Especial
Mónica Carrillo: Hablamos con ella de secretos y vida privada
Los que están presentes en ‘La vida desnuda’
Mónica Carrillo es uno de esos nombres conocidos que nos resultan casi familiares porque se cuela en nuestras casas para contarnos lo que pasa cada fin de semana en el mundo. Pero es algo más que una presentadora de informativos. Un día decidió abrir miras y dar un paso más en el periodismo para saltar a la literatura. Y ese acto de valentía obtuvo el apoyo de muchos lectores y ha tenido especial recompensa con su cuarto libro. La vida desnuda ha ganado el premio Azorín de novela 2020.
Su protagonista, Gala, atraviesa un momento de reflexión vital en el que se acerca tanto a los secretos propios como a los de su familia. Un encuentro casual en el tren con un viajero desconocido, algunos descubrimientos de la vida de su más allegados o un mirar hacia dentro para abordar lo que realmente siente… marcarán un momento destacado en su vida.
De la inteligencia emocional, los secretos, el amor, la muerte o la vida privada, han monopolizado la charla con una autora que tiene mucho que contar.
La vida desnuda, ¿qué ha supuesto para ti este libro?
Es un libro muy especial, era el primer premio al que me presento, el fallo fue el 5 de marzo y mira lo que ha pasado desde entonces. No se pudo llegar a imprimir y al final ha visto la luz el 9 de junio. Ha estado confinado como el resto de todos nosotros y, al fin, ha llegado a los lectores. Muy ilusionada por eso y por lo que significa de que vamos entrando en esa nueva normalidad y empieza todo a parecerse un poco a lo que era antes.
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Cuando te vemos en los informativos resultas muy inaccesible, tal vez por ese papel de informadora seria, ¿crees que los libros te hacen más cercana y más humana?
Estaría muy bien (risas). Espero que sí. Es verdad que el formato de informativo es muy encorsetado. Y mira que nosotros sí intentamos, no en estos últimos tiempos que ha sido más difícil, pero siempre tratamos de ponerle un toque de naturalidad, pero siempre es complicado porque hablamos de las noticias y muchas veces eso viene asociado a malas noticias y los libros sí me permiten hablar de otras cuestiones de la vida y, al empatizar con el lector, es diferente, es una relación muy íntima, te dan las gracias por lo que les has hecho sentir, y eso está muy bien, la verdad.
En la novela expresas que vivir con responsabilidades implica seriedad, ¿te consideras una persona muy seria?
Me considero una persona responsable (risas) pero seria, no. Intento aplicarle a todo el sentido del humor, desdramatizo y procuro hacerlo incluso en las situaciones más difíciles. Echar mano del humor, nunca falla.
Los últimos tiempos han sido como para estar serios, ¿cuál es la noticia que más te ha tocado en estos últimos meses?
No es una en concreto sino casi el día de la marmota al que nos teníamos que enfrentar. Ir a trabajar y tener que dar las cifras de fallecidos, de contagiados, con la situación tan dura para los familiares que no podían tener contacto con los enfermos, el aislamiento. Ha sido duro el describir la realidad, ha sido muy duro todo el proceso.
Para uno que vive con tanta información en las manos, ¿es más difícil que para uno que está en casa al margen de ese mundo?
En este momento todo el mundo tenía mucha necesidad de estar informado y ha habido mucho consumo de televisión, es un dato objetivo y es porque estaba todo el mundo, en sus casas, deseando saber lo que estaba ocurriendo. Lo que nos pasa a los que estamos dando las noticias es que estamos todo el rato vinculados a eso. No desconectas, siempre estás con el móvil, con lo cual hay veces que te tienes que obligarte un poco a evadirte.
Cuando uno se pone en la piel del otro entiende muchas cosas sin necesidad de juzgar, ni valorar.
Esta novela, al final, me ha parecido como un compendio de reflexiones sobre la inteligencia emocional que, por otro lado, está tan poco presente en la educación, ¿de dónde sacaste la tuya?
Una parte hereditaria. Mi madre tiene mucha inteligencia emocional y supongo que lo que tengo de bueno eso, se lo debo a ella. Tengo lazos muy familiares muy sólidos y unos valores que me han transmitido que me hacen ser la persona que hoy. Uno, al final, es de dónde viene. Me ha gustado mucho la psicología y, por mi forma de ser, la empatía. Para mí es inevitable ponerme en la piel de los demás para tratar de entender lo que les pasa. Eso ayuda mucho. Cuando uno se pone en la piel del otro entiende muchas cosas sin necesidad de juzgar, ni valorar, aunque no lo compartas. Creo que en la escuela y en las familias deberíamos dar más importancia a la educación emocional.
Aunque digas que no, ¡qué complicado es el amor!...
Si no de qué íbamos a estar hablando siempre en películas, libros… esa es la magia. En La vida desnuda se habla de las relaciones humanas. Se habla del amor y se habla de la vida y por eso al final están las relaciones de amor de pareja, amor fraternal, amor a la familia… me parecen fascinantes los lazos tan intensos que hay. Un poco la novela habla de los secretos y de que hay mucho miedo a decepcionar.
Nos ponemos muchas zancadillas, auto exigencias y comportamientos que no nos vienen bien a nosotros mismos.
“Para poder querer bien hay que enamorarse primero de uno mismo”. ¿Cuándo llegaste a esta conclusión?
