Especial
Mónica Vicente, nos da las claves de su triunfo como youtuber con sus hijos, The Crazy Haacks y Lady Pecas
“Que lo haga un niño solo me parece muy complicado”
Mónica Vicente es más conocida como M de Món en las redes sociales. Y, en el entorno más juvenil o infantil, más todavía como la madre de The Crazy Haacks y Lady Pecas. Sus hijos Hugo, Mateo y Daniela acumulan millones de seguidores en youtube, pendientes de sus contenidos.
Algo que empezó casi de manera casual se ha convertido en un negocio familiar. Y aunque Mónica acaba de comenzar un nuevo camino en la literatura del crecimiento y desarrollo personal con la publicación de su novela Tengo un Ferrari en el garaje, no deja de valorar esta otra faceta como influencer.
Cada vez hay más gente que quiere conseguir logros como los suyos, pero no es fácil. Ella tiene claro que hace falta esfuerzo, un estudio de mercado y un conocimiento claro de lo que cada uno puede aportar como valor único. Hemos hablado con ella para conocer las claves de un mundo aspiracional para muchos jóvenes.
¿Cómo surgió la idea de hacer de la familia un proyecto empresarial?
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No fue una decisión, me llevó la vida. Siempre he trabajado en multinacionales, en temas de finanzas y marketing y he creado mis empresas. Cada vez nos teníamos que mudar a un sitio o un país diferente, hasta cinco veces y yo estaba hasta las narices porque cada vez que empezaba algo, lo tenía que dejar. Cuando llegamos a Irlanda, dije, ‘¿qué hago aquí? No es ni mi idioma. Volver a empezar cuando sé que me voy a mudar dentro de dos años, dices, ya está bien’. Empecé a hacer en youtube unos vídeos de manualidades porque hice Bellas Artes. Vendía cursos de tartas de repostería. Tenía una web donde se descargaban imprimibles para decoración de fiestas, que era lo que vendía en ese momento y hacía vídeos para ver cómo se utilizaban mis productos. Y busqué donde poder ponerlos gratis, te hablo de 2013, y encontré youtube. Se empezaron a ver los vídeos solo para ver cómo yo decoraba fiestas. Empezó a crecer el canal y cuando superé los cien mil seguidores mi hijo Hugo me dijo que ellos también querían un canal. Ellos son británicos y ven muchos canales americanos, y ahí siempre van un poco por delante y había ya canales infantiles y empezamos con su canal. Empezó a funcionar super bien y luego Daniela el suyo y una cosa llevó a la otra, pero no fue planificado, porque yo no sabía ni que se ganaba dinero en youtube. Yo me enteré muy tarde. Lo de voy a ser youtuber, en 2013, no existía.
Cada vez hay más niños que de mayores quieren ser youtubers, ¿crees que son conscientes del trabajo que supone eso?
No. Ahora que Mateo tiene 17 y Hugo va a hacer 16 en noviembre y yo me quiero dedicar al desarrollo y crecimiento personal, les he dicho, ‘chicos, aquí tenéis el canal’, porque hasta ahora lo llevaba yo con mi equipo, que tenía 9 empleados, ya he reducido la plantilla y los guiones, la grabación, la edición, el posicionamiento… hay un montón de cosas, esto no es grabarlo y subirlo. Yo quiero que tomen las riendas porque es muy fácil que mamá te lo haga todo. Ellos dan ideas, pero al final diriges tú y ahora dicen, ‘mamá, pero es que esto es mucho’. No es tan fácil como parece. Que lo haga un niño solo me parece muy complicado, siempre hay unos padres o alguien detrás para hacerlo. Es un trabajo. Pero como todo, a lo que no dedicas tiempo, esfuerzo y foco, no consigues nada. Detrás de un vídeo de 8 minutos hay 8 o 10 horas de edición.
Ahora hay mucha gente compartiendo contenido, ¿cuál es la clave para conseguir las cifras millonarias que tenéis vosotros?
Como casi todo, la constancia y, sobre todo, qué tienes de valor para ofrecer a los demás, porque canales hay 20.000, pero como tú solo puede haber uno. ¿Cuál es tu valor diferencial? Uno será más comunicativo, otro más alegre, otro sabrá cantar, otro bailar, ¿qué te hace diferente y que te guste? Porque se nota mucho si te gusta o no. Tienes que encontrar tu marca personal, en qué eres bueno y ponerlo al servicio. Al final el canal es un paquete, qué colores usas, el branded, mi producto es mi contenido y le hago un paquete y lo promociono. Es tu escaparate. Un contenido es como si vendieras unas gafas, es un producto más. Hay que analizar tendencias y ver qué es lo que le gusta ver a la gente. No hay que pretender gustar a todo el mundo sino buscar tu público y saber con quién conectas. La gente estas cosas no se las plantea y es como vender cualquier otra cosa.
En este caso el producto son niños y eso siempre ha generado controversia, ¿cómo afrontas las críticas respecto a este tema?
