Andrés Suárez: Su nuevo libro nos invita a hablar con él de pandemia, sexo, alcohol, terapia o música
‘A través de los ojos’ recoge una colección de relatos llenos de emociones y sentimientos
Andrés Suárez es una persona intensa, lo sabe cualquiera que le haya escuchado hablar en alguna ocasión o, incluso quien disfrute de sus canciones o sus libros. Vive la vida sintiéndola al máximo y eso se refleja en sus trabajos a los que traslada su forma de entender la vida.
Honestidad, pasión, cercanía o implicación son cualidades inherentes a su persona y es lo que observamos en su segundo libro: A través de los ojos. Una colección de relatos, escritos durante la pandemia, que exponen la mirada de muchas personas que le tocan con sus historias. También las suyas propias.
Hay sufrimiento, el que nos rodea en estos tiempos tan complicados, pero también hay un intento de no regodearse en eso y buscar lo positivo, lo que nos haga evadirnos. Hay denuncia, hay reflexión y hay historias duras, pero también hay risas y ternura.
Y, además, llega acompañado con su propia banda sonora, un tema que lleva el mismo nombre y que resume su sentir de estos días. Como es habitual en él, nos ha reservado un hueco para charlar de todo esto como quien habla con un amigo de toda la vida.
El último año ha sido muy jorobado, en general, pero si nos tuviéramos que quedar con lo bueno, ¿qué has tenido?
Entender ahora más que nunca que necesitamos una evasión, un concierto, una guitarra, una canción, un libro, la poesía, el cine, el humor… los necesitamos. Ya llevamos un año. Espero que no sean dos o tres, entonces, cada vez más, lo tengo que practicar, cuando tengo días de bajón… que los tengo… hace dos o tres días, me hundí, me vine abajo, un día de estos nublados en Torrelodones, tuvo un día mal…y lo hablé con una amiga y me dijo ‘ponte inmediatamente Odio de Dani Rovira’. Me puso Odio, un monólogo de hora y media y durante una hora y media estuve llorando, pero de la risa. No me acordé de nada, del miedo, de la ansiedad, ostias si nos hace falta.
A través de los ojos, se llama el libro. Dicen que son el espejo del alma, ¿te colocas como observador, como intérprete de miradas…?
La historia real es que, a finales de 2019, incluso un pelín antes le cuento a Gonzalo Albert el proyecto. Cuando tú cantas… cuando podíamos ir a los bares, discotecas, y nos abrazábamos después de los conciertos y hasta ligabas o surgía el amor… la gente me contaba que a través de los ojos de mis canciones había superado un cáncer, por ejemplo, había superado el miedo a una denuncia por maltrato, se habían casado, habían engendrado vida… yo nunca pensé que una canción mía pudiera llegar a tanto y eso es real, me lo contaban a los ojos en un bar. Quería que este libro fuera un homenaje, en vida, a la gente que me escuchaba. Se coló una pandemia mundial y tomo prestada la mirada del 2020.
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El libro llega acompañado de banda sonora. Un tema que lleva el mismo nombre. “Qué me depara la vida si no la muerte”. Ese es el primer verso. ¿Tú qué estás, en modo pesimista?
Empezó siendo una especie de balada y con Tato Latorre fue cambiando. Creo que la frase es muy sentenciadora, tiene un peso brutal el comienzo, me gusta mucho que sea así, porque te atrae, pero nos lo llevamos a algo más optimista, con ritmo, con una producción con compresión muy moderna. Lo otro es super fácil. Que esa frase ya te haga picadillo el resto de la canción, que también me gusta porque ya sabes lo intenso que soy, acaba la canción ‘que habla de ti, que habla de más, qué lejos queda la libertad’ y me imagino a la gente con las manos arriba y el Palau de la Música pegando botes, en la silla, pero pegando botes. Así que comienzo con ‘qué me depara la vida si no la muerte’ hasta entonces ‘que me quiten lo bailao aunque sea con mascarilla’.
Es un libro que recoge muchas emociones, sensaciones, historias, ¿cómo lo has condensado en una canción?
Primero hay frases literales prestadas del libro, porque primero fue el libro, y en otras, hay un pequeño giro. Por ejemplo, en el libro está ‘sobreviví a una pandemia, pero no a ti’ y en la canción está ‘sobreviví a tu condena, pero no a ti’, hay pequeños guiños. Al haber publicado dos libros ya soy escritor de libros, no sé si buenos o malos, pero escritor de libros cada tres años y soy un creador de canciones y quería demostrar que de algún modo se tocan.
