Bob Dylan fue el chico de la armónica de “usar y tirar”
Cuando terminó… tiró la armónica en el cubo de basura. Belafonte interpretó, erróneamente, que era una muestra de desdén hacia su música

Una foto de Bob Dylan en septiembre de 1962 / Michael Ochs Archives
Cuando llegó a Nueva York, Bob Dylan era un joven “delgaducho” sin un centavo y con una bolsa de papel llena de armónicas baratas. De las de usar y tirar. Se ganaba la vida tocando este instrumento de viento. Recibió 50 dólares por su trabajo acompañando a Harry Belafonte en el tema folk tradicional ‘Midnight special’. Y, aunque ha pasado a la historia como su primera sesión de grabación oficial el 24 de Abril de 1961, parece ser que no fue así.
En Enero de 1961, a sus 19 años, Robert Allen Zimmerman – nacido en Minnesota – viajó a Nueva York. El artista que se convertiría en la voz de toda una generación había abandonado la universidad y buscó otro camino en la música. Los comienzos fueron duros como él mismo cuenta en ‘Chronicles’: “Cuando llegué era un invierno interminable. El frio era brutal y cada arteria de la ciudad estaba llena de nieva. No tenía dinero ni amor… no conocía a un alma en esta oscura y glacial metrópoli”.
Ya en su primera noche en la ciudad debutó tocando la armónica en Café Wha?, un club que él mismo describió en sus memorias como "una caverna subterránea sin alcohol, mal iluminada, de techo bajo, como un amplio salón con sillas y mesas".
Pocos días después fue a visitar a su ídolo, la leyenda del folk Woody Guthrie, enfermo en un hospital psiquiátrico de Nueva Jersey. Se ganaba la vida tocando en diferentes clubes del oeste de Manhattan, haciendo amigos y eligiendo material de cantantes folk.
En esa época, Harry Belafonte (cantante, actor y activista por los derechos civiles) conocido por popularizar el calipso a nivel internacional, estaba trabajando en una nueva versión de ‘Midnight special’, una canción folk tradicional cuyo origen estaba en las prisiones del sur de América.
Belafonte preparó la sesión en los estudios de RCA en Webster Hall, Nueva York. Entre los músicos que había contratado para la grabación figuraba el pionero del blues Sonny Terry. Pero no apareció.
El ‘Rey del Calipso’ (como también le llamaban) contaba en la revista Mojo, en 2010, lo ocurrido: “Supuestamente iba a ser Sonny Terry, pero le atrapó una tormenta en Memphis y no pudo llegar a la grabación. Mi guitarrista Millard Thomas dijo, ‘Bien, está este chico que veo todo el tiempo en la ciudad y hace todas las cosas que hace Sonny... él duerme y sueña con esto’. Yo le dije, ‘No tenemos opción, imagino. Encuéntrale’".
“Y este chico delgaducho apareció, y tenía una bolsa de papel llena de armónicas en diferentes claves. Yo toqué la canción para él y el sacó una de la bolsa, la sumergió en agua, hizo una sola toma y fue magnífico. Me encantó. Le pregunté si quería intentar otra toma y dijo, "no". Le pregunté si quería escuchar lo que habíamos grabado y me dijo, "no". Se fue hacia la puerta y por el camino tiró la armónica en el cubo de la basura". Belafonte, que lo estaba viendo, se sintió contrariado y se preguntó si ese gesto era una muestra de desdén o una falta de respeto por su música.
El artista, de ascendencia jamaicana, descubrió la verdad mucho después. “Compraba sus instrumentos en la tienda Woolworth. Eran baratos y una vez que los habías mojado y tocado tan fuerte como él hacía, ya no servían. No fue hasta décadas después, cuando escribió su libro (Chronicles: Volume One), que supe lo que realmente sentía por mí y te digo que se me hizo un nudo en la garganta. Le había admirado todo el tiempo, sin importarme lo que había hecho o dicho”, reconoció en Mojo.
A través de la lectura de sus memorias, Belafonte supo que Bob Dylan también era un gran seguidor suyo. El Premio Nobel de Literatura sintió que su experiencia en esa sesión de grabación fue una de las más especiales de su carrera y tuvo un poder transformador para él. Escribió que se sentía “consagrado” de haber grabado con uno de los hombres más grandes de todos los tiempos. Por cierto, por su trabajo con su armónica comprada en una tienda de baratijas, recibió 50 dólares.
El álbum de Harry Belafonte ‘The midnight special’ (1962) pasó a la historia porque, supuestamente, contenía la primera grabación oficial de Bob Dylan en el tema que le da título. Pero en 2001 se encontró una documentación en los almacenes de RCA Victor junto a cintas grabadas en esa sesión que datan de Febrero de 1962.

Anteriormente, en Septiembre de 1961, Dylan ya había participado tocando la armónica en el tercer álbum de la cantante folk Carolyn Hester, en los estudios Columbia de Nueva York, aunque su álbum no se publicó hasta finales de 1962. Luego esta sería la primera sesión de grabación oficial de Bob.
Su trabajo con Hester llamó la atención de su productor John Hammon, quien rápidamente le fichó para Columbia Records. El 19 de Marzo de 1962, salió a la venta su álbum debut ‘Bob Dylan’. Consistía principalmente en folk tradicional, blues y gospel y solo dos composiciones originales. Vendió 5000 copias en su primer año.