Kiko Matamoros se derrumba en el puente de las emociones de ‘Supervivientes’ hablando de familia y adicciones
Termina con un mensaje para su hija Anita Matamoros
Vergüenza, decepción, culpa, perdón y muerte. Estas son las palabras que han puesto en jaque a Kiko Matamoros en su puente de las emociones. El concursante de Supervivientes ha decidido abrirse en canal y compartir los momentos más duros de su vida.
“En mi vida hay cosas que se conocen, muchas, de mi familia, mis circunstancias personales y otras que no”, aseguraba. “Creo que es un compromiso con los espectadores y una deuda que tiene uno con la gente que le quiere y que le sigue, mostrarse sincero y en la medida de lo posible, sin llevarse por delante a nadie, ser honesto y decirles cómo soy y quién es Kiko Matamoros”, comenzaba para dejar claro lo que iba a ser su puente. Dejaba claro que no tenía ningún problema en recorrerlo, aunque sí algo de pudor.
Vergüenza
El primer escalón era la vergüenza. “Hay algo que me avergüenza en mi vida, en mi trayectoria, que es mi papel de padre. Creo que no he sabido estar a la altura de lo que mis hijos se hubieran merecido. Bien es cierto que, a día de hoy, estoy muy orgulloso de la relación que tengo con cuatro de mis cinco hijos, que he descubierto tarde a una hija maravillosa, de verdad, gracias fundamentalmente a la intervención y mediación de Marta, mi pareja”, decía entre pausas porque se le quebraba la voz de la emoción.
“Tenía que haber sido consciente de que la vida pasa. El tiempo no es recuperable, eso es mentira. De repente te das cuenta de que ha pasado la vida y de que ni tus hijos han disfrutado suficientemente de ti, ni tú de ellos y no hay nada ni nadie que se merezca eso. Es un gravísimo error que he cometido en mi vida y que creo que no tiene reparación. Espero que las cosas se puedan edulcorar y que cuando no esté, que no creo que sea muy tarde, mis hijos no tengan el peor recuerdo de mí que podrían haber tenido”, reflexionaba sobre la relación con sus hijos.
Decepción
Te recomendamos
El segundo peldaño era la decepción y ahí optaba por seguir los pasos de Leonardo Da Vinci y hacer autocrítica: “En muchos sentidos me puedo sentir decepcionado conmigo mismo. He desbaratado muchas cosas de mi vida, he tirado dinero, otro me lo han quitado, podía haber dejado a mis hijos un patrimonio que, al final, si no lo resuelve quien lo tiene que resolver, se quedarán sin él".
También hablaba de su decepción profesional. "He defraudado unas capacidades que tengo intelectuales porque he elegido un tipo de vida más fácil, ser un monigote televisivo, supongo que eso no era lo que querían mis padres de mí”, admitía.
Culpa
En cuanto a la culpa, llegaba un episodio familiar muy duro para él que ha querido compartir tras pedir disculpas anticipadas a sus hermanos.
“Mi madre falleció víctima de una metástasis pero tenía una demencia. La última vez que vi a mi madre fui a llevarle a mi hija recién nacida. Me preguntó que quién era la niña, ya tenía la cabeza ida y le dije que la había encontrado en los periódicos para hacerle la broma. Al final de la mañana de estar con ella me dijo ‘quédatela que parece que la quieres mucho y seguro que te va a hacer mucho bien’. Esas cosas de la gente que ya no rige, lamentablemente”, recordaba.
“Descuidé mucho a mi madre porque fui muy cobarde. La he querido muchísimo, es la persona a la que más he querido. Mi madre me ha seguido hablando y entiendo que me ha perdonado. A mí me daba mucha pena verla y no tuve cojo*** para asistirla el último año y medio de su vida, espaciaba mucho las visitas”, confesaba.
“El día que falleció, hablándole al oído, vi como mi madre rompió a llorar. Entendí que había cosas que le tenía que haber dicho ese año y medio que no le dije y no me lo perdono. No he sido capaz ni de esparcir sus cenizas, fueron mis hermanos. Es un episodio que me atormenta y vive conmigo. Fui un cobarde y un miserable. No me lo perdono”, admitía completamente roto.
Perdón
Y hablando de perdonarse, ese era, precisamente, el siguiente peldaño. “He aprendido a quererle cuando ya no ha estado. Creo que hay que ser fundamentalmente agradecido y justo. Le agradezco muchísimo que me diera la vida y todos los esfuerzos que hizo por nosotros”, decía sobre su padre.
Aseguraba que había relatado episodios de su padre que se podía haber ahorrado porque entendió tarde que somos fruto de un tiempo y una educación. “Se equivocó mucho, pero yo he sido peor padre que él”, reconocía asegurando que muchas cosas que ha disfrutado y que tiene se las debe a él.
“Quiero pedir perdón a mi padre públicamente porque le agredí públicamente y a mis hermanos, porque sé que les hizo daño esa confesión y la imagen que podía haber quedado de mi padre. Le mando un beso enorme a él, a mis hermanos y a mi madre”, zajaba el tema.
Muerte
“La muerte es el final del camino. He jugado con la muerte, he jugado a la ruleta rusa porque he entendido la vida como una aventura. He jugado al límite, la gente sabe que he sido 50 años adicto a una sustancia, a la cocaína concretamente”, comenzaba diciendo nada más subir a este peldaño.
“Quiero que la gente sepa, no presumo de nada, pero que estoy en fase de recuperación. La inicié un mes y medio antes de venir al concurso. Tenía la mucosa casi necrosada. La droga es posible que no mate tan violentamente como se dice, pero la droga mata, la droga hace mucho daño”, admitía.
Parece que esa recuperación va viento en popa. “Ya ni ronco, puedo respirar, he recuperado el tejido mucoso, que tenían los médicos mucho miedo a que se pudiera necrosar, no me entraba el aire por la nariz… Un desastre”, reconocía entre los avances que ha logrado.
“Sé que no me queda mucha vida, tengo 65 años, pero la que me queda de aquí en adelante sí sé con quién quiero vivirla y cómo quiero vivirla. Disfrutar fundamentalmente de mis hijos, mis nietos y mi pareja, a la que adoro. Ojalá pudiera tener más descendencia y el tiempo que me quede ser mejor ejemplo como padre y como ser humano”, terminaba su recorrido.
Las palabras de sus hijos
Antes de terminar, Lara Álvarez ha querido darle una sorpresa. Le ha entregado unos pergaminos con mensajes de cuatro de sus cinco hijos que no ha dudado en leer. Diego, Laura, Irene y Lucía le han transmitido los orgullosos que están de él y de su paso por la isla. Y a momentos, Kiko se quebraba ante tanta demostración de cariñño.
Faltaban las palabras de Anita Matamoros a la que Kiko ha querido mandar un mensaje. "Lo único que espero es que mi hija sea feliz, que sepa que para quererla no tengo que tenerla al lado. No la olvido, forma parte de mi vida y yo de la suya. La llevo en el corazón", expresaba.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...