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El tendido eléctrico, la principal causa de muerte de aves
Un estudio pionero de SEO/Birdlife ha analizado la mortalidad de estos animales por causas humanas con datos de los últimos diez años.
Las líneas eléctricas, las capturas ilegales y los atropellos. Son las principales causas de muerte por culpa de la acción humana que sufren las aves de nuestro país, según acaba de desvelar un ambicioso informe de la organización ecologistas SEO/Birdlife, que por primera vez en nuestro país ha analizado este tipo de datos. El estudio deja otro titular preocupante: las actividades humanas están detrás del 59,5% de las heridas o muertes de aves.
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Según SEO/Birdlife, cada año mueren alrededor de 60 millones de aves por las citadas causas antropogénicas. Una cifra a la que se ha llegado tras estudiar los registros de ingresos de aves en los Centros de Recuperación de Fauna (CRF) de todo el país entre los años 2008 y 2018. En total, 272.655. En esa cantidad no se incluyen los fallecidos por causa natural ni aquellos que son cazados de manera legal, que según los investigadores rondan los 15 millones de aves al año.
En lo más alto de la lista de causas se sitúa el choque con líneas del tendido eléctrico, que está detrás de 31% del total de los ingresos en los citados centros. A esa cifra hay que sumarle el 8% de electrocuciones. La captura ilegal de ejemplares supone más del 17% de los ingresos, mientras que los atropellos están detrás del 8% de las muertes. Entre las menos comunes está la colisión con aerogeneradores, que ronda el 4%, o los envenenamientos (3%).
Los registros reflejan sólo una parte pequeña de la mortalidad o impacto real de las actividades, pero permiten, aplicando una modelización matemática, realizar una estimacióm más realista de aves muertas o heridas por causas no naturales en España. Según los responsables del estudio, el modelo ofrece una horquilla amplia: entre los 25 millones y 100 millones de ejemplares al año.
“Incluso tomando como referencia la cuota baja de la horquilla, la cifra impresiona: cada año, las infraestructuras que instalamos en el medio natural y las actividades que desarrollamos en el campo, algunas de ellas prohibidas por la ley, están detrás de las heridas o muerte de al menos 25 millones de aves. Y lo cierto es que, en muchos casos, se trata de cuestiones subsanables, como es el caso de las colisiones o la electrocución en tendidos eléctricos. Este informe muestra, una vez más, que mejorar la protección de la biodiversidad está al alcance de nuestra mano: de las administraciones, de las empresas y sectores y de todos nosotros, cuando salimos al campo o aprovechamos los recursos naturales”, señala la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz.
Una de cada cinco, en peligro de extinción
A los datos hay que añadirle un elemento especialmente preocupante: las especies protegidas y amenazadas son las que mayoritariamente ingresan en los CRF. El 22,66% de los registros, 77 especies, están incluidas dentro de las categorías de mayor riesgo de extinción en el Libro Rojo de las Aves de España, publicado también por SEO/Birdlife para recopilar la información sobre el grado de amenaza de cada especie.
En total, 348 especies han ingresado a lo largo de los citados 10 años en los distintos CRF por causas humanas. Por especies, la lista está encabezada por el jilguero europeo (11.732 registros), seguido del cernícalo vulgar (10.167), el busardo ratonero (8.608), el buitre leonado (7.426), la gaviota patiamarilla (7.196), el vencejo común (6.266) y el búho real (6.215).
Libro rojo: