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David Guetta, David Otero o Carlos Jean, en el debut literario de Vanesa Romero: “No puedo vivir sin música”
‘Música para Sara’ nos descubre una de las grandes pasiones de la actriz que, aunque lo niegue, tiene voz para cantar
La pandemia paralizó los planes de lanzamiento de la primera novela de Vanesa Romero, una de las actrices que lleva doce temporadas acompañándonos desde su urbanización en Montepinar, en La que se avecina. Se llama Música para Sara y el título ya deja clara una de sus pasiones, aunque reconoce que lo de cantar no es lo suyo. Eso sí, si hay que salir a cantar con su chico y su grupo, se lo toma como una terapia.
Ahora que vamos pasando de fases y recuperando algo de normalidad en nuestras vidas, por fin ha salido a la venta su novela. Una joven de 18 años pierde su última carrera como atleta y decide cambiar radicalmente de vida. Se cambia de ciudad y empieza una nueva vida sola con el único objetivo de buscar aquello que la haga feliz.
Y en ese camino descubrirá lo que es la amistad, el amor e, incluso, la traición. Además, la música cobra un protagonismo especial. Una historia fácil de leer que intenta tocar la fibra sensible desde la inocencia de una chica que empieza a descubrir el mundo.
Entre rodaje y rodaje, Vanesa ha encontrado tiempo para charlar sobre este nuevo proyecto que supone para ella la superación de un reto muy importante.
Estás en época de muchos estrenos: Novela, canción, serie… ¿cómo se gestiona tanta emoción?
Hemos pasado de estar en cuarentena, tranquilos a, de repente, en una semana, boom, arranca la serie la grabación, presento mi novela, se estrenan en Amazon Prime los nuevos capítulos de La que se avecina…una semana muy de emociones, muy bonita y con reincorporación al trabajo con esa nueva normalidad a la que nos tenemos que enfrentar todos. Una semana de muchísimas emociones, muy bonitas y muy contenta de reencontrarme con los compañeros.
¿Duermes por las noches o tanta emoción no te deja?
En la cuarentena no dormía nada, he tenido un insomnio horrible cuando soy una persona de dormir bien. Ahora, como estoy todo el día sin parar, creo que, por primera vez, he vuelto a dormir bien después de todo el tiempo que llevamos encerrados en casa.
Conoces la covid-19 muy bien, ¿no?
Sí, no llegué a tener neumonía. Sí que soy paciente de riesgo porque soy asmática y me han estado controlando en casa dos meses que he tardado en recuperarme. Entre eso y que no te encuentras bien, no podía dormir ni nada y ahora como que he vuelto otra vez a la vida.
Y vuelves con tu primera novela bajo el brazo, ¿ha sido fácil?
Sí es verdad que estoy acostumbrada a trabajar con guiones, a trabajar con personajes, haces un ejercicio diario de analizar textos y el editor me dijo ‘yo confío en ti’ y gracias a eso he disfrutado de una experiencia increíble en la que he sufrido con la protagonista, me he enfrentado a mis propios miedos, he llorado, he reído y cuando puse ‘fin’, sentí una satisfacción increíble… he logrado escribir una novela.
¿Te ves reflejada en Sara?
Me siento reflejada en ciertas cosas, pero hay muchas que son ficción. Ella es atleta, yo fui atleta. Me marché a Madrid, ella se marcha a Madrid. Hay puntos en común. pero es verdad que luego hay otras cosas que no tenemos nada que ver.
¿Qué es lo que más te separa de Sara?
Tengo más cosas que me unen que me separan. Pero, por ejemplo, el tema de la música, yo no tengo nada de talento para la música. Es verdad que cómo enfoca los amores ficticios, yo nunca he tenido amores ficticios, nunca me ha pasado eso. Nunca he sido fan de carpeta o me muero por tal, como ella.
ATLETISMO
La novela recoge muchos de tus mundos personales. Vamos a repasar algunos. Arranca con una carrera de atletismo. 8 segundos que cambian la vida de Sara, ¿tú has tenido en tu vida algún punto de inflexión así?
Yo cambié radicalmente de vida. Vivía en Alicante y un día me desperté y dije ‘me quiero ir a Madrid a probar’. Mis padres me apoyaron al cien por cien, hablé con ellos y me dieron esa libertad y esas alas para volar y tener esa valentía. Porque hay que tener esa valentía para dejar a tu hijo probar. Tenía 17 o 18 años, me vine a Madrid y aquí he construido todo lo que tengo. Si no me hubiera venido a Madrid no hubiera hecho nada de lo que estoy haciendo. Algo dentro de mí me decía que no era feliz, que necesitaba experimentar y obtener respuestas.
Ahí ya dejas clara las conexiones que hay contigo porque tú también eras atleta, ¿qué te aportó la dedicación a este deporte?
