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Crónica Premios Oscar 2024: Un día del Hombre, la vida fuera de EEUU y el cariño de toda esta gente para España
La noche más importante del internacional se ha cobrado muchas uñas mordidas
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Si los victorias se consiguiesen con un aplaudímetro, el mundo sería muy diferente. Está claro que Naiara hubiera ganado igualmente OT con este método —una princesa del pueblo es coronada por su propia gente desde el principio—, pero España sí habría triunfado en los Premios Oscar 2024. Porque eso es exactamente lo que se ha llevado nuestro país en esta edición: aplausos.
Pero esta determinada celebración del cine patrio más allá del charco no quiere decir que se haya quedado en un vacuo golpe de manos. Esos aplausos significan que España sigue abriéndose hueco en la industria internacional, y pese a parecer que es un logro que debamos pelear año a año, el cine español sigue siendo todo un reclamo dentro y fuera de nuestras fronteras. No tendrá una estatuilla, pero nadie duda que La Sociedad de la Nieve de J.A. Bayona es una de las películas del año en todo el mundo. Lo mismo para Pablo Berger, que ha dejado tan bien nuestro cine como la animación; cada vez más asentada como medio y no como género gracias a proyectos como el suyo.
Pero por mucho que nos pese, los Oscar van más allá de esos logros que sí consiguieron Pedro Almodóvar, Fernando Trueba o Alejandro Amenábar. Eso sí, este año volvían a abrir sus fronteras con un título francés de lo más competitivo y otro inglés que, pese a no tener nada que ver con la lengua de Shakespeare, ha ido ganando adeptos desde sus primeras proyecciones. Pero vayamos en orden.
Sorpresa sorpresa
Qué ameno se hace todo con chistes de cine... bien hechos. Jimmy Kimmel entraba a la gala de los Premios Oscar con un papel que ya había desempeñado tres veces antes —y se nota—, y aludía a Barbie, Oppenheimer y al simpático perro de Anatomía de una caída. Su intervención no pretendía ser ni larga, ni corta; pues rápidamente dio paso al primer premio de la noche, el de Mejor actriz de reparto. Se lo ha llevado Da'Vine Joy Randolph por Los que se quedan, con un emotivo discurso que se ha cobrado los primeros aplausos sinceros de la noche.
Tras ello, el primer batacazo de España. Aunque, ¿se puede considerar batacazo a perder contra Studio Ghibli? El chico y la garza tenía el premio de animación, pero Robot Dreams —como mencionaba sobre estas líneas— tenía un aplauso similar al del título de Miyazaki. Aun así, Pablo, tus deberes ya están hechos.
Anatomía de una caída ganaba lo mínimo que tenía que ganar. Justine Triet, su directora, parecía hacer justicia poética al recoger el galardón a Mejor guion original en esa aventura jurídica que es el litigio del personaje de Sandra Hüller contra su marido muerto. Primer y último premio de la noche, pero suficiente para dejar claro que no necesitaba entrar como seleccionada en la categoría de Mejor película internacional.
American Fiction, esa tímida nominada que en España no hemos podido ver hasta que Prime Video la ha traído a pocos días de la ceremonia, se alzaba con Mejor guion adaptado —viene de la novela Erasure, de Percival Everett—. Después, el premio a Mejor maquillaje y peluquería daba a las Pobres Criaturas de Yorgos Lanthimos el inicio de su gran noche —tras éste, ganó Mejor diseño de producción y vestuario seguidos—, pero agotaba el primer cartucho de La Sociedad de la Nieve.
Y es que cuando el equipo de Lanthimos seguía celebrando, el de Bayona terminaba de creer. La mejor película extranjera iba a parar al horror costumbrista de Jonathan Glazer y su Zona de Interés, y España se iba ya oficialmente de vacío. Hubiera sido un buen año para que Almodóvar se colara con su Extraña forma de vida en Mejor cortometraje y tener aún un hilo de esperanza, pero no ha podido ser.
Todos somos Ken
Ganar un Oscar debe ser uno de los momentos más importantes de un actor, tanto como para no ser capaz de recurrir a ocurrencias desde el escenario. Claro, que eso no se aplica a Robert Downey Jr.. Con su victoria, los Oscar volvían a marcarse un triunfo dedicado a la narrativa de su propia carrera —el año pasado, Brendan Fraser resurgía de un pasado oscuro como un Fénix recogiendo su primera estatuilla—, y él mismo se ocupaba de recordarlo nada más coger su premio: lo primero que hizo fue agradecerle el premio a su "horrible infancia" y a la Academia, "por ese orden". No se olvidó de su mujer, a la cual confundió de una manera nada sutil con una "veterinaria" que se ha ocupado de él. Primer tanto para Oppenheimer, eso sí.
