The Rolling Stones: Dos leyendas del rock “de patitas en la calle” por pasearse con el torso desnudo

En Enero de 1969 Mick Jagger y Keith Richards pisaron suelo peruano por primera vez. Pero no fueron a tocar - de hecho, no lo harían hasta 47 años después – sino a descansar. Una visita anónima, de incógnito, que ocupó portadas, libros, reportajes, documentales… hasta Keith Richards habló de ella en su biografía. Y es que la célebre pareja causó un tremendo revuelo allá a donde fue. Incluso les pusieron de ‘patitas en la calle’ en los dos hoteles más exclusivos de Lima. ¿El motivo? Su “indecorosa indumentaria”, sus paseos por los “pasillos en sandalias con el torso desnudo”. Es un capítulo en la historia ‘stoniana’ que en Perú se recuerda como histórico e inolvidable.

De incógnito. Huyendo del acoso mediático del que eran objeto en su país. Los líderes de la mejor banda de rock and roll del mundo decidieron poner tierra de por medio y escapar. Necesitaban parar. Un lugar en el que fueran anónimos y pudieran desconectar. La periodista Laura Sanz-Cruzado, de EFE, explicaba en su crónica que el propósito del tándem creativo de los Rolling Stones era “encontrar un poco de calma para pensar en la continuidad del grupo en un lugar donde no fuesen reconocidos”.

Para darse ese necesario respiro, Mick Jagger y Keith Richards se marcharon con sus novias - Marianne Faithfull y Anita Pallenberg – a Brasil. Tras pasar allí unos días, viajaron, ya sin Faithfull, a la capital de Perú.

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En Enero de 1969 el grupo de ilustres visitantes ‘anónimos’ llegaba, por primera vez, en vuelo privado, al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Llegaron a medianoche y, obviamente, no pasaron desapercibidos. La gente, que no podía ocultar su asombro, les pedía autógrafos. Los medios locales - El Comercio, La Prensa – cubrieron su llegada, con declaraciones de Anita incluidas: “Estaremos cerca de una semana en Lima”. No obstante, su plan era visitar también Cusco y el lago Titicaca.

Esa noche, la comitiva, que completaban el batería norteamericano Anthony Foutz y el hijo del cónsul general de Perú en Londres, José Varela, se hospedó en el exclusivo Hotel Crillón, en el centro de Lima. Pero fue solo esa noche. Al día siguiente les pusieron “de patitas en la calle”. Según publica el periódico peruano Ideal: “Llevaban el pelo largo y vestían como zíngaros daltónicos: torsos descubiertos, chilabas, fulares coloristas, chalecos, sandalias, anillos, pendientes, cintas de pelo. En el elegante Crillón había que llevar puesta al menos una camisa, por muy estrella internacional que se fuese”. Según el gerente del hotel, les pusieron las maletas en la puerta porque llevaban una “vestimenta indecorosa para bajar a los comedores”.

El grupo se desplazó entonces al emblemático hotel Bolívar, unas calles más allá. Jagger y Richards se instalaron en las habitaciones 428 y 430. Pero tampoco duraron mucho tiempo. Sus extravagantes indumentarias, unido a que caminaban por los pasillos en sandalias con el torso desnudo, además de las llamadas constantes que se recibieron en la recepción del hotel, determinaron su expulsión definitiva del alojamiento. Sergio Galarza y Cucho Peñaloza escribieron en el libro ‘Los Rolling Stones en Perú’ que les echaron porque detectaron que “eran gente 'hippie'”, porque las llamadas al hotel les delataron como "banda que amaba los escándalos en su país" y porque "llevaban una vida disipada y fumaban marihuana". Según El Comercio, “Mike y Keith fueron ‘hasta groseros’ con el empleado que les indicó la decisión tomada por la gerencia del hotel”.

Expulsados de los dos hoteles más importantes del país en menos de dos días. Sus ansiados días de sosiego en el refugio peruano no estaban resultando como habían previsto. Y es que, tal y como escriben Galarza y Peñaloza, “Lima aún era una ciudad de damas y caballeros, clasista y racista. Quizá por eso el choque inicial con los Stones fue inevitable”. Al final, se instalaron en el Hotel Playa Hermosa, en la localidad costera de Ancón, por cuyas playas pasearon semi-desnudos y participaron en fiestas locas (definidas como “orgiásticas y cocaínicas”) en las embarcaciones más lujosas del 'Yacht Club'. De esos días hay muchos testimonios. La cantante María Luisa Elejalde recuerda en Ideal: “Mick vestía una túnica blanca, preciosa, con bordados de oro, que le llegaba hasta la cintura y dejaba a la vista sus genitales, pero se le veía ridículo”.

De allí partieron a Cusco. Las imágenes de esos días en la capital del imperio inca, aparecen en el documental de 2023 ‘Catching fire: The Story of Anita Pallenberg’: "Teníamos una maleta llena de dinero y queríamos estar muy lejos de todos” dice la musa de los Rolling. “Mick intentaba atraparme solo a veces cuando Keith estaba borracho... me dijo que debíamos huir juntos... fue entonces cuando empezó a escribir 'No siempre puedes conseguir lo que quieres'".

Keith Richards en su libro biográfico ‘Life’ de 2010 relata que se movieron en coche por todos los rincones de la ciudad y un día llegaron a un lugar que, entonces, no estaba en los mapas turísticos: Urubamba. Pero se perdieron, no sabían regresar y no había hotel. Encontraron un bar donde comieron y pidieron pasar la noche. Tuvieron que convencer al dueño del local haciendo un concierto ¡de canciones en español¡. “No debimos hacerlo del todo mal: les ofrecimos un poco de ‘Malagueña’ y otras canciones vagamente españolas… al final el dueño del bar nos dejó quedarnos en un par de habitaciones que tenía arriba. Es la única vez que Mick y yo hemos cantado a cambio de una cama”.

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