Lo de RBD: 20 años del fenómeno que nunca volverá por culpa de un robo millonario

“Prepárate para un verano…¡y soy Rebelde!”. Yo y otros miles de gays & girls enloquecimos cuando Antena 3 lanzó el primer spot de una serie que ya venía respaldada por un éxito incuestionable en LATAM. Anahi, Poncho, Dulce María, Christopher Uckermann, Maite Perroni y Christian Chávez, enfundados en sus uniformes escolares del Élite Way School, avisaron de una ola de calor que venía desde el otro lado del charco dispuesta a fundir la tele 'made in Spain'. Rebelde se estrenó en esa cadena el 26 de junio de 2006. Sin embargo, ya entonces, la serie y el grupo musical surgido de la misma ya lo eran casi todo. España fue el territorio definitivo para expandir y consolidar una marca que cuajó desde que se produjera el lanzamiento del primer álbum. Uno que legitimó a RBD como la banda revelación del momento.

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El disco, que también llevaba el nombre de Rebelde, tenía un tracklist de once canciones. Se trataba de un mero recopilatorio de los temas que RBD interpretaba dentro de la serie. Al principio era sólo eso, parte de la ficción. Las canciones, sin embargo, traspasaron la pantalla y muchas adquirieron la categoría de himno. Creo que nadie en su sano juicio ha superado todavía Rebelde, Solo quédate en silencio, Enséñame y, por supuesto, Sálvame. También quisieron asegurarse un repertorio sólido incluyendo covers de otros artistas que encajaban con el tono a veces naif que se quería para la banda. Tenerte y quererte, sin ir más lejos, era la versión española de Connected, una canción interpretada por Sara Paxton para la banda sonora de la película Aquamarine. Gracias al magnífico papel que hicieron con ella Dulce María y Anahí se convirtió en un corte imprescindible en los conciertos. También Santa no soy, adaptación de un tema original de Vanessa Struhler (finalista de un talent alemán del estilo Popstars). Esta línea de trabajo, la de hacer un hit propio con la canción de un tercero, se siguió buscando en discos posteriores.

Los artífices de ese álbum debut fueron Armando Ávila, Carlos Lara y Max di Carlo, siempre bajo la supervisión de Pedro Damián, también productor ejecutivo de la serie. Los hitos – y los números – de Rebelde hablan por sí solos: nº1 en las listas de México y España, con 550.000 y 160.0000 unidades vendidas respectivamente. Obtuvo diversos reconocimientos, entre ellos un disco de diamante y otro oro en México, doble platino en España, y cuádruple platino en Estados Unidos. En resumen, lo petaron de lo lindo. Hasta grabaron una edición en portugués para el mercado brasileño. Esto solo hizo que el grupo se volviera más internacional, otro detonante de un acontecimiento histórico que se extendió a lo largo de los años y que forma parte de la cultura pop por derecho.

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A Rebelde le sucedieron cuatro álbumes de estudio – Nuestro amor, Celestial, Empezar desde cero, Para olvidarte de mí – y varias giras mundiales. Yo, por suerte, con mis 17 años, me planté con dos amigas en Benidorm para ser testigo del boom de RBD en el cierre de Celestial Tour. Aunque Rebelde se despidió de los espectadores en 2006, RBD prosperó más allá de la serie. La banda ganó a la ficción y se mantuvo en activo hasta 2009. “Nadie esperaba que RBD iba a crecer tanto. Se pensaba que a partir de telenovela el grupo iba a durar un par de años. Empezamos haciendo conciertos pequeños en México hasta que nos llevaron a un estadio de Bogotá con más de 50.000 personas. Fue algo que no me dio tiempo de digerir”, contó el actor y cantante Christopher Uckermann más adelante en LOS40. “Nos separamos porque cada uno tenía su carrera. Sabíamos que RBD, igual que tenía un principio, tenía un final, y lo disfrutamos. Sabíamos que tarde o temprano iba a terminar”. Muchos de ellos quisieron probar en solitario, algunos con más acierto que otros. Alfonso Herrera, por ejemplo, incursionó en la tele norteaméricana con bastante puntería. Todos trataron de sobrevivir al fenómeno, aunque ninguno pudo borrar un pensamiento recurrente: el regreso de RBD el día menos pensado.

Dejaron un vacío irreemplazable y la esperanza de que volviesen siempre estaba ahí, por eso lo hicieron. En plena pandemia, cuatro de los seis integrantes de RBD se reunieron para un concierto virtual en todo el mundo (el show Ser o parecer). Faltaron Dulce María, porque estaba embarazada, y Poncho, que quiso desmarcarse de este comeback. Los demás volvieron, despertando una chispa. La quedada fue un éxito y, de alguna manera, animó a todos a enfundarse de nuevo en sus trajes de cuero y brilli-brilli. Fue con una nueva gira para 2023, Soy Rebelde Tour, la intención de un nuevo disco y, esta vez sí, la estrecha colaboración de Dulce María. Lo que nadie esperaba era que, en mitad de toda la vorágine, la polémica manchase la marca. El disco nunca llegó, solo dos canciones inéditas, S.H.E.A y Cerquita de ti. El tour, a pesar de la alta demanda, no llegó a viajar a Europa por líos de Money Money. Hasta hubo denuncias de por medio. Acusaron al mánager del grupo, Guillermo Rosas, de desfalco, presuntamente en colaboración con el político Manuel Velasco, también marido de Anahí. De hecho, se habló de un distanciamiento entre los miembros de RBD con su compañera, según informaciones de Infobae. Sospechaban de que tuviera conocimiento de lo que estaba pasando. Un drama telenovelesco de los buenos. “No tengo el control de lo que está pasando, ni puedo tener el control de los sentimientos o pensamientos de otras personas. Lo que te puedo decir es que me quedo con lo hermoso (...) Llevaré en alto la bandera de RBD el resto de mi vida, como siempre lo he hecho, y todos ustedes lo saben”, llegó a comentar Anahí a la revista Quién.

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Al final llegaron a un acuerdo antes de verse las caras en los tribunales. Por entonces, el escándalo ya había salpicado a la banda, y todo por culpa de un robo millonario que todavía no se ha resuelto del todo. ¿Quién lo hizo? ¿Qué pasó realmente? ¿Por qué RBD no trajo a España el Soy Rebelde Tour? Aun y todo, como fan, seguiré visitando de vez en cuando Rebelde. Ahora por su 20 aniversario. En cualquier otro momento porque me apetezca bajar la ventanilla del coche y cantar Sálvame a grito pelao. Polémicas aparte, siempre es un buen momento de repasar el catálogo de RBD y volver a la adolescencia o a ese concierto con dos amigas en Benidorm.

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