Treinta y cinco años de Los Rodríguez: la chispa de rock latino que encendió España
El 28 de septiembre de 1990, el cuarteto se juntó por primera vez en un local de ensayo

Los Rodríguez: de izda. a dcha, Andrés Calamaro, Ariel Rot, Julián Infante y Germán Vilella.
El 28 de septiembre de 1990, en un local de ensayo de Madrid, cuatro músicos se reunieron por primera vez para dar forma a un proyecto que, sin saberlo aún, se convertiría en uno de los grupos más influyentes del rock en español de los noventa: Los Rodríguez. Andrés Calamaro, Ariel Rot, Julián Infante y Germán Vilella dieron aquel día el primer paso de una aventura breve pero decisiva, que transformó la escena musical hispana y dejó un legado aún presente tres décadas y media después.
La historia de Los Rodríguez es también la de una confluencia transatlántica. Andrés Calamaro (Buenos Aires, 1961) había formado parte de Los Abuelos de la Nada e iniciado una carrera solista con varios discos de culto. Su talento como compositor y su capacidad para moverse entre el rock, el pop y el tango lo hacían ya una figura consolidada en Argentina, aunque en España era todavía un artista por descubrir.
Ariel Rot (Buenos Aires, 1960) y Julián Infante (Ciudad Real, 1957) compartían un pasado común en Tequila, la banda que había incendiado la España de finales de los setenta con himnos juveniles como “Salta!!” o “Dime que me quieres”. Tras la disolución del grupo, Rot había iniciado una carrera en solitario y colaborado como guitarrista, mientras que Infante se había movido entre distintos proyectos. Ambos estaban afincados en Madrid y conectados con la movida musical que, aunque ya en declive, seguía alimentando la vida nocturna de la capital.
LOS40 Classic
LOS40 Classic
El cuarto pilar era Germán Vilella (Madrid, 1964), batería con experiencia en formaciones locales, cuya pegada rítmica sería fundamental para dar cohesión al sonido del grupo.
El germen de Los Rodríguez se encendió en la noche madrileña. Calamaro, recién llegado a España, se reencontró con Rot y con Infante, con quienes compartía raíces porteñas y afinidades musicales. La idea de formar un grupo surgió con naturalidad: querían un proyecto que mezclara la frescura del rock con la tradición popular hispana y el aire despreocupado del pop latino.
El nombre, Los Rodríguez, fue un guiño irónico. En España y algunos países de habla hispana, decir que alguien es “un Rodríguez” significa que se ha quedado solo en casa porque la pareja se ha marchado de vacaciones: un hombre disponible para el ocio y la tentación. Esa actitud lúdica y desenfadada encajaba con el espíritu de la banda.
El primer ensayo, aquel 28 de septiembre de 1990, marcó el inicio oficial. No había grandes pretensiones, pero sí la sensación de que algo especial se estaba gestando.
La trayectoria de Los Rodríguez fue tan breve como intensa. Entre 1990 y 1996 grabaron cuatro álbumes de estudio —Buena suerte (1991), Disco pirata (1992), Sin documentos (1993) y Palabras más, palabras menos (1995)— y se convirtieron en un fenómeno de masas en España y América Latina.

Su gran salto llegó con Sin documentos, que incluía la canción homónima, convertida en himno generacional (y número uno de LOS40 el 28 de agosto de 1993), y otros éxitos como “Mi rock perdido” o “Dulce condena”. La fórmula era irresistible: rock con raíces en el blues y el country, letras directas y poéticas a la vez, y un aire mestizo que absorbía flamenco, rumba y cumbia. Los Rodríguez también lideraron nuestro chart con “Milonga del marinero y el capitán” (1995), “Aquí no podemos hacerlo” (1995), “Mucho mejor” (1996) y “Mi enfermedad” (1997).
En directo, Los Rodríguez desplegaban una energía contagiosa. Calamaro aportaba la intensidad vocal y compositiva, Rot el virtuosismo de la guitarra y el carisma, Infante la solidez rítmica y Vilella la contundencia en la batería. Aquella combinación, unida al carisma personal de sus integrantes, los convirtió en referentes de la primera mitad de los noventa.
En 1996, en pleno éxito, el grupo anunció su disolución. Las tensiones internas y el desgaste de las giras aceleraron un final que dejó a los fans con la sensación de que aún tenían mucho más por dar. La muerte de Julián Infante en 2000 cerró definitivamente la posibilidad de un regreso.
A pesar de su corta trayectoria, Los Rodríguez dejaron una huella profunda. Fueron pioneros en tender puentes entre España y América Latina, mostrando que el rock en español podía sonar internacional sin perder raíces. Influyeron en decenas de grupos posteriores y dieron a sus integrantes nuevas alas: Calamaro se consolidó como uno de los grandes cantautores del continente, y Rot siguió construyendo una sólida carrera solista.
Los Rodríguez siguen siendo recordados como un grupo que logró capturar la esencia de una época. Su música suena aún fresca, sus letras mantienen la vigencia y su historia se repite como un ejemplo de cómo cuatro músicos, con trayectorias previas diferentes, supieron unirse para crear algo mayor que la suma de sus partes.












