Rosalía triunfó con la M de Madrid y de Motomami en un show cargado de hits

La artista catalana se entrega en el primero de sus dos conciertos en la capital

Rosalia, al inicio del Motomami World Tour en el Wizink Center de Madrid el 18 de julio. / Mariano Regidor/Redferns

Qué ganas teníamos de Rosalía en concierto. Y por fin, este martes 19 de julio ha llegado el momento de ver a la creadora de Motomami congregar a sus fieles en Madrid para plantar cara al calor en el primero de los dos shows que la artista tenía previstos en la capital. Con un total look rojo, chaqueta de cuero torera, falda de tablas desestructurada, body, botas altas y trenzas extralargas, aparecía Rosalía bajo su gran y ya icónico casco.

Tan solo unos minutos después de las 21:30 de la noche, advertíamos tras el escenario los primeros reflejos de los cascos del universo Motomami, rugían las motos y sonaba aquello de "Chica, ¡¿qué dices?!". Rosalía daba por comenzado el show con la imbatible Saoko. Un chute de energía para empezar bien arriba. Justo donde el público quería.

Y continuó desgranando hits, uno tras otro. En la primera parte del concierto sonaron Candy, Bizcochito y La Fama, algunos de los grandes éxitos de su último trabajo. Solo bastaron unos temas para darnos cuenta de que éste iba a ser un show histórico y nada convencional. Porque... ¿Acaso Motomami lo es?

Rosalía con su casco customizado a lo Motomami.

Rosalía con su casco customizado a lo Motomami. / Mariano Regidor/Redferns

Toda la vanguardia, todo el eclecticismo y todo lo rompedor de su disco, lo supo trasladar al escenario sin grandes artificios. Las bases se sucedían unas tras otras para ser el colchón musical de los temas, pero de vez en cuando, la vena orgánica se instalaba en su setlist. Así, escuchamos cómo interpretaba Dolerme, esa preciosa rara avis, sin más elementos que la guitarra y su voz. Más tarde se sentaría al piano para tocar otra de sus piezas más evocadoras: Hentai.

Hubo momentos emocionantes por la propia naturaleza de la canción, como fue el caso de G3N15, esa carta abierta que Rosalía escribió para alguien especial y que es ya nuestra manera de echar de menos, o Sakura, una de las favoritas del público.

Rosalía, interpretando Dolerme.

Rosalía, interpretando Dolerme. / Ricardo Rubio/Europa Press via Getty Images

Y como su más reciente álbum es un homenaje a toda la música que le gusta, Rosalía se marca un medley muy guay con guiños al Papi Chulo de Lorna y a la Gasolina de Daddy Yankee. También incluye en su setlist el remix de Blinding Lights con su amigo The Weeknd.

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Como ya hemos ido viendo en otros conciertos de la gira, la compositora ha estrenado varios temas en directo: Aislamiento, Dinero y Libertad o Despechá (Lao a Lao), que no tenía nombre totalmente definido y que por fin ha quedado oficialmente bautizada como Despechá.

Una experiencia audiovisual brutal

Si puedes, nunca subestimes a Rosalía. Su manera de pensar no es lineal; su mente no funciona como la de cualquier mortal, la suya alberga tal caudal de creatividad, que sería error pensar que su directo es simplemente un show para TikTok.

Y hay una cosa que me queda clara viendo este show: Rosalía tiene todo lo necesario para triunfar dentro y fuera de esta red social. Tiene un repertorio imbatible cargado de hits que conectan con el público, cuenta con la potencia de su voz, con su fuerza escénica y con un cuerpo de baile extraordinario. No necesita nada más. No necesita artificios o pirotecnia, ni siquiera una banda. Porque así está pensado este proyecto.

Ella, que no es nada corriente, no podía ofrecer un show corriente. Ella había ideado todo un universo audiovisual sobre el escenario que no se parece en nada a lo que venimos viendo en directo. Y esto es lo mejor de todo. Numerosos camarógrafos rodeaban a la artista en todo momento para no perder detalle. En las pantallas verticales del Wizink Center se suceden todo tipo de imágenes para articular su discurso visual: desde increíbles planos cenitales, a la cámara 360 que la envuelve mientras entona Delirio de Grandeza o el efecto ojo de pez mientras se despide de su público Con altura.

Rosalía, junto a su cuerpo de baile.

Rosalía, junto a su cuerpo de baile. / Mariano Regidor/Redferns

Con Motomami World Tour, Rosalía está desafiando las reglas del concierto tradicional para convertirlo en un espectáculo que perdure más allá del momento del show. La catalana apela a toda una generación con esta propuesta y, por último, y no menos importante: Pa' que quede, todo lo que ella hace dura.

Momento fan

La artista recalcó sobre el escenario que en Madrid se siente como en casa. Tampoco perdió la oportunidad de secarse el sudor mientras leía los carteles de algunos de sus fans en primera fila, como el de una chica que le ponía que había hecho su Trabajo Fin de Master sobre el proyecto de la cantante. "¿Me lo firmas? Te lo firmo", dijo la creadora de El Mal Querer. "Espero que te pusieran buena nota". 

Celebrities entre el público

A la cita no faltaron invitados y estrellas como el director Pedro Almodóvar y el actor Pedro Pascal, el piloto Marc Márquez o uno de los rostros más televisivos de nuestro país: Belén Esteban. Tampoco quisieron perderse el show la modelo Georgina Rodriguez, que llegó acompañada de sus hijos y algunos amigos, ni Andrea Levy, delegada del área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid.

Selene Moral

Periodista y redactora Jefe en LOS40. Escribo...