengo ninguna intención de cambiarlo por ahora. Me levanto por la mañana que me despierta ella a hostia viva, que es muy grande y cuando le veo la cara es un momento de felicidad.
Una madre está en continuo escrutinio con cada cosa que hace. Por ejemplo, tú recibiste críticas por volver al trabajo tras la cuarentena, ¿por qué hay tanta intromisión en este tipo de decisiones?
Te lo contesto muy rápidamente. Recibí muchas críticas que decían que tenía que dar ejemplo porque soy pública y tenía que disfrutar de los cuatro meses de permiso que tanto nos ha costado conseguir. Estoy de acuerdo, pero mire usted señor, soy familia monoparental, soy autónoma, ¿usted me va a pagar a mí los pañales? Yo estoy a favor, pero como yo no me lo puedo permitir…usted no sabe la economía de mi casa y no sabe cuál es mi situación. Me incorporé cuando la ley me permitía incorporarme y cuando yo me encontré con fuerzas para incorporarme. Creo que no debemos juzgar a nadie porque cada uno tiene sus circunstancias.
Tú has emprendido esta aventura como madre soltera, ¿has echado en algún momento de menos hacerlo en pareja, otro de los estereotipos familiares?
Creo que todas las embarazadas en algún momento se sienten solas, aunque lo estén haciendo en pareja. Como mis circunstancias han sido las que han sido no te puedo decir cómo hubiera sido de otra manera.
Una palabra que se ha instalado en tu vida a raíz de ser madre es la de MIEDOS, ¿es posible no sentirlos?
Creo que no. Intento no ser una madre miedosa para mi hija. Ahora está aprendiendo a andar y vivo con el ‘ay’ permanente e intento que no me vea porque yo no le quiero transmitir miedos. Quiero que sea una niña arrojada y valiente. Tengo miedo al aire. No he sido una personan temerosa nunca ni he pensado en la muerte nunca y ahora es como ‘no me puede pasar nada’. Tengo más cuidado en todo.
Lo que está claro es que Lola va a comer muy bien porque entre tú y María del Monte triunfáis en los fogones, lo vimos en Nochebuena, pero, ¿te queda tiempo para cocinar en casa?
Estoy cocinando más que nunca porque a la chiquilla la estoy compensando a la pobre porque con eso que no le he dado el pecho. Lo que hago es hacerle la comida ecológica yo. Una vez a la semana hago yo mi verdura, mi carne, mi pescado con su verdurita, congelo y ya tiro toda la semana. Me gusta la cocina, me relaja mucho. Me gusta comer y si me gusta comer, es lógico que me gusten los fogones.
Has hecho muchísimas entrevistas con todo tipo de personajes, ¿crees que se habla lo suficiente de la maternidad y la paternidad?
Creo que no se ha hablado hasta ahora de la parte menos amable de la maternidad y creo que es una cosa de la que también tenemos que hablar. Pero creo que cada vez hablamos más de todo sin ningún tipo de tapujos, no me he sentido coartada.
¿Cuál es el mensaje que te gustaría que calara con este libro?
Es un camino duro pero el más maravilloso del mundo, repetiría mil veces. Es más duro de lo que pensaba, lo más duro que he hecho en mi vida, pero lo más bonito.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...