La filmografía de Christopher Nolan es un bastión elemental para las nuevas masculinidades que de nuevas tienen poco, y así lo demostró con un Joker que llevaba el anarquismo al punto de trend inalcanzable en 2008; o en cómo ha cimentado su cine en una referencia para hombres que viven la experiencia de la pantalla grande muy a lo grande. Es complicado de explicar, pero entre su triunfo y el de Ryan Gosling, el escenario de los Oscar fue la sede mundial del día del Hombre que tanto se reclama el 8 de marzo —y que, por cierto, se celebra oficialmente el 19 de noviembre, aunque luego ninguno de los damnificados ni damnificadas se acuerde de ello—.
Porque, más allá del triunfo de Nolan y sus siete premios, hubo otro protagonista indiscutible. Ken, que no Ryan Gosling, hizo suyo el escenario para demostrar que era más que Kenough. Y como si de una obra grandilocuente del director de Origen se tratara, interpretaba su I'm Just Ken rompiendo tablas, haciendo movimientos de cadera sencillos y... bueno, y llevando al mismísimo Slash a hacer un solo de guitarra en directo. Después de eso, nada importaba. Podría haber acabado la gala.
Pero siguió, y fue precisamente para romper la narrativa del muñeco. Él mismo canta que no importa lo que haga, siempre es el número dos. Pues precisamente después de poner patas arriba todo el teatro —Emma Stone admitiría después que se le había roto el vestido por emocionarse durante la actuación—, el Oscar a Mejor Canción Original iba a parar a Billie Eilish y Finneas, el segundo de su carrera después del que le dio poner voz y producción a la última película de James Bond. Por suerte para Warner, todo quedaba en la BarbieHouse.
Pero el pequeño —y adorable— broche a todo ello fue la victoria de Godzilla Minus One, una película japonesa que conseguía el vertiginoso premio a Mejores efectos especiales. Aunque lo que realmente reclamó la atención del público no fue lo internacional, sino que sus responsables recogieran el Oscar con pequeñas figuras del monstruo radioactivo en las manos.
Nos hemos divertido, Nolan ha triunfado... A la cama ya
Sí, el último tramo de noche no ha sido emocionante. Al menos, para todo aquel externo al equipo de Oppenheimer. Después de que Cillian Murphy se alzara con su previsible estatuilla a Mejor actor —en cuyo discurso, por supuesto, recalcó que era "un irlandés orgulloso"—, parecía que se cumplían sus palabras: "Para bien o para mal vivimos en el mundo de Oppenheimer", decía. Sí, se refería a que su creación alteró la historia y de hecho aprovechó para reivindicar la paz mundial, pero se sintió como un auténtico spoiler.
Nolan ganaba el Oscar por delante de Scorsese, al que muchos confirmaban ver con un gesto de pena tras irse de vacío. Algunos le echaban la culpa a Leonardo DiCaprio, que no ha participado en esas famosas campañas por el premio ni confirmó su presencia en la gala; aunque el último remate para la película del bueno de Martin fue tal vez el último misterio de la noche, el galardón a Mejor actriz. Finalmente quedaba resuelto para Emma Stone por delante de b, la gran apuesta desde las primeras proyecciones de Los asesinos de la Luna. Al menos, la primera persona a la que el director de Oppenheimer dedicaba su premio fue al autor del libro que ha basado su película.
Y cuando todo parecía previsible, un agente del caos tomaba el escenario para crear debate: ¿Valía la pena alargar más la gala? No para Al Pacino. El actor era el encargado de comunicar el galardón a Mejor película, algo que hizo sin tener en cuenta los tiempos ni el resto de nominadas. Como si viviese en un universo ajeno a aquella tragedia que fue la victoria momentánea de La la land frente a Moonlight, le bastó con ver algunas letras de Oppenheimer asomando para comunicarles que, efectivamente, eran los ganadores. Y ya estaría.
Puedes consultar dónde ver las películas ganadoras de los Premios Oscar 2024 aquí.
Javier Rodrigo Saavedra
Cine y música. Música y cine. Y más, claro. Me...