Especial
Así es el acuerdo histórico alcanzado en la ONU para proteger los océanos
Este domingo, los principales países del mundo se han comprometido a que al menos el 30% de los océanos esté protegido de cara al año 2030.
El futuro de los océanos del planeta y los seres que los habitan es, desde hoy, un poco más esperanzador. Los países de la ONU alcanzaron este domingo en Nueva York un acuerdo por el que se comprometen a proteger la altamar, todas esas aguas situadas más allá de las consideradas propias de cada país, y que suponen el mayor hábitat del planeta. Un pacto histórico con el que se comprometen a salvaguardar, al menos, al 30% del océano de cara al año 2030.
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Con un contundente y triunfal “el barco ha llegado a la costa”, la encargada de presidir las negociaciones, Rena Lee, anunciaba el acuerdo entre los países. Había motivos para la euforia: el compromiso llega tras 17 años de bloqueo constante, y hasta el último momento no estaba claro que fuera a ser posible. Las negociaciones fueron largas –unas 38 horas– y, seguramente, tensas.
Aunque aún no se conoce el texto definitivo del Tratado BBNJ (Biodiversity Beyond National Jurisdiction), se sabe que establece “requisitos para evaluar y gestionar las actividades humanas que afectan a la vida marina en altamar”, además de garantizar “transparencia para mejorar la gestión de sectores como la pesca, el transporte marítimo y otras actividades que han ido deteriorando la salud de los océanos”. Así, el el Tratado “abre el camino para que la humanidad finalmente proteja la vida marina”, tal y como ha declarado a EFE Minna Epps, directora del programa global Marino y Polar de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Cuatro décadas de inacción
El último acuerdo internacional sobre protección de los océanos se firmó hace 40 años, en 1982: fue la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Sin embargo, aquel acuerdo ha demostrado ser insuficiente, especialmente en altamar. La vida marina que vive fuera de las zonas protegidas que contempló aquel acuerdo se ha visto seriamente amenazada por el cambio climático, la sobrepesca y el tráfico marítimo. Según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), casi el 10% de las especies marinas está en peligro de extinción.
Uno de los mayores obstáculos para llegar a un punto en común ha sido el reparto de los recursos genéticos marinos. Se trata de material biológico procedente de plantas y animales del océano con el que se pueden fabricar productos farmacéuticos y alimentos. Las naciones más ricas disponen en de los recursos y el financiamiento necesario para explorar las profundidades oceánicas, pero las más pobres quieren asegurarse de que los beneficios que encuentren se compartan de forma equitativa.
Aunque el paso dado es crucial, lo que queda por delante no es un proceso rápido, ni mucho menos sencillo: una vez ratificado el tratado, lo que llevará tiempo y mucho trabajo diplomático, habrá que recorrer un largo camino hasta que los océanos del planeta estén verdaderamente protegidos. Con todo, lo sucedido en la sede neoyorquina de la ONU es una gran noticia con la que empezar la semana.