Resiliencia natural: así se recupera la biodiversidad en La Palma
La zona afectada por la erupción del volcán ha sido objeto de un estudio para entender cómo afectó a la fauna y la flora tras el desastre que arrasó el Valle de Aridane.
La naturaleza se abre paso, incluso en las circunstancias más adversas. Es la principal conclusión que se extrae de un ambicioso estudio en el que han participado científicos de todo el mundo, y que ha tenido como objetivo analizar la evolución de la vida en la isla de La Palma tras la aparatosa erupción que sacudió la zona del Valle de Aridane hace ahora 17 meses.
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El estudio, realizado por el Cabildo de La Palma, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la empresa pública Gesplan, fue presentado este lunes en la isla por algunos de sus principales responsables. Los trabajos se realizaron sobre el terreno durante la erupción y a lo largo de los meses posteriores en un valle que, hace no tanto tiempo, veíamos completamente cubierto de fuego y cenizas, en unas imágenes que dieron la vuelta al mundo.
Se da la circunstancia de que nunca se había llevado a cabo un estudio como este en ningún lugar lugar del mundo, debido a la peligrosidad que implica trabajar con un volcán activo como el de La Palma. Los científicos tuvieron que adoptar importantes medidas de seguridad para poder llevar a cabo su labor sobre el terreno.
Biólogos, vulcanólogos, geólogos o expertos en calidad del aire se centraron en el estudio 32 parcelas de 30 metros cuadrados situadas en los 200 metros más próximos a las coladas de lava y en zonas próximas alrededor del cráter. Allí se identificaron y cuantificaron las plantas y los animales que, poco a poco y tal y como han podido comprobar, comienzan a regresar al lugar para volver a colonizar las zonas más afectadas por la erupción.
Un colapso sin precedentes
“Tras la devastación que generó el volcán y que sigue generando mucha incertidumbre, la naturaleza nos vuelve a demostrar una vez más su capacidad de resiliencia”, explicó María Rodríguez, consejera de Medio Ambiente del Cabildo Insular de La Palma. Los resultados obtenidos por los científicos “nos siguen descubriendo la enorme capacidad de recuperación que tiene nuestra biodiversidad”, añadió.
Para entender la importancia de esa recuperación hay que poner encima de la mesa la inmensa destrucción que provocó la erupción del volcán. Las coladas de lava, la ceniza y los gases tóxicos provocaron un colapso ecológico sin precedentes. Tal y como detalló la bióloga de Gesplan María Guerrero, se produjo una regresión masiva de la presencia de todos los grupos de la fauna y flora monitoreados por los expertos. En el caso de los invertebrados, la biomasa se redujo más del 70%. La zona quedó reducida a un desierto de cenizas.
Fue después, en una segunda fase del estudio, cuando se empezó a observar cómo las zonas afectadas iban recuperando la presencia de vida poco a poco. Actualmente, los investigadores monitorizan la zona mensualmente, de cara a obtener resultados que permitan la gestión correcta del hábitat de la isla. El objetivo: que lo antes posible vuelva a ser el paraíso para la biodiversidad que fue.