Dicen que las consultas de terapia psicológica se han llenado en estos meses. Tú dices que llega un punto en el que la psicóloga no te puede ayudar, ¿quitando la esperanza a los que esperan solucionar sus problemas así?
Todo lo contrario… lo que viene a decir es que los cantautores, o escritores o creadores, no me gusta mucho la palabra artista, no sé si podemos ser ayudados. Hablaba con una amiga al principio de la pandemia, un día especialmente duro, y ella que es mi mejor amiga y es psicóloga, empezó a darme motivos para luchar… ‘tienes calefacción, papel higiénico y wifi, con eso pasas la pandemia’, y a pesar de que me animó y me puse en pie seguía buscando motivos para crear una canción sobre lo que estaba sintiendo. Lo que me decía, llorando de la risa, ‘parece que necesites estar mal para crear una canción’. Igual tiene razón.
Al principio de todo esto creaste un grupo de whatsapp al que llamaste ‘paciencia’, ¿sigue vivo o la paciencia se acabó?
Sigue vivo, yo tengo más amigas que amigos y tengo cuatro amigas que cuando escuchen esto me van a matar porque son muy tímidas y en este momento de estar solo, con esta hiperactividad que tengo hablando con el radiador, ya no puedo más y un día inventando aquí la hora del vermú, la hora de la caña, la conferencia… de repente monté un chat sin consultar ni nada y le di a video llamada y comenzó una de las tardes más maravillosas en la que no pude parar de llorar de la risa. Me sentí muy acompañado. Yo vivo solo y a partir de tener la suerte de la sierra, me levanto y me acuesto solo y claro que somos seres sociales y no podemos olvidar que esta mierda va a pasar. Volverán los abrazos, recuerda los días de pantalla y cristal para tirarlo a la basura cuando te digan que esto ha pasado e inundemos las calles de baile, música, lo siento por los vecinos, y que nazcan muchos niños.
Hablas de esa soledad en pandemia del que vive solo y en libro recoges un momento de soledad del artista cuando baja del escenario y vuelve sola a su casa o al hotel. Es una imagen muy dura, ¿no?
En uno de los momentos de ego, auto lástima, de flagelarte, de ‘los conciertos estamos fatal, cuándo volverán…’, me acordé de los conciertos. Un momento increíble fue haber llenado el Wizink Center en el que canté con Joan Manuel Serrat y me acordé de ese momento. Se me pusieron los pelos de punta, me emocioné. Ese día después de cantar con Serrat para más de diez mil personas que gritaban y te aplaudían cada tres minutos, que es lo que dura una canción, me recogió un coche por la puerta de atrás del Wizink y me dejó en mi casa. En mi casa hay un silencio sepulcral, se escucha la electricidad del cable de fuera, y ya nadie aplaudía ni preguntaba por el niño de Pantín. En absoluto pretendo dar lástima con esto, pero esta gente que se enfada contigo porque te dedicas a algo que tiende al éxito, la popularidad, al aplauso a veces fácil o a una masa que considera que lo estás haciendo bien, les quería mostrar el otro lado, pero sin dar lástima alguna.
El libro toca muchos temas, pero hay como tres pilares recurrentes. Uno es Galicia. ¿Es fácil escribir sobre la tierra de uno?
Es necesario. Para mí casi obligatorio. Últimamente me está doliendo y como soy cantautor me regocijo en el dolor y le doy al repeat. No estuve en Navidades en casa por decisión propia. Estuve dos días viendo a mi madre que estuvo trabajando la primera y la segunda ola. No abracé a mi madre, ni a mi padre, que son alto riesgo. Llevo un año sin abrazar a mi madre. Uno la ve a través de la pantalla, un mes, otro y te va haciendo gracia, un chiste, pero uno llora después a solas.
Otro de los pilares es el sexo.
