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Analizamos la actual escena de la literatura LGTB: Auge, avances, asignaturas pendientes o referentes
Nando López, Íñigo Aguas, Josu Diamond o Adriano Moreno nos dan sus puntos de vista
Estos días salimos a las calles del centro de nuestra capital y podemos darnos un baño visual de arcoíris con las banderas del Orgullo. Esa sensación festiva, libre y de aceptación no es más que un espejismo que se diluye una vez que Chanel acaba su pregón, los conciertos apagan las luces y las carrozas llegan a su destino. Pasados estos días volvemos a una normalidad que nos dice que la sociedad está cada vez más polarizada. En un lado están los que han logrado abrir la mente y aceptar otras formas de entender la identidad y los que cada vez son más intolerantes e, incluso, recurren a la violencia para silenciar esas voces.
Y todo eso se ve reflejado en la cultura, sobre todo, a través de la literatura y los formatos audiovisuales. Hay una tendencia de este tipo de contenidos que han dejado de moverse en circuitos independientes para colarse en el mainstream. Aunque hay que reconocer que todavía estamos en los albores de una escena literaria LGTB a la que le queda mucho camino que recorrer.
Para analizar cómo es la escena hoy en día, qué referentes han existido y existen, qué significa este auge que experimentamos de esta literatura y qué asignaturas pendientes quedan, hemos recurrido al testimonio de cuatro autores que forman parte de ella. Dejando a un lado las publicaciones de no ficción que cada vez recogen más testimonios del colectivo, nos hemos centrado en la ficción.
Cuatro autores LGTB
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Nando López lleva muchos años publicando libros tanto más jóvenes como para adultos que siempre tienen personajes del colectivo, de hecho, no le gusta hablar de literatura LGTB sino de literatura con personajes LGTB. Hace poco hemos visto la adaptación audiovisual de su primera novela, La edad de la ira. La última novela, El río de las primeras veces, nos cuenta la historia de dos mujeres que se enfrentan a una relación complicada por el entorno.
Íñigo Aguas se dio a conocer con la que su editorial vendió como la primera novela erótica gay juvenil con la publicación de la primera parte de su bilogía Los cuerpos. Después llegó Lo que cuentan de nosotros, un libro auto conclusivo sobre una pareja homosexual que reflexiona sobre las segundas oportunidades.
Por su parte, Josu Diamond ha publicado una trilogía que muchos han comparado con sagas como Sexo en Nueva York o Valeria, solo que en esta ocasión son cuatro amigos gays los protagonistas que nos sumergen en la cotidianeidad de su día a día.
Y, por último, Adriano Moreno, debutó en esta escena con Si me dijeras que sí, una novela iniciática sobre lo que supone la salida del armario de un joven que sale del pueblo para vivir en la gran ciudad.
Escena actual
Es innegable que la oferta de literatura LGTB ha crecido exponencialmente en los últimos años. “Desde hace once años que empecé a publicar con La edad de la ira, siempre ha habido personajes LGTBI y cada vez veo que esto ocurre más en los libros que me llegan y en las películas que veo. Pero todavía queda muchísimo por avanzar, no hay referentes suficientes aun, pero hay muchos más de los que encontrábamos hace 15 o 20 años y eso me parece muy valioso”, asegura Nando López.
Eso lleva a que los autores, en general, hagan una valoración positiva de la escena actual. “La novela gráfica de Heartstopper ha dado un empujón muy bueno. Ha sido un éxito en Netflix y eso también ayuda. Todo lo que sea visibilidad nos viene muy bien. Realmente es ahora cuando las editoriales están apostando por historias LGTBI”, añade Íñigo Aguas.
Sin embargo, el navarro echa de menos “que las historias no tengan como tema central la sexualidad, que convierten esas historias en casi libros de auto ayuda, porque al final, todos hablan un poco de lo difícil que es salir del armario y me gustaría que hubiera libros que no hablasen de eso y que no fuera un drama”.
Aunque entiende que todavía estemos en ese punto. “Es muy difícil escribir una historia donde los protagonistas sean LGTB e ir de puntillas sobre ese tema porque la realidad es la que es, parece que avanzamos, pero sigue habiendo lo que hay. Hay gente que opina que está mal y termina haciendo un debate político y todo. La sociedad se cree más adelantada de lo que realmente está”, reconoce.
“Siento que en España estamos avanzando, pero estamos a la cola respecto a otros países. En Estados Unidos la literatura LGTB, especialmente entre jóvenes, tiene, no sólo más aceptación, sino más diversidad de género. Es muy común encontrarte libros de fantasía épica medieval de contenido LGTB, sin embargo, en España sí es cierto que, aunque estamos teniendo más visibilidad y estamos acaparando los espacios de alguna forma, sí se mantiene bastante en lo romántico y lo contemporáneo”, explica Josu Diamond.
