Sly Stone, retrato de un genio atormentado: así paso del cielo a los infiernos en una década
Pasó de reinventar la música negra a convertirse en el ejemplo más brutal de autodestrucción

Sly Stone de Sly y The Family Stone, 1973. / Michael Putland
Cuando miramos las biografías de los grandes genios de la humanidad, casi siempre hay un factor en común: en algún punto algo se tuerce y nada vuelve a ser como antes. Sylvester Stewart, mas conocido como Sly Stone, nació genio, durante toda su vida fue un genio y murió consagrado como el genio del funk y del soul. Nada podía arrebatarle ese título, ni siquiera sus infinitas polémicas. No a Sly. Él se ganó un lugar especial en los corazones de millones de personas. Pero si algo ha demostrado la historia de este artista es que también fuimos testigos del mayor boicot de una de las grandes carreras de la musica.
Quién era Sylvester Stewart
Antes de ser la voz multicolor del funk y el alma de una generación, Sylvester Stewart, el hombre que el mundo conocería como Sly Stone, era un niño prodigio de iglesia en Texas. Nació en 1943, en el seno de una familia humilde y profundamente religiosa que pronto se trasladó a Vallejo, California. En casa se cantaba gospel, y los pequeños Stewart formaron un grupo infantil, The Stewart Four, con el que Sly grabó sus primeras canciones con solo cuatro años.
Sly no tardó en descubrir nuevos sonidos, una norma que le perseguiría toda la vida. En la secundaria, Sly formó The Viscaynes, un grupo interracial de doo-wop que rompía esquemas en una época en la que la segregación todavía era norma.
LOS40
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1967: Sly Stone como dj en la radio KSOL FM antes de crear Sly and the Family Stone / Michael Ochs Archives

1967: Sly Stone como dj en la radio KSOL FM antes de crear Sly and the Family Stone / Michael Ochs Archives
Empezó a brillar frente al micrófono como DJ en KSOL, una emisora de San Francisco. Fue allí donde nació el apodo de Sly Stone, y también su reputación de agitador musical: ponía a James Brown junto a los Beatles, mezclaba soul con psicodelia, y con esa irreverencia abría caminos donde la industria aún veía muros.
En esos años previos a la fama, Sly fue mucho más que un músico en formación: fue un alquimista de estilos, un joven que aprendió a borrar las líneas entre géneros y a imaginar un futuro donde la música, como las personas, podía ser radicalmente diversa. Esa visión sería el corazón de Sly & The Family Stone.
Subida a los cielos

Retrato del grupo Sly & The Family Stone, 1968. / Michael Ochs Archives

Retrato del grupo Sly & The Family Stone, 1968. / Michael Ochs Archives
Fue a partir de 1967 cuando Sly creó Sly & The Family Stone y comenzó a tocar los cielos del éxito, aunque sin saberlo ya lo alcanzaban también las llamas del infierno. Con la publicación de su primer disco, A Whole New Thing, Sly aún pasaba algo desapercibido, aunque el álbum mostraba ya la fusión radical de funk, soul, rock y psicodelia. Pero se reinventó con su siguiente trabajo, Dance to the Music (1968), que les situó en el mapa.
A ese disco le siguieron Life (1968) y Stand! (1969), que fueron grandes éxitos. Su tema Everyday People alcanzó el número 1 en las listas y se convirtió en un himno universal de igualdad. Fue lanzado poco después del asesinato de Martin Luther King, con un mensaje claro: vivir todos juntos y en paz, hippies, blancos y negros.

La composición del propio grupo ya era un posicionamiento político en sí: tres hombres negros, dos mujeres negras y dos hombres blancos. Era un ejemplo del avance que suponía Sylvester en un contexto social y musical marcado por la segregación. En ese momento, Sly ya era el cronista de un nuevo sonido, el futuro de un horizonte distinto, de nuevas revoluciones musicales y sociales.
El Woodstock negro
Las críticas se fueron diluyendo y otro de los momentos que le catapultaron fue su aparición en el Harlem Cultural Festival de 1969 (el “Woodstock negro”). El público esperaba a Stevie Wonder, Nina Simone, The Temptations, The 5th Dimension o Gladys Knight. Pero cuando Sly y su banda saltaron al escenario, dejaron a todos boquiabiertos: ¿quién era ese chico con un afro imposible?, ¿qué hacía un blanco tocando la batería?, ¿qué eran esas pintas? La respuesta era sencilla: incluso en presencia de los grandes del soul y el gospel, Sly mostraba que ellos pertenecían al presente, pero él representaba el futuro.
Un año más tarde, en 1971, Sly publicó There’s a Riot Goin’ On. Con este trabajo se consolidó definitivamente como el genio que hoy conocemos. Es su álbum más decisivo: concentra su talento, pero también marca el inicio de las tensiones internas y personales. Algo empezaba a torcerse.
Caída a los infiernos
Sly ya era adicto a las drogas, y llevaba varios años siéndolo. Le pasaron factura, y muy cara: lo pagó con su carrera, su familia y su éxito. Desde principios de los 80 estuvo prácticamente retirado. Su nombre aparecía más en noticias por arrestos que por música. Sly & The Family Stone se disolvió definitivamente en 1975, tras la publicación de High on You.
Años más tarde, Sylvester aceptó una gira de reencuentro, pero solo apareció en un par de canciones, dejando a público y banda defraudados. La genialidad terminó pesándole demasiado y se fue recluyendo cada vez más. Llegó un punto en que Sylvester dejó de dar conciertos, de hacer música, incluso de conceder entrevistas. Durante un tiempo se centró en rehabilitarse de las drogas, en otro en recuperar a su familia y el tiempo perdido. Tal vez estuvo encerrado en la culpa por el talento desperdiciado o por las decisiones equivocadas. Lo único cierto es que su audiencia asistió a la caída al abismo de Sly, a manos de Sylvester.
Documentales y últimos años
Los últimos años del artista fueron inciertos: nadie sabía a ciencia cierta qué pasaba con Sly. Quest love, miembro de The Roots, realizó dos documentales que arrojaron luz y justicia sobre el legado del músico. El primero fue Summer of Soul (2021), que recuperaba la memoria del festival de Harlem, ocultado durante décadas por razones políticas, racistas y comerciales. Allí, Sly & The Family Stone tuvieron un papel fundamental.

Tras este documental, la figura de Sly volvió a la palestra. Se decían cosas que no eran verdad: que había muerto, que era mendigo, que vivía en una caravana. Todo era mentira, pero nadie salía en su defensa hasta la llegada del documental Sly! Lives (2023), que aportó respeto y verdad al nombre de Sly Stone.

En él se mostraba su nacimiento, infancia, familia, amigos, hijos, parejas, éxitos y desgracias. A diferencia de los documentales que estamos acostumbrados a ver, este no mostraba un final feliz: Sly nunca resucitó ni protagonizó un gran regreso, pero vivió una vida plena. Y, sobre todo, quedó claro que sigue vivo en la historia de la música y en la memoria colectiva.
Sly murió el 9 de junio de 2025, acompañado por su familia más cercana. Desde la tierra, Sylvester, te recordamos como eras: un genio mundano, con sus luces y sus sombras, pero siempre real.
¡Sly vive!

Andrea Sanz
Una chica buscando su lugar en el mundo. En este intento me encontré con el periodismo y decidimos hacerlo...












