La actriz Daisy Ridley desvela que padece la enfermedad de Graves

La salud siempre ha sido un quebradero de cabeza en la vida de la actriz Daisy Ridley. Diagnosticada de endometriosis y ovarios poliquísticos desde su adolescencia, la intérprete ha visto como el destino le tenía reservado otro duro golpe: la enfermedad de Graves.

Diagnosticada en septiembre de 2023, la mujer que dio vida a Rey en la última trilogía de Star Wars ha desvelado por primera vez los estragos que esta enfermedad le ha causado en el último año y los tratamientos y sacrificios que se ha impuesto para tratar de convivir con su diagnóstico.

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"Es la primera vez que comparto esto" asegura mientras empieza a relatar los primeros síntomas que dieron la señal de alarma: "Pensé: 'Bueno, acabo de interpretar un papel muy estresante; presumiblemente por eso me siento mal. Fue divertido, pensé: 'Oh, solo pensé que estaba molesta con el mundo', pero resulta que todo está funcionando tan rápido que no puedes relajarte" reconoce la actriz.

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Sofocos, fatiga, ritmo cardíaco acelerado, pérdida de peso y temblores en las manos se sucedían en el día a día de Daisy Ridley hasta que por fin su equipo médico le diagnosticó la enfermedad a la que se enfrenta cada día: "Siempre he sido consciente de la salud y ahora estoy tratando de ser más consciente del bienestar".

Además de modificar su dieta eliminando el gluten, algo que le ayuda en parte a sentirse algo mejor, la intérprete se ha sometido a varios tratamientos no aptos para todos los bolsillos como saunas infrarrojas, crioterapia, acupuntura... "Hago bastantes cosas holísticas, pero también entiendo que es un privilegio poder hacer esas cosas" reconoce.

En la entrevista en Women's Health reconoce que tan importante como cuidar la salud física es cuidar la mental y lanza un mensaje de empoderamiento femenino para saber también reconocer que se está enferma sin dejarse presionar por nadie: "Todas leemos las estadísticas sobre mujeres que no reciben un diagnóstico o que reciben un diagnóstico insuficiente y, de alguna manera, llegamos a la conclusión de que no nos sentimos bien y no nos decimos: ‘Estoy bien, estoy bien, estoy bien, estoy bien’. Es normal no sentirse bien".