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Chuck Berry: El repulsivo escándalo de las cámaras ocultas en los baños del ‘padre del rock’
En 1990, a los 64 años, se vio envuelto en uno de los escándalos más sonados y repulsivos
Asesorado por su abogado, Chuck Berry se negó a hablar de la demanda colectiva que, en 1990, presentaron contra él más de 200 mujeres. Alegaban que había instalado cámaras ocultas en el cuarto de baño del restaurante de su propiedad y las había grabado "invadiendo su privacidad". La policía descubrió todo un "alijo" de cintas de vídeo con imágenes de cientos de mujeres y chicas (algunas menores de edad) mientras se desvestían o utilizaban el aseo. Aunque no era el único, el incidente de las cámaras fue uno de los más escandalosos a los que se enfrentó el icono del rock. Lo resolvió pagando algo más de un millón de dólares.
La denuncia de la ex cocinera
Nadie duda de su legado musical. De su talento. Está acreditado su papel de pionero del rock en los 50s con hits que incluyen Johnny B. Goode o Roll over Beethoven. Es innegable su influencia en toda una generación y en grupos como The Rolling Stones o The Beatles. Pero también están demostrados y juzgados sus escándalos de sexo y drogas o sus actos fuera de la ley. La vida de Chuck Berry, muy lejos de ser modélica, estuvo envuelta en un buen número de polémicas. Una de las más sonadas – además de repulsiva – ocurrió en 1990, cuando el 'padre del rock' tenía 64 años.
Antes, en 1987, Chuck Berry decidió invertir en un restaurante llamado Southern Air. Estaba en Wentzville, Missouri, a las afueras de St. Louis y no lejos de su casa, en Berry Park. Él mismo tenía un papel activo en la gestión del negocio. Fue allí donde, en Diciembre de 1989, según publicaba St. Louis Post-Dispatch, una ex cocinera llamada Hosana A. Huck denunció al artista por haber instalado cámaras ocultas en el cuarto de baño (tanto en el restaurante como en su propiedad) captando imágenes de cientos de mujeres y chicas (muchas de ellas menores de edad) mientras utilizaban el aseo o se desvestían.
La demanda colectiva
Pero la cosa no quedó ahí. Al año siguiente, las autoridades federales hicieron una redada en su casa. Sospechaban que Berry aprovechaba su estatus de músico para transportar cocaína por Estados Unidos escondida en la funda de su guitarra. A bombo y platillo, los funcionarios policiales anunciaron que habían encontrado cintas de video, hachís, marihuana, tres armas y 130.000 dólares. No encontraron cocaína.
A continuación, cuando todavía no se había repuesto de la redada, a Berry le llegó una demanda colectiva de múltiples mujeres, en torno a 200, que le acusaban de grabarlas mientras se estaban "desvistiendo y usando los cuartos de baño de su propiedad". Inculpaban al artista de "invasión de su privacidad e intrusión en su intimidad". Algunas eran clientas del restaurante o amigas que le visitaban en su casa, Berry Park. Las cámaras estaban colocadas estratégicamente en ambos sitios y en las cintas aparecían utilizando el baño o incluso en el dormitorio de la casa. El local fue cerrado inmediatamente.
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Los fetiches sexuales de Berry
El abogado de la demanda conjunta explicaba su acción diciendo: "Las grabaciones hablan por sí solas". Según los encargados del restaurante, hicieron esos vídeos porque sospechaban que los empleados fumaban allí marihuana. Las imágenes incriminatorias contenían múltiples tomas de cientos de mujeres grabadas con varias cámaras y posteriormente editadas. El gran volumen de la colección de pornografía encontrada por la policía – incluidos negativos o libros – llevó a que la hoy extinta revista Spy a publicar un escandaloso reportaje en el que se desvelaba la inclinación de Chuck Berry por los fetiches sexuales, incluidas las secreciones corporales.
La revista describía cómo Berry, supuestamente, había instalado cámaras ocultas en los servicios del restaurante. "Era evidente que una estaba tras el asiento del inodoro", explicaba Spy. "Había otra que recogía vistas áreas del contenido... antes de que tiraran de la cadena". Las imágenes habían sido "minuciosamente" editadas en un par de cintas que mostraban a cientos de mujeres y chicas "en el acto de hacer sus necesidades". "Algunas veces la imagen se congela por unos segundos prolongando momentos que debían ser considerados particularmente excitantes". Según grunge.com, Berry puso una demanda para que le devolvieran las cintas.
1'2 millones a repartir
Berry negó su implicación en el tráfico o en el consumo de drogas y asesorado por su abogado, Wayne T. Schoeneberg, no hizo una sola declaración sobre la demanda colectiva. Finalmente, fue acusado de posesión de marihuana y de abuso infantil por pornografía de menores. Se negoció un acuerdo con la fiscalía y los cargos se retiraron. Berry zanjó el 'incidente' de las cámaras pagando 1'2 millones de dólares a repartir entre las demandantes.
Los delitos de Berry y sus actos erróneos causaron una considerable publicidad negativa en su carrera, aunque esto no frenó su actividad. Siguió actuando por todo el mundo y sumando seguidores hasta el fin de sus días. Murió en 2017, a los 90 años.