Especial
La contaminación, una amenaza también para el turismo
Países como Tailandia han visto cómo el número de turistas cae en picado por culpa de un aire irrespirable.
Tailandia es uno de los países preferidos por los turistas. Y la primavera, la mejor época del año para conocerlo. Su capital, Bangkok, puede presumir de ser la urbe que más visitantes recibe de todo el planeta, con más de 20 millones de turistas al año, por delante de París y Londres, segunda y tercera respectivamente en la lista. Pero hay muchos más lugares de interés.
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Uno de ellos es Chiang Mai, la segunda ciudad más grande de Tailandia, situada al norte del país. Un lugar con una enorme importancia histórica y un patrimonio que incluye más de 300 templos budistas, lo que hace de él un polo de interés turístico de primer nivel. Y un lugar en el que han saltado todas las alarmas por culpa de la contaminación ambiental: el aire se ha convertido en un peligro público, lo que ha provocado una caída drástica del turismo.
Los altos niveles de contaminación de Chiang Mai han provocado que la ciudad se sitúe en el primer puesto de las ciudades con peor calidad de aire del planeta, según el ranking que elabora mensualmente IQAir. Tras ella, dos urbes en las que éste es un problema endémico: Lahore, en Pakistán, y Nueva Delhi, en India.
El problema afecta principalmente al área metropolitana, pero también a la provincia del mismo nombre, conocida por sus imponentes montañas cubiertas de frondosa selva tropical. Entre ellas, la más alta de todo el país, Doi Inthanon, un punto de atracción para amantes de la naturaleza llegados de todos los rincones del globo.
Los datos hablan por sí solos: según el presidente de la Asociación de Hoteles de Tailandia, Phunut Thanalaopanich, las reservas en los hoteles de la ciudad se han reducido al 45% de ocupación, muy por debajo del 80% al 90% esperado antes de las festividades del Año Nuevo tailandés de esta semana, conocidas como Songkran.
Encerrados en casa
Los primeros perjudicados por esta situación son los propios residentes de Chiang Mai. Allí viven 1,2 millones de personas, a las que las autoridades sanitarias han recomendado no realizar ningún tipo de actividad al aire libre. El gobernador provincial, Nirat Pongsitthavorn, ha pedido tanto a los funcionarios como al sector privado que permanezcan en casa en aras de "protegerse y reducir el impacto en la salud”. Sin embargo, un amplio porcentaje de la población ha seguido con sus actividades diarias.
Entre los motivos de los elevados índices de contaminación, las autoridades tailandesas señalan a los incendios forestales provocados por la quema de cultivos, tanto en Tailandia como en los países vecinos, Laos y Birmania. Pero el hecho de que cada día la ciudad se convierta en un gigantesco atasco formado por decenas de miles de coches y motocicletas no ayuda a que remitan los índices de contaminación.
Con unas elecciones generales a la vuelta de la esquina, el próximo 14 de mayo, la contaminación ambiental se ha convertido en uno de los temas centrales de la campaña. Todos y cada uno de los partidos que concurren a los comicios han incorporado a sus programas electorales propuestas para tratar de atajar un problema de interés nacional, ya no sólo por la salud de los tailandeses sino, también, por la del principal motor económico del país.