Ahora estoy en el punto de que lo que dice Juan de Pedro, dice más de Juan que de Pedro, lo que ellos dicen, habla de ellos mismos. Yo les respeto, pero en realidad no tiene nada que ver conmigo. La ley del espejo, tú te proyectas en las cosas, por ejemplo, cuando me dicen que soy muy vieja para estar en youtube, ¿qué consideras vieja? Es tu opinión, pero no tiene que ver conmigo. No considero que tenga que defenderme. Antes me lo tomaba de otra manera. Lo de la explotación infantil, que sé que es una cosa generalizada, ¿qué consideras explotación? Graban uno o dos días, dos tardes, como una actividad extraescolar, con la que aprenden un montón, que quieren, es voluntaria. Y explotación es como si me quedara yo el dinero, pero es que su parte, es su parte. La gente deduce que yo me quedo el dinero, eso, ¿de dónde lo han sacado?
Ya sabes que todo el mundo opina sepa o no.
Sí, pero con sus conocimientos, sus creencias y con sus cosas. Yo cobro por mi trabajo, mis editores cobran, pero los derechos de imagen son de ellos. Igual que los libros. Yo los escribo, pero como utilizo su imagen, yo les pago por su imagen. Son menores, hasta los 18 no tienen acceso, pero hacen su declaración de la renta, tienen un montón de dinero. Como madre, si yo noto en algún momento que a alguno le afecta o no quiere, ¿crees que seguiría grabando? Si es al revés. Cada uno ve lo que quiere ver y cuando criticas algo es porque no lo tienes o es una pequeña frustración de lo que te gustaría tener. Les parece mal, pero luego ven MasterChef Junior. En youtube, no, pero en la tele sí. Las pelis en las que salen niños o los programas en los que salen niños te parecen muy bien, pero en el momento en el que colocas ese contenido en youtube y no hay productores, no hay guionistas, no hay directores, ¿eso está mal? ¿Y los niños cantantes? No sé, los gimnastas, ahí sí que hay horas, ¿por qué es diferente? Los youtubers hemos estado muy desprestigiados.
También se critica lo mucho que se gana con lo poco que se hace…
Sí, hay muchos de ‘a lo fácil, y yo trabajando 8 horas’. Yo he trabajado hasta 14 horas diarias, incluidos fines de semana. ¿Por qué deducen que es fácil? Te critican y te dicen que te busques un trabajo de verdad, ¿cómo vas a responder a esas cosas?
Muchos te tienen que agradecer lo mucho que has incentivado la lectura entre los más jóvenes.
Al principio me enfada con los libros porque estaban en la sección de youtubers. Yo decía, ‘ponme en la sección infantil, no me pongas en libros de youtubers’, porque es como ‘los libros de esta gente’. Hay mezcla de churros con merinas, estás mezclando libros buenos y malos, da igual, la categoría es que es de youtubers. Yo hacía libros que incluso los han puesto en primaria en muchos colegios porque llevan arte, cultura, historia… están aprendiendo sin darse cuenta. Hay uno de mitología, otro de geografía, de geometría, no he hecho historias banales. Y los de Daniela son todos de valores. Hablo por mí. Libros de youtubers hay de todo. Yo a la editorial le dije que, si era poner nuestro nombre y vender cualquier cosa, no me da la gana, porque no puedo vender a mi público algo que no tiene valor. Yo siempre he creído en estas cosas y me ha ido bien. Tiene que ser un buen libro me conozcan o no. De hecho, nos han comprado los libros en Grecia y en Albania, de momento, y ahí no nos conoce nadie, como valor del libro, como ficción infantil. Eso no le ha pasado a ningún otro youtuber. En Latinoamérica, sí porque son fans, pero la gente que no son fan, ¿a quién compra los libros? A mí.
Tú tienes muy en cuenta el público al que va destinado.
Claro, hay tres compradores tanto de los libros como de youtube. En youtube la gente cree que tu público es el que te está viendo, el niño, pero está el niño, youtube, que te tiene que promocionar y muchos de los ingresos son de las marcas. Si te olvidas de uno de los tres, pierdes. En cuanto a los libros, mis clientes son el librero, el niño y los padres. El que compra el libro es el padre, los niños no van a la librería a comprarse el libro. Yo no me puedo olvidar que se ve en familia.
Tus hijos son youtubers, pero, ¿son consumidores de contenido en youtube?
Sí, pero nada que ver con lo suyo. Solo ven en inglés, igual que la tele. Se han criado en Inglaterra y su padre es británico, hablan en inglés entre ellos, el español es su segundo idioma. Siempre como que han ido un paso por delante por los contenidos de allí. Y luego, como les pasa a todos los niños, suelen ver a otros más mayores, la siguiente generación. Los míos de 16-17, ven a los de 20-21. Tiene un componente aspiracional y eso lo tenemos muy en cuenta. Hugo ve mucho tema de videojuegos y Mateo ve canales americanos de otras cosas. Daniela ve cosas de ciencia, quiere trabajar en la NASA de mayor.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...