Pedro Alonso: “Berlín es como ser adolescente e irse al parque de atracciones”
A punto de empezar a grabar la siguiente temporada
undefinedLuis M. Ortiz
“Me acaban de cortar el pelo, probado ropa. Todos llevaban máscara. Aquello por momentos parecía el Pentágono. O una de Spielberg sobre encuentros en a saber qué fase. El caso es que dentro de poco volveré a ser él. Se llama Berlín y es puro amor. A ratos. 😋🚀🔥”. Con estas palabras Pedro Alonso nos ha dejado claro que la maquinaria de La casa de papel ya se ha puesto en marcha para dar forma la esperadísima quinta temporada.
El final de la cuarta dejó muchos interrogantes en el aire y es momento de desvelarlos. Su creador, Álex Pina, ha ido dejando pistas sobre esta nueva temporada que todo apunta a que no podremos conocerla hasta finales de 2021 debido al parón que supuso la pandemia.
Pero mientras, y como hemos tenido la oportunidad de charlar con Pedro Alonso tras publicar su poco convencional autobiografía, hemos querido saber si al actor le cae bien, o no, su polémico personaje.
¿Te cae bien Berlín?
Berlín es un vehículo recreativo, es como ser adolescente e irse al parque de atracciones y te dicen, ‘vale para todo’, puedes subirte a todo, todo el rato. Berlín es un tipo que se permite y que pilota con una determinación que uno a veces querría para sí en la vida, a pesar de que a veces sea moralmente indefendible, tiene un sentido de la vida muy pleno, oscuro pero muy pleno y a veces muy gozoso. Muy emocional, porque a veces hay gente que dice ‘no, es muy frío’, ¿qué frío? Es un volcán, lo que pasa que conoce muy bien la naturaleza humana y sabe lo que mueve y está ahí esperando a que los bichos se manifiesten para hacer lo que le venga en consideración. Como actor es un vehículo muy gozoso de interpretar, me ha permitido hacer cosas e ir muy lejos o más lejos que nunca en algunas vertientes, eso que hace con el ‘timing’, la velocidad del personaje, de la escucha, lo que a mí me permitía, como actor, a la hora de crearme, el suspense y eso llevaba de la mano una dosis de humor y, a mí, me gusta mucho hacer comedia en secreto. Me gusta mucho la comedia.
Un personaje moralmente reprochable pero atrayente, ¿imán de la maldad?
Los malos a veces son muy atractivos porque lo prohibido atrae, lo tabú atrae y este hombre lo primero que hace es, ‘el tabú’, pone el pie encima y dice ‘de aquí, pa’ allá’. En ese sentido tiene la atracción de lo que uno se puede permitir. Pero es moralmente impresentable.
¿Qué te ha dado Berlín?
Estoy en ello todavía, todavía vamos a grabar. Empezamos dentro de pocas semanas.
Sigues siendo un personaje muerto.
El otro día dije medio en broma, ‘deberíamos morirnos más de vez en cuando’ porque al final, morirse, suena fatal, pero, ¿no tienes la sensación de que has sido varias personas en tu misma vida? A mí me cuesta reconocerme en algunos momentos de mi vida y entre una y otra de esas vidas, Berlín es un hombre que ha muerto mucho y se ha reinventado como una mala hierba (risas) pero que sí sabe mucho de la vida, aunque ha elegido caminar casi siempre por la sombra. Aunque en la tercera y cuarta temporada apareció una vertiente del personaje mucho más luminosa, pero no quiero olvidarme nunca de que es un personaje peligroso.
Es un personaje muy hedonista, yo no sé si diría luminoso.
Sí, pero muy afectivo, en varias secuencias que tuve que interpretar, claramente era muy afectivo y muy amoroso, incluso, de pronto pensaba que era como otro personaje. Somos muchos trabajando ahí, pero desde mi parcela hice mucho porque no se perdiese la raíz del peligro de mi personaje.
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Dejando a un lado a Berlín, ¿cuál es tu personaje favorito de la serie?
No sabría decirte porque al final yo creo que hemos sido todos responsables, ahí ha habido un momento de magia. Para que una serie vaya bien, para que pase algo como lo que ha pasado tienen que confluir muchas líneas de fuerza. Tú podrías decir ‘ah, el personaje que más me gusta es el tuyo o el de no sé quién’ y dices, mentira, es imposible volar solo. El trabajo de escucha de unos respecto a otros hizo que todos creciésemos, al margen de que había ahí un diseño de dirección y un trabajo de guiones increíble, y mucha ambición de estilo. Una serie que se atrevió a hacer algo de género, mainstream para un público nacional al principio. No quiero elegir a nadie. He dicho muchas veces que tengo mucha complicidad con Alba Flores, pero porque es una mujer listísima, muy inteligente, que se ha preparado muchísimo, aparte de que le viene de estirpe y de que es una actrizón. Pero luego, adoro a Jaime Lorente, adoro a Álvaro Morte… al final, con todos, Úrsula, Darko… ahora estoy conociendo más a Luca que se incorporó, amor a Rodrigo de la Serna, ya lo admiraba como actor porque me parece que es un talento descomunal, pero es un gaucho de los pies a la cabeza. Hay gente a la que le he cogido muchísimo aprecio. ¿Para qué me voy a quedar con nadie?
En la última temporada te casas con Tatiana, tu chica se llama así, ¿fue casualidad?
Ya deberías saber que conmigo no hay ninguna casualidad.
Vamos, que tienes poder sobre el guion…
No, la lectura es otra, tengo unos guionistas que son muy diabólicos. Yo no tengo ningún poder, me conocen y son muy juguetones y todo les viene bien, todo les vale.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...