Pero lo importante, como confiesa Adriano Moreno es que él creció “sin ningún tipo de referentes dentro de la literatura LGTB y eso ha cambiado desde hace unos años. Hay una oferta literaria para el colectivo y no solo para los homosexuales, también para lesbianas, transexuales, no binarios… tanto novelas como personajes ahora los encuentras en cualquier librería y tienes acceso a ellas”.
Auge de la literatura LGTB: ¿Tendencia?
Esta escena se está beneficiando del auge que hay últimamente de esta literatura. “Hay una generación de autoras y autores que llevamos tiempo peleando en esta línea y hemos conseguido que llegue a la literatura general. En mi caso, con La edad de la ira, al principio, no fue fácil que apostaran por una historia que abordara como tema central la homofobia y, de repente, apoyó por ella Espasa. Y luego, hay una generación de autores y autoras más jóvenes que han empezado en esa línea y están contando su propio mundo teniendo más claro que hay que romper la normatividad a través de lo literario”, explica Nando.
“Ha venido muy bien todo el tema de wattpad porque ahí hay un montón de historias LGTB, sobre todo de chico con chico y eso ha dado un empujón. Ojalá no fuese solo una tendencia y que después se mantenga. Ha coincidido el boom de wattpad, el boom de Heartstopper, el boom de Élite y que una de las parejas protagonistas fuera LGTB, ha sido una mezcla de todo”, reflexiona Íñigo sobre las causas de este auge.
Una idea de tendencia con la que coindice Josu que espera que haya llegado para quedarse. “Con mi libro yo quería que fuera educación y que las personas que no conocían ciertos aspectos del mundo gay, lo hicieran. El personaje principal viene de un pueblo y no sabe nada y tiene que aprender qué es ser activo, ser pasivo, qué es la plumofobia, por qué entre gays se puede decir maricón, pero otra persona si no es gay no te puede llamar maricón porque es un insulto, o no, cuándo lo es… este tipo de cosas son debates que suele tener con amigos y tienen una parte educacional”, explica sobre sus objetivos.
Lo que está claro es que las cosas están cambiando. “Siempre ha habido este tipo de literatura, pero mucho más independiente y ahora, el mundo avanza, y las grandes editoriales ha visto un filón. El público LGTB, a lo mejor antes, tenía más vergüenza de ir una tienda a comprar una novela LGTB, a mí me pasaba. Ahora no pasa, la gente se va quitando prejuicios, incluyendo a los grandes jefazos de las editoriales”, señala Adriano.
Referentes en la literatura
Si hay algo en lo que coinciden los cuatro autores es en la falta de referentes que tuvieron ellos en su adolescencia. Ahora ya pueden hablar de autores imprescindibles. “Creo que hay un autor que es muy importante porque creo que ha abierto mucho camino que es Luisgé Martín hablando desde la verdad y la auto ficción en libros como El amor del revés, sobre las experiencias de personas LGTBI. También ha perseguido mucho esa universalidad. Y hay una autora clásica, que es uno de los grandes textos que creo que todo el mundo debería de leer una vez en la vida que es Patricia Highsmith y su Carol que es una novela absolutamente maravillosa que también abrió un camino importantísimo. Y una autora española que es Elena Fortún, y su Oculto sendero, que es una de las pioneras en hablar de una historia de amor lésbica en un momento en el que era arriesgado hablarlo”, expone Nando López.
Como sus compañeros, este autor escribe las historias que le hubiera gustado leer a él y que no tuvo en su momento. “El río de las primeras veces lo llamé así porque son las primeras veces que yo no viví o que no viví cuando las tenía que haber vivido. Mis personajes tienen 17, 18, 19 años en este libro. Yo en esa edad estaba todavía muerto de miedo. Yo lo viví todo desde una oscuridad que me habría ayudado a vencer la literatura, pero no encontraba esas historias. Las historias LGTBI solían ser muy oscuras y dramáticas y de difícil acceso y ahora lo que escribimos es lo contrario. Intento conciliar la denuncia con la esperanza. No romantizar la violencia, pero sí aportar una mirada mucho más esperanzadora y que abrace la ternura, la posibilidad, todas esas emociones que necesitamos que nos cuenten y que muchos no hemos conocido mientras crecíamos. Escribimos lo que no pudimos leer”, asegura.
A Íñigo Aguas, más joven, también le han faltado referentes. “Hasta que yo no llegué al instituto yo no sabía que un chico podía estar con otro chico. A mí no me lo habían dicho nunca, no había tenido a nadie cerca que estuviera en el colectivo o si lo tuve no lo he sabido hasta ahora que han salido del armario. Parecía que lo sabía todo el mundo menos yo. Cuando salí del armario algunos eran como ‘yo ya lo sabía’ y era como ‘cabrón, pues yo no lo sabía’”, confiesa.
