Crónica: Rayden llena de significado (y amigos) el concierto de su vida en el WiZink Center de Madrid
El show del complutense que celebraba su 20º aniversario en la música ha superado cualquier expectativa fan
Habló en No hago rap su forma de ver el género que lo acompaña desde sus inicios, y lo dejó muy claro: "Hago tracks de boca en boca y no hay debate". Eso fue en Antónimo (2017), el primero de una trilogía de álbumes con la que Rayden alcanzaría la centena de canciones en una trayectoria de 20 años. ¿Y qué mejor manera de celebrarlo que a lo grande?
El éxito del rapero -si alguien sabe medir con exactitud qué es eso- se lleva viendo disco tras disco, aunque su gente lo tenía claro. Él llenaba Rivieras, pero tenía poder suficiente para congregar a 10.000 personas en "la mejor sala de Madrid", tal y como él la ha bautizado en alguna que otra ocasión. Sin embargo, Rayden hace las cosas despacito -y sobre todo- con buena letra, por lo que se reservó la carta del Palacio de los Deportes para una ocasión especial. Y era esta.
Después de muchos cambios e incluso enfados, miles de personas formaban fila para entrar en uno de los espacios de conciertos más emblemáticos de Madrid. De hecho, hubo tanta gente que ni si quiera dio tiempo a esperar a todo el mundo para que empezase el show. Un show que, con toda la emoción post-pandémica de vivir una pista sin distancia, empezó dándolo todo con Controversia.
Solamente puedo decir: gracias por venir
No, la gran Lina Morgan no fue objeto de homenaje, aunque sí lo fue el agradecimiento continuo por vivir una experiencia como la que se estaba viviendo encima y debajo del escenario. El MC madrileño llegó hasta Xtravaganzza para dar sus primeras palabras acerca de lo que era dar ese bolo. Unas palabras que envolvieron en elogios a Mediyama, el leal compañero de Rayden que por supuesto volvió a poner en pie a su público gracias a su increíble rol de Hype man.
Esta primera parte del concierto fue un baile entre el Rayden del pasado -muy presente gracias a A mi yo de ayer- y el más presente -ojo con ese ITABOY tributo a La Casa de Papel en directo-, que sirvió para calentar motores para todo lo que venía. La noche acababa de empezar, y ni el David Álvarez más político -muy indignado como de costumbre en su Habla Bajito- ni el más familiar -con Mi primera palabra dedicada a todas las madres del recinto con previo aplauso- estaban dispuestos a dejar que cayese en la monotonía.
Finisterre, ese tema que contó con la irresistible compañía de Leiva, sonó de nuevo sin el acompañamiento del exmiembro de Pereza. La espinita de cantar juntos la canción en un escenario no se sacó esa noche, aunque poco importó: los invitados de Rayden empezaron a desfilar por el escenario del WiZink haciendo el evento aún más grande.
¿Dónde están mis amigos?
Se sabía que lista de contactos de Rayden tenía que ser amplia, aunque fue una sorpresa que fuese tan diversa. La ronda de visitas la inauguró Mäbu, que con su tierna voz colocó en el directo la canción dedicada al hijo del MC. El pequeño torbellino casi provoca el momento lacrimógeno de la noche, aunque se disipó rápidamente con Meteorito, otra de sus canciones más políticamente (in)correctas. Tras esto, Alfred García y su Comunicado Oficial volvieron a subir la rabia de la noche.
Galicia hizo su acto de presencia sobre las tablas con Tanxugueiras, el grupo clave de Eurovisión 2022 que revolucionó todo con su canción -aunque el rapero no participó- de lo más folclórica, y ni si quiera se terminaron sus agradecimientos cuando Andrés Suárez pisó el escenario. La melosa voz del artista conquistó a todos con Un solo ser, que sirvió de precedente a La comedia del año en Francia.
Álvaro de Luna hizo su aparición estelar tras un bombazo del propio complutense: son amigos del alma -llegaron a confirmarlo con un tierno piquito en directo- y tienen ya cinco temas juntos. Volvieron a hablar de sacar un EP juntos, aunque la que cantaron de manera acústica fue Antifaz. Cogiéndole el testigo, el rapero Momo con No hay otro, una poderosa Ruth Lorenzo con El Mismo Puñal y un doblete de Bely Basarte con Vía de Escape y Careo.
Una guinda de Greatest Hits
Si alguno de los presentes pensaba que ya había enseñado sus mejores cartas, estaba claro que les quedaba una grata sorpresa por escuchar. Nunca será siempre, Mentiras de Jarabe o Si Vas constituyeron la recta final para un público que ya estaba frenético. Y por si fuera poco, compartió escenario de nuevo con otros artistas como Alice Wonder, Fredi Leis y Ciudad Jara.
Parece que el asteroide Beseiscientosdoce llevó directamente a la audiencia a su disco Estaba Escrito y su querídisimo Sastre de Sonrisas, para luego ir pasando por temas de los últimos años como Imperdible y Haciéndonos los Muertos, poniendo en lo más alto a su público. No se caerían, porque antes del gran final les llevaría a la gran nube de algodón de azúcar que se condensaría gracias a su trilogía de temas románticos.
Haz de Luz, dedicado a su pareja actual y La Mujer Cactus y el Hombre Globo sirvieron de precedente para el fin de fiestas más dulce de todos los conciertos de la nueva normalidad; pues Rayden se marchó dando su más sentido bésame. Se fue enseñando Matemática de la Carne, celebrando el éxito que correspondía y lanzando una clara proposición al público: después de alcanzar la cima de esta montaña, tocará escalar hasta la siguiente. Y está claro que sus fans, que ya han llenado el WiZink Center de Madrid, aguantarían otras mil canciones más.
Javier Rodrigo Saavedra
Cine y música. Música y cine. Y más, claro. Me encontrarás en todo tipo de saraos cubriendo todo, desde...