Locura y misterio en ‘Los Dementes’

¡Qué pocas veces ocurre, pero qué bonito es cuando ocurre! Esa sensación que sientes cuando una portada de un cómic llama tu atención y de repente sabes que tienes que llevártelo.

Esa es mi historia con ‘Los Dementes’. Llamó mi atención en diferentes paseos a librerías; la portada me miraba fijamente allá dónde estuviera y al final, con muchas ganas, sucumbí. De algún modo, sabía que valdría la pena.

Los Dementes cuenta la historia de Ashli, una chica que empieza en su nuevo trabajo como asistente en un centro psiquiátrico y que, por lo que parece, tiene un largo día por delante.

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Al llegar al centro psiquiátrico conoce a parte del personal para iniciarse en los procedimientos básicos y empieza a conocer también a algunos de los internos en el centro, entre ellos a Jerjes, un misterioso recluso que sostiene una improvisada careta sobre cara y que llama especialmente la atención de Ashli cuando percibe que los ojos giran siempre que gira su careta.

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Ya inmersa en lo que parece la locura habitual del centro, saltan las alarmas y la cosa empieza a torcerse de verdad. Los internos quedan libres y los responsables quedan aislados en un ala del centro pero amenazados por la inminente llegada de la multitud.

Me gustaría contar más sobre la historia, pero creo que es buen momento para parar el discurso. Sí puedo decir que el verdadero logro de ‘Los Dementes’ está en la narración, por encima del propio discurso. La historia es tremendamente interesante y crece conforme dejamos páginas atrás, acumulando misterios y los presentándolos con maestría hasta llegar a un final del todo satisfactorio.

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Pero hay algo en el story-telling de este cómic que te atrapa y no te suelta hasta que llegas al final. Una nota continúa de misterio en cada línea de diálogo del guión, un puzzle que casi puedes ver pero del que siempre faltan piezas. Durante toda la lectura del libro tuve presente esa sugerente imagen de la portada; ese cómic que me miraba y que tenía que leer. Ha sido una gran experiencia.

El dibujo de ‘Los Dementes’ puede no ser todo lo llamativo que un potencial lector querría cuando hojea el cómic en la tienda por primera vez, pero creedme cuando os digo que es exactamente lo que la historia necesita. Un dibujo correcto que en ocasiones puede antojarse algo ‘torpe’ o ‘vago’, pero con encanto y que permite una lectura fluida y sin despistes, que es lo importante en este caso.

Y no hay mucho más que decir. Os invitamos a que os deis un paseo por vuestra tienda de cómics habitual y busquéis la portada de ‘Los Dementes’ (seguramente entre las novedades). Notaréis ese picorcito por dentro y la necesidad de comprar. No os preocupéis, es normal.

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