Especial
Voces con mucho orgullo: ¿Sigue habiendo LGTBIfobia en la industria musical?
Supremme Deluxe, Samantha Hudson, Warmi, David Rees, María Escarmiento y Alba Reche nos cuentan sus experiencias
“Pablo Alborán confiesa que es homosexual”, se leía en los titulares de varios medios hace más de un año cuando el cantante de Tabú hablaba sobre su orientación sexual a sus millones de seguidores y seguidoras por primera vez. Aquellos titulares, sin darse cuenta, estaban utilizando un verbo que daba pie a pensar que el malagueño había estado haciendo algo malo durante todos estos años.
Si vamos a la segunda definición de la RAE sobre la palabra “confesar” podemos leer lo siguiente: “Reconocer y declarar, obligada por la fuerza de la razón o por otro motivo, lo que sin ello no reconocería ni declararía”.
La tercera tampoco deja en buen lugar al verbo, tirando de toda esa cultura católica que todavía sigue implantada en varios aspectos de la sociedad: “Dicho de un penitente: Declarar al confesor en el sacramento de la penitencia los pecados que ha cometido”.
Lejos de la realidad, ni Pablo, ni Ricky Martin, ni Jedet, ni Demi Lovato, ni ningún artista que pertenezca al colectivo ha cometido ningún pecado. Al menos por ser LGTBIQ+.
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Las dudas de los artistas LGTBIQ+
A pesar de eso, cuando un artista comienza su carrera, las dudas sobre hablar abiertamente sobre su orientación o identidad sexual están ahí. De este modo, los artistas LGTBIQ+ tienen que enfrentarse en muchos casos a unas dudas extra que las personas cishetero no se plantean.
“Antes de cantar como Warmi, yo hacía un tipo de música electrónica en inglés. Como era mucho más joven, ahí no tenía muy interiorizado lo que yo era y sí que componía para mujeres”, nos cuenta el artista de La Herida. Con el tiempo, el cantante decidió mostrarse tal y como es en sus canciones: “Simplemente empecé a hacer música y me sentía muy bien en todos los ámbitos. Estaba contento con todo en mí, no quería esconderlo y no hacer ningún papel que no fuese no ser yo mismo. Creo que empezó a surgir desde la naturalidad”.
David Rees lanzó este mismo mes de junio Me gusta un chico, donde habla por primera vez en una canción sobre su experiencia con un chico. Aunque desde el primer momento tuvo claro que quería lanzar esta canción, antes de hacerlo tuvo algunas dudas: “Los quince días antes de lanzar Me gusta un chico me acostaba pensando en si lo estaba haciendo bien y no me había puesto una piedra a mí mismo en mi camino”.
Un mes después del lanzamiento, David ha descubierto que no lo hizo y que solo en Youtube el videoclip suma más de 600 mil reproducciones. A pesar de eso, durante estas semanas ha tenido que leer varias críticas en sus redes sociales: “Todos los días me llegan comentarios en el vídeo o en Instagram del tipo ‘buah, eres mi ídolo, pero me has decepcionado por ser gay’. Uno, no he dicho que sea gay. Dos, si eso es para ti lo que significa decepcionar, lo siento por ti. Prefería decir que soy bisexual y quedarme con menos personas que fingir algo que no soy”.
David ha continuado explicando que la semana en la que lanzó Me gusta un chico perdió muchos followers en sus redes sociales: “Estoy convencido de que muchas de estas personas eran padres que no estaban de acuerdo y que me seguían para enseñar mis posts a sus hijos”
La LGTBIfobia también está en la música
“Desde el momento en que hay gente que sale del armario cuando ya lleva bastantes años de carrera, sí que lleva a pensar que la homofobia dentro de la industria existe y que por razones comerciales o económicas se oculta la tendencia sexual de un artista”, empieza diciendo Supremme Deluxe. La presentadora de Drag Race España lleva años grabando singles y haciendo bailar a su público con temas de lo más variados, aunque tal y como ella dice nunca ha pertenecido a la industria musical como tal.
Supremme tiene clara la importancia de que existan canciones LGTBIQ+: “Lo realmente importante es que un artista pueda expresarse libremente sin que nadie le cuestione por su tendencia sexual, su orientación sexual o por su actitud ante la vida. Nadie debería ocultar sus preferencias por miedo a perder su trabajo, a que los fans no lo entiendan o a que la industria le dé la espalda”.
Samantha Hudson tiene una visión optimista del asunto: “No sé si hay menos LGTBIfobia, pero sí que hay más contenido LGTBI. No sé si la gente rancia y retrograda ha dado a un paso atrás, pero la gente que vivía en los márgenes, ahora se ha empoderado”.
Samantha y Supremme coinciden en una cosa: una artista LGTBIQ+ no solo está capacitada para hablar sobre temas sobre el colectivo. “Nuestras narrativas siguen sin ser una prioridad y siguen sin tener cabida en la sociedad, a no ser que sea ese apartado. Siempre es como ‘los gays a hablar de gays’, pero la gente cishetero puede hablar de mecánica, floristería y de todo lo que ellos quieran”, dice Samantha.
Sobre este tema, Supremme Deluxe quiere que los medios y las marcas no solo se acuerden de las personas LGTBIQ+ durante el mes de junio: “Los artistas LGTBIQ+ somos artistas todo el año, y no queremos que solo se nos llame en la semana del Orgullo; esa atención que se nos da durante esta semana, la queremos el resto del año. Si realmente interesa nuestro trabajo, el mismo interés despierta en junio que diciembre.”
Más allá del estudio, ¿qué frase agota a los artistas LGTBIQ+?
Aunque ni Alba Reche ni María Escarmiento han sufrido en la industria musical ningún tipo de discriminación por su orientación sexual, reconocen que en más de una ocasión le han negado la identidad.
“Te dicen que no eres bisexual porque estás con un tío. Te niegan la puta identidad, así de gratis. Como si fuese cualquier cosa y con todo el derecho del mundo”, dice la cantante de La Posada.
Por su parte, María ha reconocido que había una frase que no soportaba que le dijesen: “Cuando era más joven me decían ‘¿Cómo follan dos chicas?’ Ahora que tengo novio nadie me lo pregunta”.
Supremme Deluxe, por su parte, está cansada de que le pregunten por qué no canta sin maquillaje y David Rees que le cuestionen su orientación sexual.
Un futuro positivo
Aunque todavía queda mucho por hacer tanto en la sociedad como en la industria musical por alcanzar todos los derechos del colectivo, el día en que nadie tenga que confesarse, como si hubiese cometido un crimen, está cada vez más cerca.
“Hace unos años era impensable que la industria se fijase en el Orgullo LGTBIQ+. Hoy en día todo el mundo se apunta, tanto los que han estado desde el principio, como los que ven una oportunidad para conseguir nuevo público o para hacer un lavado público de imagen. Lo importante es que este espacio se está conquistando”, dice Supremme.
“En general vamos hacia mejor. Que se den pasos hacia detrás por ciertas decisiones o medidas, pero en general sí. En mis 26 años de vida, miro atrás y veo que hay una mejora. Aunque sea una cosa con pequeñas recaídas, pero poco a poco espero que vaya subiendo”, termina diciendo David Rees.