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Así es la planta solar más grande del mundo
A las afueras de la ciudad marroquí de Uarzazate, a las puertas del desierto del Sahara, se encuentra una monstruosa instalación capaz de generar energía para un millón de hogares. El Eco de LOS40 ha viajado hasta allí.
“Yo voy delante, ¡seguidme!”. Con una sonrisa perenne y un español poco habitual en una zona francófona como esta, Mustapha se mueve en bicicleta como pez en el agua. Pedalea por las calles de Uarzazate, una pintoresca ciudad a los pies de la cordillera del Atlas y a las puertas del Sahara marroquí, saludando efusivamente a la mayoría de los vecinos. Sin conocerle más que desde hace unos pocos minutos, se nota que la suya es una personalidad con carisma.
Además del dueño de un apartamento que alquila a través de la plataforma AirBnb, Mustapha es uno de los empleados de Nur Uarzazat, la planta de energía solar más grande del planeta, con un tamaño equivalente a 3.500 campos de fútbol y ubicada a unos diez kilómetros del centro de la ciudad. “Trabajo para TSK”, me cuenta. “Es una empresa con sede en Gijón, por lo que he viajado varias veces a España con ellos. ¡Me encanta España!”.
En 2016, y junto a las también españolas Acciona y SENER, TSK inauguró la primera fase de este faraónico complejo, que además contó con un préstamo de más de 300 millones de euros por parte del Banco Europeo de Inversiones. El propio rey del país, Mohammed VI, acudió al lugar, donde también estuvieron el entonces Ministro español de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo y la ministra francesa de Ecología y Desarrollo Sostenible, Segolène Royale. A esa primera fase le siguieron tres más hasta alcanzar una extensión de 3.000 hectáreas, en las que se produce electricidad suficiente para alimentar a un millón de hogares. Según sus responsables, la central evita la emisión de cerca de un millón de toneladas anuales de gases de efecto invernadero.
Energía fotovoltaica y térmica
A medida que uno se aproxima a la central, la imagen resulta extremadamente llamativa. Una gigantesca columna visible a decenas de kilómetros refleja la luz en las montañas del imponente Atlas. Bajo ella, centenares, miles de placas solares dispuestas en círculo, en lo que parece una estructura alienígena perfectamente visible desde el espacio. ¿Es este el futuro de la energía? ¿Puede el sol, tan omnipresente en este rincón del mundo, traer un rayo de esperanza y prosperidad a sus habitantes?
Conrado González trabaja en Ecooo, un proyecto nacido en 2005 con el objetivo de “fomentar la participación y empoderamiento ciudadano en el ámbito energético”. La empresa funciona como una cooperativa que trabaja en favor de la transición energética, la economía social y la participación ciudadana, con el foco puesto en la energía fotovoltaica.
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“La planta solar de Uarzazate cuenta con dos tecnologías muy distintas”, explica Conrado. “En realidad, la fotovoltaica es la que menos importancia tiene de ambas. La principal es solar-térmica, que funciona con tecnologías helicoidales, espejos y una gran torre de concentración: se calientan fluidos gracias a las altas temperaturas, y con ese calor se genera la energía en turbinas. Es decir: la fotovoltaica no tiene nada que ver con el calor, sino con la radiación”.
Y es que aún existe mucho desconocimiento de cómo funcionan este tipo de energías renovables. “En un lugar como el desierto del Sáhara la radiación es importante, pero lo es más la temperatura: cuanto más calor haga, más energía se consigue. En una instalación fotovoltaica es prácticamente al contrario: cuanto más calor haga, menos energía produces: el calor de los paneles hace que disminuya la intensidad de la corriente. Lo ideal para una planta fotovoltaica es un cielo radiante y despejado pero una temperatura fría, para que el panel no se caliente y no pierda intensidad de corriente, amperaje, por ese exceso de temperatura”.
"Renovables sí, pero no así”
Dicho lo cual, ¿qué opinión le merece a Conrado una planta como esta? ¿Qué supone para este lugar remoto del mundo? “La energía renovable siempre es bienvenida”, explica. “Sin embargo, desde Ecooo no apostamos por megaproyectos y menos de este calibre: es bastante monstruoso. Nosotros optamos por plantas más pequeñas, de hasta 5 megavatios, precisamente para que no sea un asalto al planeta en cuestión social y medioambiental. Abogamos por instalaciones en las cubiertas de casas ya hechas. En lugares donde ya exista algo, para no intervenir en la naturaleza más allá de lo estrictamente necesario”.
A modo de conclusión, ¿estamos a tiempo de actuar contra el cambio climático apostando, entre otras cosas, por las energías renovables? “Sí, pero no así”, advierte Conrado. “Una instalación como la de Uarzazate deja mucha parte del terreno infrautilizado y elimina cualquier tipo de vida. Seguramente conlleve algunos puestos de trabajo para los habitantes de la zona, pero este tipo de instalaciones siempre se suelen diseñar para que se nutran de ello unos pocos”, lamenta.