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¿Podría el polvo lunar ser la solución contra el cambio climático?
Un grupo de científicos asegura que disparar este material desde el satélite tendría unos efectos sorprendentes sobre el planeta.
Cuando, en 1969, el astronauta estadounidense Neil Armstrong dejó su huella sobre la superficie de la Luna, difícilmente podría haber imaginado que el polvo en el que quedó marcada la suela de su bota sería motivo de debate científico medio siglo después. Pero no por su origen, sus características o su composición, sino por una serie de propiedades que lo podrían convertir en un arma contra uno de los desafíos más grandes de la humanidad: la lucha contra el cambio climático.
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Es lo que asegura un grupo de científicos del Centro de Astrofísica de Harvard y Smithsonian de la Universidad de Utah (EEUU) en un curioso y detallado artículo en la prestigiosa revista Plos Climate, publicación que recoge los principales avances científicos en materia de ciencia climática. Según los investigadores, el polvo podría hacer las veces de escudo contra el cambio climático, creando una especie de sombrilla que mitigue sus devastadores efectos.
“Si tomamos una pequeña cantidad de polvo lunar y lo ponemos en una órbita especial entre la Tierra y el Sol, podríamos bloquear una gran cantidad de luz solar con una pequeña cantidad de masa”, ha explicado Ben Bromley, profesor de física y astronomía y autor principal del estudio.
“Como conocemos las posiciones y masas de los principales cuerpos celestes de nuestro sistema solar, podemos utilizar las leyes de la gravedad para seguir la posición de un parasol simulado a lo largo del tiempo en diferentes órbitas”, ha añadido Sameer Khan, otro de los coautores del estudio.
“Es asombroso contemplar cómo el polvo lunar, que tardó más de 4.000 millones de años en generarse, podría ayudar a frenar el aumento de la temperatura de la Tierra, un problema que tardamos menos de 300 años en producir”, ha reflexionado Scott Kenyon, otro de los coautores del artículo.
Caro… y difícil
¿Y cómo se pone en órbita el polvo lunar? Sencillo: disparándolo. O bien desde una plataforma espacial situada en el punto de Lagrange L1, el más cercano entre la Tierra y el Sol y en el que la gravedad está equilibrada, o bien desde la propia superficie de la Luna en dirección al Sol. En ambos casos, el polvo lunar crearía un escudo solar que se mantendría en órbita durante un tiempo, contribuyendo a reducir la radiación solar.
El plan suena a ciencia-ficción. Y de hecho, su ejecución no sería precisamente sencilla. De entrada, sus costes serían –y nunca mejor dicho– astronómicos, especialmente en el primero de los escenarios. Por ello, los responsables del estudio han querido hacer hincapié en que se trata sólo de una serie de simulaciones basadas en cálculos teóricos.
“No somos expertos en cambio climático ni en la ciencia de cohetes necesaria para trasladar masa de un lugar a otro”, ha aclarado Bromley. “Sólo estamos explorando diferentes tipos de polvo en una variedad de órbitas para ver la eficacia de este enfoque. No queremos perder la oportunidad de cambiar las reglas del juego en un problema tan crítico”.