Me dio unos valores que a día de hoy los he trasladado a mi trabajo. Esa disciplina, esa constancia, esa perseverancia, esa lucha, esa entrega, el deporte te da esos valores. El levantarte, el entrenar cada día, el saber que estás reventado, pero tienes que seguir y competir. Ir en busca de una marca, llegar a una meta, todo eso me lo ha dado el atletismo y a día de hoy lo traslado a mi vida y a mi profesión.
¿Sigues corriendo?
No, nada. Yo creo que entrené tanto en aquella época que me he ido a otro tipo de ejercicio como yoga, algo más tranquilito, de conexión cuerpo mente. Aunque corriendo, cuando a veces me he ido a hacer footing, es verdad que es otra manera de meditar, pero es verdad que necesito otro tipo de ejercicio.
INTERPRETACIÓN
Ella no tiene claro a qué se quiere dedicar, eso es muy habitual en esas edades, ¿tú desde cuándo tuviste clara tu vocación?
Yo como Sara, no tenía ni idea de a qué me quería dedicar. Un día era como, quiero ser peluquera, otro día, maestra, otro, policía… no tenía ni idea. Me encantaban las letras, la literatura, escribir poemas, escribir cuentos, desde siempre, pero no sabía. De repente apareció en mi vida la interpretación y analizándolo puedo interpretar papeles donde puedo ser muchas cosas. Tengo una profesión donde me puedo alimentar de todas esas cosas que yo anhelaba de pequeña, de lo que quería hacer.
En ese camino a Madrid se cruza con el actor del que está enamorada platónicamente, ¿está inspirado en algún actor que conozcas?
Yo creo que iba cogiendo un poco de todo. He cogido un poco de ciertas personas que conozco y de repente lo he creado en mi cabeza.
El actor tiene como ambición Hollywood, ¿tú has soñado con un Oscar en alguna ocasión?
Cuando eres actriz la imaginación te lleva a muchas cosas. Sueñas con interpretar papeles que te llenen y te inspiren y que digas ‘qué maravilla ha sido meterte en ese personaje’. Cuando ves las galas…soñar es libre y piensas ‘ojalá algún día’. Pero no es mi prioridad, mi prioridad es interpretar papeles que me llenen.
Describes el ambiente de una gala de los Oscar, ¿la has vivido, te lo han contado de primera persona o has tirado del imaginario que tenemos todos de estas fiestas?
Imaginario total. Soñar es libre y me imagino, cuando ves la gala, algún día estaré ahí, pisaré la alfombra roja y estaré con mis actores favoritos. Dejas volar la imaginación.
Y en tus sueños, ¿con quién te codeas en esa alfombra roja de los Oscar?
A Will Smith me encantaría porque es un tío encantador. A Charlize Theron, a Meryl Streep, fliparía si la viera.
MÚSICA
Volviendo a la novela, de todos esos mundos, le das protagonismo a la música ya desde el mismo título, ¿qué papel juega en tu vida?
Forma parte de mi día a día, no puedo vivir sin música. Escribiendo el libro, la manera de meterme en los personajes era escuchando música. Tenía que ser música más instrumental, pero tenía que ponerla porque me ayuda a concentrarme y me cambia el estado de ánimo. En el coche escucho música, lo es todo. Y fíjate, mi pareja es músico.
Tú fuiste compañera nuestra durante un tiempo, de aquel acercamiento a la música, ¿con qué te quedas?
Fue un aprendizaje precioso, fue de las primeras cosas que hice y fue un reto porque no tenía ni idea de muchas cosas. Me llevé muy buenos recuerdos, un aprendizaje brutal.
En la novela mencionas a algunos artistas: David Otero, Carlos Jean, David Guetta… ¿qué criterios has seguido para elegirlos a ellos?
David Otero es amigo mío, de hecho, lo conocí presentando en LOS40. A Carlos Jean también lo conozco y David Guetta porque me gusta mucho la música electrónica. Le conocí en la gala de LOS40, me senté con él y me pareció un tipo encantador, como muy normal y muy sencillo a pesar de quién es.
David Otero ya he visto que ha dicho que lo va a leer, ¿tenéis relación?
Es un tipo excelente. Tuve la suerte de conocerle entrevistándole y a partir de ahí nos volvimos a encontrar, teníamos la misma profesora de voz, nos encontrábamos cuando él entraba y yo salía y seguimos en contacto y tenemos el mismo editor. Estamos conectados.
También aparece mencionado Showpay, el grupo de tu chico, ¿crees que tiene el reconocimiento que se merece?
No, quizás porque cantan en inglés y eso en España cuesta un poquito más. Los escuchas, ves su directo y son buenísimos. Tiene una música que es increíble. Ahora con el tema que Albert ha hecho mío, está abriéndose campo, cantando en español, que es la primera vez que lo hace.
¿Te costó convencerle para que compusiera un tema en español para tu novela?
Para nada. Alguna vez ya me había enseñado algo porque para el corto que hicimos, que tengo pensado grabar ya, me ha compuesto alguna canción más. Cantando en español me encanta, tiene mucho talento, es una sensibilidad lo que tiene… cuando le propuse hacer la música para la canción y hacer la letra conmigo… tuvimos nuestros más y nuestros menos porque yo le pedía cosas que no se podían.
