Sentirse un marginado o marginada está al alcance de todo el mundo; eso es lo maravilloso: cómo alguien que se siente “el underdog” de un sitio puede resurgir y encontrar en otros la inspiración. Esta es la historia de Janis Joplin, de una estrella y un icono, pero también la de una marginada que supo exprimir hasta la última gota de su propia desgracia. Se nos fue muy, muy pronto, como muchos de sus compañeros de generación que murieron a los 27 años, la famosa “generación del 27”.
La joven rockera falleció por una sobredosis de heroína, pero nadie quiere recordarla así un día como hoy. No importa cómo se fue, sino cómo vivió mientras estuvo sobre la Tierra. ¿Qué pensaba una leyenda como Janis? ¿Cuáles eran sus inquietudes? ¿Se había enamorado alguna vez? ¿Odiaba a alguien? ¿Cuál era su comida favorita? Un día como hoy es para recordar y honrar; por eso repasamos la vida del icono, cantante, mujer y revolucionaria.
Quizá la palabra “marginada” al lado de una estrella del rock blanca suene extraño, pero en este caso la verdad supera la ficción. Nacida en Port Arthur, un pequeño y conservador pueblo de Texas, Janis Joplin nunca encajó en el molde que se esperaba de una chica de los años cincuenta. Su infancia estuvo marcada por la incomodidad de ser distinta. Mientras otras jóvenes soñaban con encajar en la perfección suburbana, ella aprendía escuchando a Bessie Smith, Big Mama Thornton o Lead Belly; voces afroamericanas que luego moldearían la suya, llena de dolor y éxtasis, enseñándole que la música podía ser un lugar donde los defectos no eran otra cosa que virtudes.
El rechazo de sus compañeros de escuela y las burlas por su aspecto y personalidad inquieta la empujaron a mirar más allá del horizonte de su ciudad natal. En su etapa escolar llegó a ser nombrada “el hombre más feo del instituto”, un trauma que la acompañaría el resto de su corta pero intensa vida. Entre pinceles, cuadernos de dibujo y primeras canciones, Janis empezó a construir un camino propio, desordenado pero real, que la llevaría a dejar atrás Texas para lanzarse en el hervidero cultural de San Francisco. Allí, con la voz rota por dentro y desbordante de vida, estaba a punto de empezar la carrera que la convertiría en un mito eterno del rock.
La carrera de Janis
La trayectoria de Janis estuvo marcada por algo tan humano como buscar el amor: amor propio y amor de otros. Tras dejar su Texas natal y llegar a San Francisco, encontró en la contracultura hippie el lugar donde podía ser ella misma y abrazar a aquella “Janis del instituto”. En 1966 se unió a Big Brother and the Holding Company, con quienes deslumbró en el Monterey Pop Festival de 1967. Aquel escenario la consagró: el público descubrió a una mujer blanca que cantaba el blues con la crudeza y el poder de las grandes voces negras. Encarnaba lo más alto del movimiento hippie y del feminismo en un mundo dominado por hombres.
Con Big Brother grabó en 1968 el históricoCheap Thrills, que alcanzó el número uno en ventas y dejó himnos comoPiece of My Hearty Summertime. El disco capturó el espíritu psicodélico de la época y mostró a Janis como una intérprete única, capaz de convertir cada canción en un desgarro emocional. Pero la artista siempre iba un paso por delante y nunca se conformaba; por eso comenzó a sentir la necesidad de explorar nuevos horizontes musicales y no limitarse al rock ácido de San Francisco.
Ese deseo de cambio la llevó a formar la Kozmic Blues Band, con quienes lanzó en 1969 I Got Dem Ol’ Kozmic Blues Again Mama!. Más soul, más vientos, más vulnerabilidad: una Janis más real, que iba madurando rápido, para una joven artista a la que los años le pesaban distinto que al resto. Aunque el álbum recibió críticas divididas, reflejaba su búsqueda constante de reinventarse. Ese mismo año subió al escenario de Woodstock, donde, pese al cansancio, regaló una actuación que consolidó su aura magnética y rebelde.
En los últimos meses de su vida, en el 1970, trabajaba con su nueva banda preparando lo que sería su disco final. No alcanzó a verlo publicado:Pearlsalió en enero de 1971, ya post mortem, y se convirtió en una pieza fundamental de su legado.
Incluye canciones míticas como Me and Bobby McGee(un éxito que alcanzó el número uno),Mercedes Benzy la emotiva Cry Baby. Este disco es quizás la prueba más clara de que Janis no solo vivía en el amor al blues ni en la explosión escénica, sino también en el canto íntimo, desde el alma expuesta.
Janis vive: los documentales
La figura de Janis Joplin ha sido revisitada en múltiples documentales que buscan entender no solo a la artista, sino también a la mujer que se escondía detrás de la imagen de estrella del rock. Uno de los más recientes y reveladores es Janis: Little Girl Blue (2015), dirigido por Amy J. Berg. A través de cartas leídas por la cantante Cat Power y entrevistas con amigos cercanos, el filme muestra a una Janis íntima y llena de matices.
Mucho antes, en 1974, se estrenó Janis, dirigido por Howard Alk, considerado el primer gran documental sobre su vida. Rodado apenas cuatro años después de su muerte, recoge actuaciones en vivo, ensayos y testimonios de quienes compartieron escenario con ella. Tiene un valor especial porque, al ser tan cercano a su partida, captura su figura con una crudeza única.
Por último, Festival Express (2003) revive la gira en tren por Canadá en 1970 junto a artistas como The Grateful Dead y The Band. En esta pieza se observa a una Janis más relajada, disfrutando de lo que más le gustaba hacer: tocar e interpretar su música, rodeada de los suyos.
Existen además grabaciones y especiales televisivos que rescatan momentos de su paso por el escenario, como los archivos de Woodstock y Monterey. Todos estos materiales han mantenido vivo el legado y la historia de Janis en la memoria colectiva de todas las generaciones a lo largo de estos 55 años.
He logrado pasar mis 27 sin ser verdaderamente consciente de ello. Qué juego más extraño. Hace dos años ni siquiera quería estar aquí… No, eso no es cierto. He mirado a mi alrededor y he notado algo: cuando alcanzas cierto nivel de talento (y unos cuantos poseen ese talento), el factor decisivo es la ambición, o, como yo lo veo, cuánto realmente necesitas: necesitas ser amada, necesitas estar orgullosa de ti… Imagino que eso es la ambición. No es una búsqueda depravada de estatus o dinero. A lo mejor buscamos amor, mucho amor.”