“Para mí han sido referentes libros que no han sido etiquetados cien por cien como literatura LGTB pero que sí tienen personajes del colectivo con los que yo me he sentido más identificado. Para mí fue muy significativo leer Cazadores de sombras, una saga muy larga que empecé a leer toda la evolución desde que se empezó a publicar en España y ver la evolución de Alec Lightwood que sale del armario y encuentra a su novio, para mí fue super importante. Al igual que lo fue la salida del armario de uno de los personajes de RBD. Era eso y poco más. Necesitamos referentes y para las personas que leemos han faltado y ahora estoy feliz porque estamos viviendo una oleada de referentes”, expone Josu Diamond.
Adriano Moreno también ha encontrado sus propios referentes: “A mí me gusta mucho Adam Silvera que es el que escribió Y si fuéramos nosotros?, que la escribe con Becky Albertalli, la autora de Con amor, Simón. También me gusta mucho Call me by your name de André Aciman. Estos dos me gustan mucho, pero ahora también está siendo referente Casey McQuiston con Rojo, blanco y sangre azul, que es una historia de amor, pero tiene un punto original porque se centra en la relación del hijo de la presidenta de Estados Unidos y el hijo de la reina de Inglaterra”.
Pero son referentes que ha encontrado en los últimos años, en su adolescencia brillaban por su ausencia. “Cuando tenía 15, 16 años era imposible tener una novela LGTB a la que tuviera acceso de manera fácil. Igual que recuerdo que había series como Queer as folk que veía a escondidas y eso sí que en ese momento eran producciones hechas para un público super específico y no se emitía en prime time en abierto. Y en literatura pasaba lo mismo”, recuerda.
El aporte audiovisual
Además de la literatura, el auge de personajes LGTB en los distintos formatos audiovisuales ha aumentado considerablemente ese número de referentes. Nando López ha vivido el impacto que ha tenido la serie de La edad de la ira. “Ha sido abrumador el número de mensajes que he recibido y, sobre todo, lo que ha pasado. La cantidad de familias que han compartido la serie. Y que un adolescente te diga que, gracias a ver La edad de la ira con su familia, sus padres, por fin, respetan su orientación, es lo más bonito que me ha pasado en muchos años”, reconoce.
Muchos de estos autores señalan Queer as folk como una de las primeras series en romper las reglas. “Hay series míticas de las que parece que nos hemos olvidado, como Queer as Folk que fueron muy importantes en su momento. Fue como la primera vez que la ficción se atrevió a contar estos temas. Otras como Pose, más actual, también aporta. O series que no hablan de historias LGTBI de una manera directa, pero tienes personajes LGTBI como A dos metros bajo tierra o The Wire que también han hecho mucho”, añade.
No solo ha habido referentes en las series, también en los programas televisivos, concretamente en los realities. “Creo que es importante el reality de Rupaul de Drag’s Race porque creo que los temas que hablan mientras se maquillan o hacen los challenge son muy interesantes. Se habla de la problemática del VIH, de la gordofobia, son como temas que está muy bien ver”, asegura Josu que reconoce que ha habido una evolución en este terreno.
“El caso de Amor Romeira y la transfobia que sufrió cuando se fue a la casa de Gran Hermano donde todo el contenido giraba en ver si tenía pene o no lo tenía y las preguntas que le hacían en plató eran un circo porque estaba liada con un chico y el chico no sabía que tenía pene porque era trans y no se había operado, un drama innecesario. Ella misma hablaba el otro día en Estirando el chicle sobre el tema, que se ha arrepentido de cómo se lo había tomado porque no estaba formada, pero que gracias a pasar ese mal trago se ha abierto la puerta en realities a que haya esa presencia del colectivo LGTB. De todas formas, la televisión en España creo que siempre ha sido muy diversa, no quizás a nivel concursantes, pero sí a nivel presentadores o colaboradores, porque creo que siempre hemos tenido presencia especialmente de hombres gay. En Telecinco, la mayoría son del colectivo y eso es positivo”, analiza.
El boom Heartsopper
“Ahora estamos viviendo un boom con otra serie, que va en otra línea distinta, pero que creo que también está ayudando, sobre todo, a gente aún más joven, que es Heartstopper, basada a su vez en otro éxito literario, las novelas gráficas de Alice Oseman. Es una propuesta que ayuda desde un lado más amable, más naïf. Que nos acerquemos a un público tan joven, está ayudando”, reflexiona Nando López.