Llegué hace tiempo, de hecho, es un micro cuento de hace algunos años. Me parece muy interesante porque la mejor que uno tiene que tener es con uno mismo. Nos lo ponemos muy difícil muchas veces. Nos ponemos muchas zancadillas, auto exigencias y comportamientos que no nos vienen bien a nosotros mismos. Cuando llegas a esa conclusión y te aceptas, te entiendes, te respetas y tienes cierta empatía contigo mismo, te disculpas ciertas cosas… cuando uno llega a ese estado de armonía interna seguramente uno se relacione mejor con la pareja, hermanos, hijos… con todo el mundo.
“Los besos son el termómetro de la pasión”. Eso es una frase muy de Instagram. ¿Un beso da tanta información?
Como anticipo creo que sí indican mucho de lo que está por venir. A nivel físico y emocional.
En esta novela, hablando de amor, hay infidelidades, tríos, almas gemelas, celos… ¿es necesario liberarse de prejuicios en este ámbito?
Es necesario que cada uno se vaya liberando de todo lo que le suponga una carga. Somos libres de contar o no contar. Mantener secretos o ciertos misterios, somos libres. La historia está en cuando eso te está haciendo daño, cuando tú no cuentas un secreto porque te avergüenzas, porque tienes miedo a decepcionar a tu pareja, a tus padres, la presión social… de todo eso habla la novela. Son distintos secretos que están en la novela. Hay deslealtades, hay dobles vidas, pero también hay culpas y miedos. Es muy real. Gala desnuda a toda su familia y quedan todas las vergüenzas al descubierto, que no son vergüenzas, pero se utiliza mucho esa frase y, no debería porque son prejuicios.
Me resulta curiosa esa división de nuestras vidas en tres: pública, privada y secreta. ¿Tienes siempre claros los límites de una y otra?
Hay algunos muy difusos y más ahora, yo como personaje público está mucho más amplificada la parte pública. Pero, en general, todo el mundo. La parte del anonimato es complicado. Antes te conocían en el colegio y poco más, ahora, con las redes sociales, los chavales tienen la vida pública muy amplificada y las líneas están muy difusas. Se junta eso con la parte más privada, tienen acceso a tus fotos más personales personas que antes no tenían acceso a esa parte de tu vida. Son los tiempos que nos han tocado vivir.
¿Y qué sientes cuando otros exponen por ti tu vida privada?
Entiendo que, al ser un personaje conocido, suscitar cierto interés me parece que es inevitable. No me molesta. Lo que me molesta es la mentira o hablar mal a sabiendas. Por lo demás, yo me lo he tomado siempre bien. Yo vivo mi popularidad con mucha tranquilidad, no le veo ningún problema.
Respecto a la parte secreta, Gala va descubriendo muchos secretos familiares, ¿por qué crees que nos cuesta tanto comunicarnos?
Todas las familias tienen sus secretos, hay temas de los que no se hablan, que son tabú. Hay secretos, incluso, que van pasando de generación en generación. Es un poco lo que pasa en la novela. Gala veía toda la vida viendo la figura de la tía Julia que vivía con sus padres y no se había cuestionado por qué estaba ahí. Y al final descubre que tiene una vida que tiene secretos.
Partiendo de que en todas las familias hay secretos, ¿a ti te gustaría conocer los de la tuya?
Yo voy conociendo secretos. Soy muy curiosa y he preguntado siempre mucho en casa. Me han contado lo que han querido. En el derecho a preguntar está también siempre el derecho a contestar lo que quieras. A mis abuelos siempre les he preguntado muchísimos, desde su propia relación a lo que vivieron en su infancia, la guerra, la posguerra, y había cuestiones que notaba que me adentraba en arenas movedizas.
Hay algún amor tóxico en esta novela, ¿se puede aconsejar a alguien en esta situación o es inútil?
Aconsejar siempre, y apoyar siempre, en positivo. En el amor y en la vida, si algo no te está haciendo bien, los que te quieren te tienen que alertar y uno mismo tiene que ser consciente y pedir ayuda, que no nos de vergüenza. Ahí también hay tabúes y nos da vergüenza pedir ayuda.
En la novela está presente el amor a los abuelos. En esta pandemia les hemos dado una visibilidad que no siempre tienen, ¿crees que hemos cambiado en ese sentido?
Espero que sí, espero que haya cambiado para bien. Es mucho la pregunta que se nos hace ahora, ¿nos habrá cambiado? Yo quiero pensar que sí, que, por lo menos, el hecho de que haya habido una pérdida tan grande de personas mayores y el doble duelo que han tenido que pasar las familias que no se han podido despedir de ellos confío que eso haga que nos replanteemos ciertas cosas.
El miedo a la muerte también está presente, y cobra especial relevancia en estos tiempos, ¿cómo lo afrontas?
Como todos, una realidad inevitable a la que cuesta enfrentarse. La propia y la de los seres cercanos. Es algo que sobrevuela sobre toda la novela y me interesa porque me hace pensar. En realidad, la novela es vitalista, la muerte forma parte de la vida.
Hablando de muerte, hablas de funerales, ¿tú qué música pondrías al tuyo?
Tina Turner porque es una mujer poderosa y con fuerza y en la medida que pudiera dejar contentos a los que quedan, estaría muy bien.
En la novela aseguras que el miedo nos impide hacer cosas, ¿a ti te ha ocurrido?
Yo me he conocido valiente en algunas situaciones de mi vida y eso me ha gustado. Yo pensé que era más miedosa de lo que soy.
Publicar una novela como La vida desnuda es valiente…
La primera sobre todo porque ahora ya lo hago porque lo siento, pero la primera tenía vértigo porque salir de tu zona de confort del periodismo y meterte en la literatura por el respeto que me impone, no solo por el miedo a defraudar. Al final, mira.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...