Día sin coches: 10 datos sobre ellos que te harán pensar
Este jueves, 22 de septiembre, se celebra el Día Mundial Sin Coches, una iniciativa para reflexionar sobre las consecuencias de su uso abusivo.
El año 1973 marcó el inicio de una crisis sin precedentes. La guerra de Yom Kipur, que enfrentó a una coalición de países árabes con Israel, provocó que varios de los miembros más poderosos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) suspendieran la venta de petróleo a aquellas naciones que apoyaron al estado judío. El resultado fue la llamada crisis del petróleo de 1973 que, en última instancia, llevó a varios países a empezar a plantearse alternativas en materia de movilidad para no depender de los combustibles fósiles.
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Dos décadas después, ya en los años 90, comenzó a extenderse por varias ciudades europeas la idea de celebrar un días sin coches. Lo que empezó siendo una práctica residual acabó siendo adoptado por la Comisión Europea, que en el año 2000 la implementó en toda Europa como parte de la llamada Semana de la Movilidad. ¿El objetivo? Señalar los problemas que provoca el abuso del vehículo privado, especialmente en las ciudades. Y recordar que, aunque a veces lo olvidemos, las calles son de todos: también de los que se mueven a pie, en bicicleta o en transporte público.
En El Eco de Los40 no vamos a pedirte que no uses el coche. Pero sí queremos invitarte a reflexionar sobre ello con diez datos que no mucha gente conoce. ¡Toma nota!
- Atropellos. El coche provoca 11.000 atropellos al año, de los cuales 10.000 tienen lugar en vías urbanas. Un dato trágico que se explica en otro de los grandes retos que suponen: las altas velocidades.
- Coches y más coches. En cada esquina. En calles, avenidas y plazas. En aparcamientos públicos o privados. Nos hemos acostumbrado a que los coches estén aparcados en todas partes. De hecho, se calcula que un coche pasa el 95% de su vida útil detenido, a menudo ocupando espacio público.
- Muy lentos. Sí: un coche puede correr mucho, pero en la ciudad… no tanto. En ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia la velocidad media de los coches ronda, en el mejor de los casos, los 25 kilómetros hora. Los mismos, por cierto, que alcanzan por ley las bicicletas y patinetes eléctricos.
- En coche a todas partes. Según el IDAE, el 50% de los desplazamientos en coche son de menos de 5 kilómetros. Incluso un preocupante 10% de los ciudadanos que usan el coche recorren con él menos de 500 metros.
- El ruido. La contaminación acústica es otro de los graves problemas ligados al tráfico motorizado. Vivir en lugares ruidosos puede provocar enfermedades cardiovasculares, hipertensión, trastornos del sueño, bajo rendimiento, deterioro cognitivo, tinnitus o sordera.
- Una minoría… El porcentaje de ciudadanos que se desplaza en coche es minoritario. En el centro de Madrid, por ejemplo, sólo un 20% se mueve en coche, lo que aumenta hasta el 32% en la periferia.
- ... con mucho más espacio que los demás. Basta con echar un vistazo a prácticamente cualquier calle de cualquier ciudad para darse cuenta del desequilbrio entre el espacio dedicado a los coches y a los peatones. Se calcula que los primeros disfrutan del 80%, frente al 20% de lo que corresponde a los seguros.
- Cada vez más. El espacio es el mismo, pero los coches no paran de multiplicarse. En el primer semestre de 2022 el parque móvil creció en España un 1,6%, lo que se traduce en medio millón más de vehículos respecto a 2021.
- La máquina de gastar. No hace falta tener uno para saberlo: el coche es caro, muy caro. Y no sólo hay que rascarse el bolsillo al comprarlo: de media, los automovilistas españoles gastan 1.800 euros al año en combustible, seguro y mantenimiento. Se calcula que en los 13 años de vida útil que tiene un coche, el gasto ronda los 52.000 euros.
- Veneno en el aire. He aquí la que es, quizá, la mayor problemática asociada al abuso del coche. La contaminación ambiental provoca un mínimo de 21.000 muertes al año en España. Los coches y sus emisiones de partículas de óxidos nitrosos (NOx), monóxido de carbono (CO) o dióxido de carbono (CO2) tienen un porcentaje mayoritario de la responsabilidad.