56 años sin ganar el Festival de Eurovisión: ¿Qué está fallando?
Chanel nos devolvió en 2022 la ilusión por la casi victoria con 'SloMo', pero las ansias por la tercera victoria de España cada vez son mayores

Melody no gana Eurovisión 2025: ¿Qué estamos haciendo mal? / picture alliance
¡España no ha ganado Eurovisión 2025! Han pasado ya 56 años desde que la delegación española conquistó por última vez el codiciado micrófono de cristal del Festival de Eurovisión. Era 1969, y Salomé, enfundada en su icónico vestido de flecos, se alzaba con la victoria gracias a Vivo cantando, en un cuádruple empate histórico. Desde entonces, han cambiado los escenarios, los estilos musicales, las reglas del concurso e incluso las formas de votar, pero lo que no cambia es la sequía eurovisiva de nuestro país. Ni los himnos pop de los años 90 ni los giros alternativos más recientes han conseguido romper el maleficio.
La participación española ha estado marcada por altibajos, polémicas y renovados intentos de modernización que rara vez cuajan del todo. El Benidorm Fest, instaurado en 2022 por RTVE como nuevo método de preselección, parecía ser la gran esperanza para cambiar el rumbo, pero tras cuatro ediciones, los resultados son dispares. Con el espejo de Chanel y su SloMo como modelo de éxito reciente, cabe preguntarse: ¿Por qué seguimos sin rozar la victoria?
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A un paso de la victoria
Aunque la victoria se resiste, no todo ha sido decepción. En varias ocasiones, España ha estado peligrosamente cerca del primer puesto. Remontándonos a 1973, Mocedades firmó un digno segundo puesto con Eres tú, una de las canciones más reconocibles de la historia del festival. En 1995, Anabel Conde sorprendió con su potente voz en Vuelve conmigo y también se quedó a las puertas del triunfo.
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Ya en el siglo XXI, Pastora Soler en 2012 y Ruth Lorenzo en 2014 consiguieron sendos décimos puestos con actuaciones vocalmente impecables, pero lejos de despertar una euforia general. Sin embargo, la excepción más actual ha sido Chanel en 2022: su espectacular show, con coreografía milimetrada y una mezcla de pop latino y dance, llevó a España al tercer lugar y la convirtió en un fenómeno. Estos son otros de las propuestas que han finalizado en el Top10 en el certamen europeo:
- 1961: Peret - Canta y Sé Feliz (Noveno Puesto)
- 1966: Raphael - Yo Soy Aquel (Séptimo Puesto)
- 1970: Julio Iglesias - Gwendolyne (Cuarto Puesto)
- 1971: Karina - En Un Mundo Nuevo (Segundo Puesto)
- 1977: Micky - Enséñame a Cantar (Noveno Puesto)
- 1979: Betty Missiego - Su Canción (Segundo Puesto)
- 1982: Lucía - Él (Décimo Puesto)
- 1984: Bravo - Lady, Lady (Tercer Puesto)
- 1989: Nina - Nacida Para Amar (Sexto Puesto)
- 1990: Azúcar Moreno - Bandido (Quinto Puesto)
- 1991: Sergio Dalma - Bailar Pegados (Cuarto Puesto)
- 2001: David Civera - Dile Que La Quiero (Sexto Puesto)
- 2002: Rosa López - Europe's Living A Celebration (Séptimo Puesto)
- 2003: Beth - Dime (Octavo Puesto)
- 2004: Ramón - Para Llenarme de Ti (Décimo Puesto)
Con todo, aquel 2022 devolvió la ilusión y elevó las expectativas para el futuro del Benidorm Fest, la preselección española para elegir a su representante. Pero, ¿por qué no hemos sabido replicar ese éxito?
La fórmula del éxito que no se supo repetir
La victoria de Chanel en el Benidorm Fest fue polémica: no partía como favorita del público, que se decantaba por otras propuestas como la de Rigoberta Bandini o las gallegas Tanxugueiras. Pero su triunfo fue validado por el resultado en Eurovisión. Chanel ofreció una actuación vocalmente impecable, dinámica y resolutiva que conectó tanto con el televoto como con el jurado. Su propuesta apostaba por la excelencia escénica, el ritmo contagioso y la estética global.
¿Dónde se perdió el impulso? Quizás en no consolidar ese modelo perfectamente empaquetado: un proyecto donde se prioriza el directo impecable, el carisma escénico, una producción pensada para un gran escenario y una realización concienciada para transmitirse por televisión. Chanel no solo cantaba bien; supo mantener la expectación y las sorpresas hasta el último momento. De esta manera, pasó de una propuesta por la que casi nadie apostaba a dejar una impresión duradera tanto en Europa como en nuestro país.

