Festival Cala Mijas, día 1: Despedimos el verano con clásicos alternativos, raves y un torbellino brasileño
Así hemos pasado la primera jornada del festival Cala Mijas en LOS40
Muchos festivales pueden presumir de avivar el verano desde su comienzo, pero muy pocos de cerrarlo por todo lo alto. Mijas ya tiene experiencia en esto último, pues ha acogido la segunda edición del Cala Mija desde este 31 de agosto en un evento que pasa de la época estival a septiembre haciéndonos olvidar que, para muchos, enseguida vuelve la rutina de siempre. Y lo ha hecho con una primera jornada que demuestra que el festival ha vuelto para pisar fuerte.
El calor del último día del mes apretaba a los asistentes que empezaban a llegar, algunos demostrando ser de lo más precavidos teniendo ya su pulsera ya en la muñeca y otros, algo más rezagados, canjeándola. Pero todos tenían algo en común: una gran emoción notable por lo que iban a vivir en el recinto, independientemente de qué nombres llevaran en sus camisetas.
Y es que el Cala Mijas también trajo de vuelta la norma no escrita de los festivales por la cual muchos de sus asistentes eligen el código de vestimenta en función de sus artistas favoritos, acentuando el sentimiento de pertenencia que luego tendrán que demostrar en la pista. De este modo, Arcade Fire, Foals e incluso alguna cara de Amaia eran las que más se dejaban ver entre las multitudes que se distribuían por el recinto; tan amplio que solo terminó por revelar la gran cantidad de asistentes en los conciertos clave de la noche.
Amaia, embajadora de la noche mijeña
Si las primeras horas del festival estuvieron marcadas por un Cupido efervescente que consiguió quitarle importancia a las últimas horas de sol gracias a su música, la transición a la noche vino de la mano de Amaia. La que fue ganadora de Operación Triunfó 2017 repitió el show de su gira esta vez en Mijas, con un público entregado que se debatía entre mecerse de un lado a otro o bailar con el mínimo cuidado de evitar un pogo. Algo muy de Amaia, en realidad.
Yo invito, Quedará en nuestra mente, y otros hits que han articulado la discografía de la navarra desde su debut se mezclaron a la perfección con otros más recientes como Sexo en la playa. Por supuesto, acabó el show cantando aquello que tan bien queda a viva voz: Quieres ser mi amigo, cómeme el higo. Sin Aitana, eso sí. Aunque tampoco hizo falta.
No se olvidó de presentar a su banda, aunque tampoco de hacer gala de esa naturalidad que tanto sigue encantando a sus seguidores: antes de cerrar el espectáculo, preguntó la hora al público para saber con qué margen llegaría a ver a Arcade Fire, los próximos en tocar y, aparentemente, a los que más ganas tenía de ver de todo el cartel.
La tormenta Arcade Fire y la calma tecno que vino después
No sabemos si pudo llegar a tiempo después de su show, aunque los presentes pudieron cambiarse de escenario gracias a la agradecida puntualidad de la organización. Una virtud que, si bien fue todo un regalo para los nómadas que van de escenario a escenario, poco importó para las decenas de asistentes que llevaban cuidando su sitio desde hacía horas para verles en primera fila. Pero cuando los primeros acordes sonaron, no hubo diferencias entre el público.
Los Arcade Fire comenzaron el concierto demostrando de nuevo que sus setlists cambiantes son todo un acierto, aunque incluso al fan más despistado le embaucó más la energía de su directo que poder seguir las letras que cantaban. Los efectos de sonido y la versatilidad de todos los integrantes marcaron un concierto largo que, a juzgar por los gritos y aplausos del público, terminaron cubriendo las expectativas de los presentes. Y después de su despedida, se hizo la calma en Cala Mijas.
El recinto del festival se volvió un remanso de paz, al menos en las cercanías del escenario principal Sunrise. Sin embargo, andando un poco por el recinto se podía llegar a una de las joyas de la corona del festival: La Caleta, un páramo en el que la fiesta tecno no para y se vive en una rave continua. Tanto, que el tiempo puede pasar demasiado desapercibido como para correr el riesgo de perderse algunos de los artistas que muchos tenían pendiente ver en directo.
Un broche en forma de revolución Drag
Pero otros escenarios como el Sunset seguían recibiendo gente. Y aunque fuera de manera más discreta, puntual como un reloj se descubrió el porqué de esa congregación: era Pabllo Vittar —con quién, por cierto, hablamos antes de salir al escenario—, uno de los fenómenos brasileños de los últimos años que llegó a Mijas dispuesto a a demostrar por qué, junto con Anitta, es uno de los nombres de la música en portugués que más lejos está llegando. Y solo le hicieron falta unos minutos para demostrarlo.
Bandida, AMEIANOITE, Follow me… sus performances dejaron claro que el directo era una prueba de fuego para seguir expandiéndose en nuestro país —incluso si esa no era su intención—, con unos bailes imposibles que no le tenían miedo a terminar en el suelo haciendo un spagat ante el asombro del público. Y aunque parezca difícil superar tirarse al suelo abriéndose de piernas, el concierto siguió hacia arriba coleccionando los aplausos del público. Aunque los asistentes más encandilados no solo aplaudieron, sino que la terminaron acompañando desde abajo bailando un voguing con más ilusión que destreza.
Tras una performance que tuvo más queen que drag, Idles terminó dándose un baño de masas saltando desde el escenario y Foals, ganándose los últimos cánticos al unísono de la noche. Moderat, hacia las tres de la mañana, volvía a cumplir con su cometido de ser la opción entre la rave y el chill que existe. Y pese a que el cuerpo invitaba a más, la cama reclamaba el descanso para poder hacer frente a un segundo día de lo más exigente.
Javier Rodrigo Saavedra
Cine y música. Música y cine. Y más, claro. Me...