El poder de lo divino y la música: de dónde viene la predisposición por la fusión entre religión y hits
Artistas como Rosalía llevan lo sacro muy presente en sus trabajos, pero ¿cómo ha llegado esta mezcla hasta nuestros días?

Rosalia presentando la portada de su nuevo disco 'Lux', en la plaza de Callao, Madrid / Europa Press News
Se sabe que los primeros instrumentos de los que se tiene constancia aparecieron hace unos 40.000 años. Los estudiosos de la historia y de la música hablan de cómo esta surgió de necesidades comunicativas, mucho antes de que existiera la religión organizada. Sin embargo, con el paso de los años, la música y la religión fueron uniéndose, casi como hermanas, hasta llegar juntas a nuestros días.
Rosalía es una genia de nuestros tiempos, una precursora valiente que desde el inicio de su carrera se atrevió a decir abiertamente que Dios tenía una gran influencia en ella y, sobre todo, en su arte, por eso es el mejor ejemplo de lo que se trata hoy. Es cierto que no ha sido hasta este último anuncio, su próximo álbum Lux, cuando hemos visto la gran importancia que la espiritualidad tiene para la artista. En la proyección que realizó el pasado lunes 20 de octubre en Callao, Madrid, pudimos ver la portada de su próximo trabajo, donde aparecía como una especie de novicia, mostrando claramente cuál será la línea central de esta nueva era: Dios y todo su imaginario. Pero si algo también es cierto, y así lo demuestra la propia Rosalía, es que esto viene de mucho antes, de nuestros ancestros y de aquellos que introdujeron por primera vez las imágenes religiosas en la cultura popular.
Fusión de la religión y la música popular
Antes de que Rosalía, Madonna o Kanye West usaran crucifijos, cánticos o simbología espiritual en sus trabajos, la relación entre religión y música ya se daba en los templos y los campos del sur de Estados Unidos. Esta fusión nació a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando los cánticos religiosos afroamericanos, los llamados spirituals y el gospel, comenzaron a salir de las iglesias para impregnarlo todo, incluso los sonidos profanos. Aquellos cantos de fe, sufrimiento y esperanza se convirtieron en la base rítmica y emocional del blues, el soul y, posteriormente, del rock and roll. Encontrar fe y esperanza en un ser superior como Dios ha dado origen a algunos de los mejores estilos y creaciones musicales de la historia.
LOS40
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La llamada “madre del rock and roll”, Sister Rosetta Tharpe, fue la primera en ponerle tintes eléctricos a la palabra divina. En los años 30 y 40 tocaba la guitarra con una energía inédita mientras cantaba alabanzas a Dios. Su estilo rompió las fronteras con lo sagrado, inspirando a figuras como Elvis Presley, Johnny Cash o Little Richard: auténtica historia viva de la música. La fuerza espiritual del gospel se transformó en una nueva forma de expresión popular: el rock nacía con raíces profundamente religiosas, aunque con el curso normal de la historia acabaría convirtiéndose en sinónimo de rebeldía y reivindicación.

Otro fenómeno cultural que dio forma a lo que hoy conocemos fue el pentecostalismo. En las iglesias del sur de Estados Unidos, los cultos pentecostales eran auténticos espectáculos de música en vivo, éxtasis y emoción. Aquellos ritos, basados en la improvisación, el trance y la intensidad rítmica, moldearon la manera en que artistas como Aretha Franklin se movían sobre el escenario y componían sus letras con pasión y entrega. Al final, la pasión de Cristo se convirtió en pasión por la música.
El soul como guía
En las décadas de los 50 y 60, el gospel fue colándose poco a poco en el pop y el soul. Elvis Presley grabó varios discos de música religiosa y siempre reconoció que este estilo fue la fuente de su inspiración y la raíz de su estilo. Aretha Franklin, por su parte, pasó de cantar en la iglesia de su padre, un famoso predicador de Detroit, a convertirse en la “Reina del Soul”. Su voz mantenía intacta la intensidad espiritual de sus orígenes; incluso cuando cantaba sobre el amor o el desamor, su interpretación seguía acompañada por la presencia de Dios.
Con el tiempo, la espiritualidad fue evolucionando, y con ella llegaron nuevos artistas con visiones distintas sobre lo que la religión podía aportar a su imaginario. George Harrison, tras su etapa en The Beatles, comenzó a mezclar referencias cristianas, hindúes y orientales en canciones como My Sweet Lord (1970). Desde ese momento, la espiritualidad, en cualquiera de sus formas, empezó a cobrar una importancia cada vez mayor como recurso simbólico y estético para los artistas que buscaban explorar lo trascendente desde la cultura pop.

¿Qué explicación puede haber para este hecho?
El ser humano no es tan misterioso como solemos pensar. La religión lleva existiendo siglos, al igual que la música. Podrían considerarse hermanas, pues una se inspira en la otra constantemente. Las personas artísticas buscan expresar lo que llevan dentro a través de casi cualquier medio: hay quienes pintan lienzos, otros escriben, algunos hacen películas... y otros cantan. Pero el arte casi nunca está alejado de lo espiritual. Todos buscamos sentido a las cosas, y todo lo que hacemos suele tener un origen simbólico o emocional. Por eso, tantas veces la religión aparece en el arte y la música.

Las dudas existenciales nos llevan a explorar la fe y las creencias, y ese es, probablemente, el mayor motivo de esta fusión entre creer y crear. Las religiones están llenas de simbolismo y tradiciones profundamente arraigadas, lo que facilita encontrar inspiración en algo con tanta historia y carga emocional. También son fuente de críticas, y eso da lugar al mismo arte, pero desde perspectivas diferentes. Al final, como humanos, nos repetimos: siempre necesitamos creer en algo, ya sea una religión, las energías o las personas que admiramos, pero siempre buscaremos fuentes de inspiración y, también, de reflexión y crítica.

Andrea Sanz
Una chica buscando su lugar en el mundo. En este intento me encontré con el periodismo y decidimos hacerlo...