Me has pillado. si hacemos esa comparativa entre mi planeta musical y literario, por decirlo de algún modo, este último disco que a mí me gusta mucho, está la historia de Calella, que es un polvo en la playa de Calella amaneciendo que casi nos pillan. Está la historia de Nina… No entiendo la gente que se ruboriza o se incomoda, entiendo una parte de timidez. A mí me pasa, yo me ruborizo cantando Nina porque estoy describiendo un polvo literalmente, pero hay un grupo de Facebook que me encanta, que tiene 12 hijos y se ruboriza al oír la palabra sexo, no lo entiendo. Me parece algo tan magnífico, tratado siempre desde…bueno es que el sexo siempre es amor para mí y el amor lo es todo, perdona el momento Walt Disney. El sexo es el amor más puro y la práctica del amor y no hablar de eso… A mí me gusta mucho el sexo, perdóneme el oyente.
Ahora con tanto distanciamiento, el que no tiene pareja estable, lo tiene jorobado…
Ha sido muy jodido y creo que se nos nota a todos, a mí por lo menos. Somos animales sociales, la gente salía antes a un bar y conocía a gente y ahora… yo el sexo de pantalla no lo he practicado, conciertos de pantalla sí, pero sexo, no.
Y el tercer pilar: la bebida. Hasta en el video lyric tenemos una botella de vino.
Es un vicio confesable, no una adicción peligrosa. En ningún momento hago apología de nada. Hago apología de la libertad. Yo no voy a hablarte de la noche, de lo que viví y mucho menos adoctrinar. Yo lo he vivido todo, me fui de casa con 16 años a trabajar en orquestas, trabajar en escenarios, a vivir, a leer, a aprender, a tocar, a besar y viví las noches infinitas, en lugares prohibidos, con los poetas malditos en horas indeseadas y no permito que nadie lo haga. A día de hoy no lo hago, creo que sería un poco lamentable que me vieras con mis 37 años, sería tristísimo. Veo gente anclada en esa noche repetida durante muchos años y no me da la gana. Hago apología de la libertad, consuma lo que le dé gana y haga su vida como le dé la gana y esto incluye, por supuesto, que hablo de las drogas, el sexo, la noche y de lo que quieras, hablo de la libertad. Yo no permito que me eduquen.
No estás muy de acuerdo con que se critique, en general, a la juventud.
Hay un capítulo, ojalá alguien se lo haga llegar, yo no lo conozco, pero no hay nada más cobarde que generalizar. cuando comenzaba esa semi libertad, lo llamaban, que salíamos un poco, hasta las 8, la gente, un sector irresponsable y maligno, egoísta, sobre todo, consideraba que los muertos, los fallecidos y los sanitarios exhaustos les daban igual y tenían que hacer botellón y fiestas y que todo era fenomenal. Y escuchaba a los contertulios en televisión decir ‘los jóvenes nos llevarán al desastre, los jóvenes, los jóvenes, los jóvenes…’. Y salió el caso de un chaval llamado Pablo Alcalde, hijo de una barrendera, que quedó con sus amigos por whatsapp, con 14 años, para limpiar el desorden adulto de una noche. Me hizo llorar de la emoción, fue una lección que jamás olvidaré. Hablaba de lo que sentía por su madre, que llegaba agachada del dolor de espalda por trabajar 12 horas como barrendera. Esa es mi patria.
¿Cuál es el capítulo que has leído más veces?
Te voy a ser sincero, de manera física no releí el libro, igual que cuando hago un disco, no me escucho. No es una falsa modestia, es que tengo tan poco tiempo para todos los libros y todas las canciones…
¿Cuál es el que más te ha costado escribir?
De 583 km, que es la distancia que hay de la puerta de mi casa a la puerta de la casa de mis padres. Me costó mucho. El grito del mar, que es la historia de unas imágenes que no pude terminar de ver. Me he inspirado en muchos titulares de prensa. En mitad de todo esto en el Mediterráneo hay un cementerio diariamente. Y estaba el grito de una madre que había perdido a su hija de 2,3 años que se ahogó delante de ella. Ese es el grito del mar, estaba escribiéndolo y me hizo llorar. Quise que estuviera en el libro, de algún modo reivindicando que, a veces, nos quejamos gratuitamente.
Si las madres entendieran la tecnología, cuántas risas nos robarían, ¿no?
Mi madre, cuando empezó youtube…yo no tengo fans, yo tengo una fan, mi madre. Si vas a mi habitación de mi casa de Pantín, a mí me da un poco de cosa porque tiene todos los recortes puestos, lo guarda todo. Entonces, cuando empezó youtube y me voy de casa a Madrid y me buscaba poniendo ‘mi hijo’. Imagínate en el confinamiento la video llamada de whatsapp, dos meses, casi se me pasa el confinamiento.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...