En años siguientes, España optó por propuestas diferentes, menos comerciales, algo que podría favorecer por ser único, pero, en su lugar, se perdió el foco y no se volvió a conectar con el público de la misma manera.
El riesgo de un tema de raíz flamenca
En 2023, España apostó por Eaea de Blanca Paloma, una canción profundamente arraigada en el flamenco, con una puesta en escena elegante y minimalista. El riesgo artístico era evidente: se trataba de una propuesta singular, con una vocalista excepcional y una escenografía atmosférica. Sin embargo, en Liverpool no logró la posición que los fanáticos esperaban. Quedó en el puesto 17, tras un merecido noveno en jurado, pero solo 5 puntos del televoto.
¿Qué falló? Tal vez el equilibrio entre lo artístico y lo accesible. Eurovisión premia la originalidad, sí, pero también la capacidad de conectar de alguna manera entre las 26 propuestas en liza. Eaea era muy poderosa pero difícil. El simbolismo cultural reflejado en la puesta en escena no supo transmitirse al resto de Europa. ¡Ojo! No se está diciendo que las canciones flamencas o de raíz no tengan cabida en Eurovisión, sino que a aspectos de realización, la actuación no estuvo a la altura del resto de candidaturas.

Nebulossa: se optó por ser disfrutones
En 2024, el Benidorm Fest volvió a levantar revuelo con la victoria de Nebulossa y su tema Zorra, un alegato a la libertad femenina que dividió opiniones desde el primer momento. La canción, con estética ochentera y mensaje empoderador, logró hacerse hueco en Malmö, pero el resultado fue aún peor que el año anterior: puesto 22.
A pesar de presenciar una mejora visual y escenográfica, junto con un mayor dinamismo en cámaras y planos, Zorra tampoco logró resaltar. El problema, más allá de lo conceptual, puede residir en la ejecución. El groso del jurado profesional se centra en los aspectos técnicos y vocales, lo que quizás andaban algo más limitados. Asimismo, la propuesta se perdió entre una amalgama de temas y número muy visuales, llamativos y arriesgados, como el del ganadore, Nemo. Este título funcionó a nivel nacional, convirtiéndose en todo un himno, pero no bastó en un concurso donde la competencia técnica y visual está a otro nivel.

¿Una cuenta pendiente?
Y llegamos a nuestra diva, Melody. Una presentación que ha devuelto la ilusión a muchos eurofans, pero que ha finalizado en un discreto puesto 24. Aún siendo vocalmente impecable, la actuación han dividido opiniones. Con un inicio muy visual, lo que hace que conectes a la primera, han habido imperfecciones que se han visto reflejadas en el resultado final.
Sin embargo, se trata de un viaje en el que se han cometido varios errores. El primero de ellos, votar por saldar una deuda pendiente. Melody se quedó segunda en la preselección de 2009, en la que para muchos era la ganadora. Esta vez, el público arrasó y le otorgaron el billete a la andaluza, pero ¿era la propuesta mejor empaquetada de cara a Eurovisión? Más tarde, los nuevos arreglos de la canción dividieron aún más la percepción de Esa Diva; un tema comercial con sonidos algo manidos y que exprime al máximo los clichés. Y finalmente, la promoción de la candidatura ha acabado por quemar la canción.

En definitiva, es posible que se necesite un cambio en el Benidorm Fest para que España vuelva a los primeros puestos en los próximos años. Si se quiere ganar Eurovisión, es primordial pensar en el paquete al completo, su puntos fuertes y los detalles factibles a mejorar, así como el potencial de cara a un mercado más versátil como es el europeo. Hay que dejar atrás el renombre de los artistas y pensar más allá. Pero sobre todo se necesita que la organización permita libertad artística al cantante una vez que salga seleccionado.