“Heartstopper, una serie muy blandita. Algunos la critican diciendo que es idílica, pero para mí es como una forma de hacer las paces con tu pasado. Ese amor adolescente que no has podido tener en el instituto, por lo menos en mi caso, viendo la serie es como que estás poniendo una tirita a una herida que tienes”, añade Íñigo.
“Es importante no sólo porque habla del romance entre dos chicos, sino que habla de otros temas que pasan en la adolescencia, por lo que es doblemente importante porque un adolescente se va a encontrar temas de anorexia, bulimia, depresión, ansiedad y la literatura LGTB va muy de la mano con eso”, explica Josu sobre esta serie.
“Heartstopper ha sido la serie revelación este año en la ficción LGTB porque cuenta la historia que a todos nos hubiera gustado vivir y lo hace de una manera muy bonita. Lo ves fácil y permite soñar a lo grande y crees que de chaval puedes vivir esa historia de amor bonita, un primer amor sin ningún tipo de drama ni consecuencia. Al público de mi edad nos ha gustado tanto porque nos hubiera gustado ver y vivir en su momento. Luego hay otros referentes más mainstream como Élite o en su momento Física o Química que fue la primera vez que toda la gente de nuestra generación tuvimos un referente tan público en una generalista como Antena 3. No me marcó, pero sí lo recuerdo. Y Élite es una fantasía tan turbia en algunos momentos que no es referente”, valora Adriano.
Asignaturas pendientes
Está claro que se la literatura LGTB ha experimentado muchos avances, pero quedan todavía asignaturas pendientes. “Creo que una de las grandes asignaturas pendientes es la literatura y, sobre todo, el cine infantil. ¿En cuántas películas mainstream de animación o series mainstream de animación tienen personajes LGTBI realmente protagonistas? Apenas los encontramos y, o bien tienen que ser momentos puntuales, como Lightyear, que al menos existe ese momento, o bien tienen que ser cortos como Out, o historias simbólicas como Luca que podemos interpretar desde una mirada LGTBI, pero ¿cuándo vamos a tener esa gran película mainstream de animación con un, o una protagonista LGTBI con su historia de amor? ¿Cuándo vamos a tener nuestra Sirenita o nuestra La Bella y la Bestia? Pareció que iba a ocurrir con Frozen, con la segunda parte, y al final no ocurrió. Ese miedo todavía refleja lo lejos que estamos de la igualdad. Mientas asociemos que el mundo LGTBI no puede tratarse en el mundo infantil seguimos connotando la realidad LGTBI como algo negativo, algo peligroso y eso me entristece muchísimo”, reivindica Nando López.
“Si desde la infancia tienes referentes es mucho más fácil construir una sociedad respetuosa. La infancia lo entiende todo maravillosamente bien. Lo único que entiende la infancia es el amor y que existen las personas y luego los prejuicios los ponen los adultos. Ojalá Luca hubiera acabado con un beso entre los dos chicos de la historia, pero al final puede el miedo a una sociedad lgtbifóbica”, añade.
Íñigo Aguas cree que la asignatura pendiente está en la educación. Cree que habría que “poner lecturas obligatorias de libros LGTB. Faltan asignaturas que sean rollo ‘cómo vivir en sociedad’. Aprende a no ser un puto violador, aprende a no ser gilipollas…porque vas a vivir en sociedad. Nos enseñan un montón de matemáticas y luego vas a comprar una barra de pan y no necesitas tanto. Pero sí necesitas aprender a no ser un machista, no ser homófobo, no ser acosador… asignaturas cuando vas creciendo como una que te ayude a hacer la declaración de la renta. Hace falta una asignatura que sea vivir en sociedad. Parece cachondeo, pero lo digo totalmente en serio”.
“Estaría bien ver personajes de todo el espectro del colectivo LGTB en cualquier tipo de historia, eso es lo que falta. Que se atrevan autores mainstream como Brandon Sanderson o como Patrick Rothfuss, gente muy grande de fantasía, cuyo público es mayoritariamente heterosexual, que se atrevan a dar un pequeño paso como el que está dando ahora mismo Disney con un beso en una película como Lightyear. Lo que nos falta es que gente en posición de poder y arriba sean los que den esa oportunidad”, pide por su parte Josu Diamond.
“Que todo lo que esté pasando en la literatura LGTB ahora mismo no sea una moda pasajera, que se siga apostando por este tipo de historias. No quiero que sea una tendencia porque un jefe de una editorial haya visto un filón y dentro de unos años lo abandone. Quiero que se publiquen historias originales y diferentes y se siga apostando por ellas porque si no, sería retroceder”, señala como la asignatura pendiente Adriano Moreno.
Queda mucho por hacer, pero afortunadamente las cosas están cambiando y ya hemos empezado a normalizar la presencia de personajes LGTB en la literatura, en el cine, la televisión, las series… ahora queda que lo normalicemos también en nuestro día a día.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...