Mira que si una canción para la novela te cuesta una crisis de pareja…
No, nunca llegaríamos a eso porque nos entendemos de maravilla en ese sentido y hacemos muy buen equipo. Me entendió a la perfección, pero sí es verdad que hay palabras que tú quieres, que no riman.
Ella tiene miedos a las comparaciones y a la exposición mediática. Tú, como personaje público que ha pasado por todo eso, ¿la puedes entender?
Totalmente. Cuando estás tan expuesto hay un momento dado quer tienes miedo y tienes que saber encajar las críticas y todo tiene un proceso. A mí me ha pasado. Cuando entré en Aquí no hay quien viva tienes que asumir que pasas de cero a cien y que todo el mundo te mira, y opina, y habla, y comenta, y dice… tienes que saber manejar eso, no es fácil.
FOTOGRAFÍA
Por casualidades de la vida llega a la fotografía, un mundo con el que tú también tienes relación, ¿cómo llegó a tu vida?
Empecé a hacer mis primeros pinitos en Alicante trabajando como modelo, es algo en lo que me he manejado y me sigo manejando. No tanto detrás de la cámara como delante, forma parte de mi vida. Habla en el libro de todo lo que he vivido, tengo mis experiencias.
Vivimos en la era de la imagen, ¿hasta qué punto cuidas la tuya?
Cuido mi imagen porque me gusta cuidarme a mí. Me cuido en mi día a día, me gusta alimentarme bien, llevar una vida equilibrada, sana y en redes sociales muestro lo que soy yo en cada momento.
Presentas a las modelos casi como divas, ¿es lo que tú has conocido?
He conocido de todo, la verdad, pero creo que pasa en todas las profesiones. Te has encontrada con gente que van de divas, pero si profundizas en ese tipo de personas encuentras debilidades y es más una máscara. Me las he encontrado.
Tu protagonista quiere hacer fotografía con alma, ¿a ti te han hecho alguna?
La mirada, dicen que es el espejo del alma, los ojos transmiten. Por eso te dicen que sonrías con los ojos y dices, ‘vale, ¿cómo se hace eso?’. Es una frase que muchos fotógrafos con los que he trabajado me dicen, ‘sonríe con los ojos, no con la boca’. Los ojos lo expresan todo, una felicidad, tristeza, desasosiego… expresan muchas cosas.
¿La fotografía de tu muro de la que te sientes más orgullosa?
Hay varias, ahora mismo me viene una imagen que subí con mi hermana cuando se quedó embarazada e iba a ser tía por primera vez. Cualquiera con mis animales. Momentos importantes en mi vida, por ejemplo, cuando publiqué una foto con mi libro en la mano, que fue muy especial.
RELACIONES: AMOR Y AMISTAD
Ella venía de un grupo de amigos un poco tóxicos y descubre lo que es realmente la amistad. No siempre es fácil detectar a esas personas que te hacen daño, ¿no?
No es fácil y depende de la etapa en la que te encuentres en tu vida. Ahora, a lo mejor, con mi edad puedes intuir, aunque a veces, te llevas decepciones. Cuando eres adolescente eres más vulnerable y estás poco hecho y te falta la vivencia que te da los años. La única manera es vivirlo. Todos hemos vivido amistades tóxicas que te han traicionado o has evolucionado y ellos, no.
¿Conservas amistades de tu adolescencia?
No, la verdad es que no. Mis amistades están en Madrid.
Se trata el tema de la infidelidad, no diremos de quién, pero, ¿tú entiendes al que perdona una infidelidad?
He pasado por fases, cuando era más joven era más tajante pero ahora, tendría que ver circunstancias. Cada relación es un mundo y tendría que ver por qué. La madurez te lleva a reflexionar sobre ello y pensar por qué ha pasado eso. Si eres capaz de superarlo o no, eso es otra historia, no querría verme en esa situación.
FUTURO
Hay audiolibro con tu voz y la de otros como Peter Vives, ¿qué aporta?
A mí me ha aportado muchísimo. Crear un personaje y de repente ponerle la voz, ha sido muy especial. Al final estas cosas son especiales para la persona que la escuche. Tu voz es conocida y a Sara la he creado yo y la he dado matices.
¿Darías vida a Sara en una adaptación cinematográfica?
Me encantaría. Pero tenemos el punto de la voz que no encajo, no doy el perfil.
Dejas un final abierto a una continuación, ¿te has puesto con ella?
No, todavía no. Estoy disfrutando de esto y dejándome llevar. El verano servirá para ver qué hago.
¿Qué proyectos tienes en mente?
El corto que había escrito y que quería dirigir lo íbamos a grabar en marzo y supongo que a partir de septiembre. Me apetecía dirigir. Se llama Un día de mierda, es tragicomedia.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...