¿Cuál es el impacto medioambiental de tu banco?
Un informe denuncia que las principales entidades bancarias españolas ocultan información sobre el impacto ambiental de sus operaciones financieras.
La lucha contra el cambio climático es tarea de todos. De los gobiernos, de los ciudadanos y también de las empresas. Y entre ellas hay un sector, el bancario, que no parece estar haciendo los deberes. Al menos en lo que se refiere a la transparencia sobre el impacto de su actividad en el medio ambiente.
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Es lo que denuncia un completo estudio llevado a cabo por el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA), que ha analizado al detalle la actividad de algunas de las principales entidades bancarias del país, como Bankinter, BBVA, CaixaBank, Sabadell y Santander a lo largo de 2021. Todo, para verificar si cumplen o no con el Código de Comercio aprobado en 2018, en virtud del cual los bancos han de facilitar a la sociedad datos significativos sobre el impacto medioambiental de su actividad.
La conclusión del informe es clara: a pesar de que la banca ha aportado más información ambiental que en años anteriores, la ausencia de indicadores sigue impidiendo entender el impacto real de su actividad financiera. El IIDMA destaca, en concreto, la omisión generalizada de algunos puntos clave, como las emisiones de gases de efecto invernadero atribuibles a sus productos financieros o el impacto de su actividad en la biodiversidad y el medio ambiente.
Los riesgos climáticos
Tal como denuncia el informe, la ausencia de una información detallada lo pone muy difícil para que inversores, empresas financieras y público en general conozcan con claridad la exposición a los riesgos climáticos de cada banco. Es decir, el peligro de devaluación de sus activos por no adaptarse a las medidas de descarbonización de la economía, estipuladas por diversos tratados internacionales como el Acuerdo de París.
“La divulgación de datos relevantes y comparables es esencial para identificar qué actores del sector bancario apoyan una descarbonización real de la economía”, explica Quentin Aubineau, abogado ambiental del IIDMA. El informe apunta que una gran parte de los datos publicados por la banca se centran en la huella ambiental de sus propias oficinas, cuyo impacto es completamente marginal en comparación con las emisiones de gases de efecto invernadero que pueden producir las empresas que financian.
A modo de recomendación, el informe del IIDMA pone encima de la mesa la necesidad de que los bancos utilizan indicadores clave, relevantes y comparables, la divulgación de datos sobre las emisiones de gases de efecto invernadero de sus productos financieros y la exposición de sus carteras a sectores intensivos en carbono, y la medición del impacto de su actividad en la biodiversidad y el medio ambiente.
Grandes contaminantes
Pero, ¿cuánto contamina exactamente un banco? Aunque es un tema del que apenas se habla, algunos datos parece indicar que mucho. Según un informe publicado el año pasado por los grupos ecologistas Greenpeace y WWF, que analizaron algunas de las principales entidades bancarias de Londres, sus operaciones financieras se tradujeron en unas emisiones de 805 millones de toneladas de CO2 al año. Si Londres fuera un país, ocuparía el noveno lugar entre todos los países del mundo en lo que respecta a sus emisiones de CO2.
"Desde que se firmó el Acuerdo de París, los 60 bancos más grandes del mundo han financiado los combustibles fósiles por valor de $3,8 billones de dólares", denuncieron los autores del informe. "La financiación desbocada de la extracción de combustibles fósiles y de las infraestructuras alimenta el caos climático y amenaza la vida y los medios de subsistencia de millones de personas", añadieron.
Otros estudios más recientes señalan en la misma dirección. El pasado mes de abril, el informe 'Banking on Climate Chaos 2022', realizado por media docena de organizaciones, reveló que los bancos más grandes del mundo continuaron invirtiendo miles de millones en la expansión de los combustibles fósiles en 2021. Cuatro de ellos se llevan la palma: JPMorgan Chase, Citi, Wells Fargo y Bank of America representan, por sí solos, una cuarta parte de toda la financiación de combustibles fósiles de los últimos seis años.