Especial
Adele se lava la cara para Rolling Stone
La cantante reconoce que le gustaría tener una pandilla como Taylor Swift y que adora a Rihanna
Que tiemble Taylor Swift porque ha llegado Adele. La omnipresente novia de Calvin Harris ha hecho bien diciendo hace unos días que iba a tomarse un descanso y desaparecer de primera plana. Ese hueco lo va a llenar, sin duda, Adele que ya ha conseguido, de momento, arrebatarle algún que otro record y los que quedan. 25 era un álbum muy esperado y la expectación en torno a su lanzamiento es enorme.
Está claro que de aquí a final de año vamos a tener Adele hasta en la sopa pero es lo que toca. De momento la hemos podido ver al natural en la portada de la edición norteamericana de Rolling Stone y la hemos visto sin artificios, al natural y carente de maquillaje que enmascare su yo más personal. Y es que, aunque ella nunca ha cumplido con los cánones establecidos en la industria y no ha perdido los 60 kilos que muchos decían, está contenta consigo misma. “Es fácil identificarse conmigo porque no soy perfecta, y creo que mucha gente se presenta como ideal, inalcanzable e intocable", explica.
Muchos han hablado de su particular carácter bastante distante y alejado de lo que es la industria del entertainment aunque ella no lo ve así. “La gente piensa que odio ser famosa. Y no es así. En realidad me da miedo. Creo que es realmente tóxico y pienso que es fácil ser arrastrada por la fama”, aclara, “Ver a Amy [Winehouse] deteriorarse es una de las razones por las que me asusta la fama. A todos nos entretenía ver sus malas pintas. Yo estaba jodidamente triste por eso, pero si alguien me enseñaba una foto de ella con mala apariencia, yo la miraba igual. Si no las hubiéramos mirado, habrían dejado de hacerle fotos. El nivel de atención es realmente aterrador, especialmente si no vives en torno a esas cosas del espectáculo”.
Pero quiere pertenecer a eso mundo y de hecho reconoce que le gustaría tener una pandillita como la de Taylor Swift entre las que tendría a su adorada Rihanna, “oh, Dios, ella es la vida misma, ¿no? La quiero”.
Ha dejado claro, también, que no es hermética en cuanto a su vida familiar. “Mi último novio se sentía incómodo con todo el éxito que tenía y con el hecho de que tenía que compartirme con un montón de personas”, relata. Ahora todo es diferente y su chico, Simon Konecki, “me apoya mucho”, sentencia. Eso sí, asegura que aunque se quieren mucho y nunca han roto, entre sus planes no está casarse.
También ha tenido unas palabras para su hijo Angelo, su auténtico jefe, “él es mi angelito. Todas las cosas que en realidad me gustan sobre mí misma él las estimula y es la única persona que me dice no. Me domina completamente”.
Su hijo ha sido el responsable de algunos cambios de hábito en su vida. Por él ha dejado los cigarros y el alcohol. “Lo adoro absolutamente (fumar) pero no sería genial estar muriendo por alguna enfermedad relacionada con fumar que dejara a mis hijos devastados”, asegura, “yo solía bebérmelo todo y aun así podía hacer un buen show, pero con hijos, las resacas son una tortura”.