Especial
El fenómeno Loreen en Eurovisión 2023: ¿garantía de éxito o tropezón histórico?
La cantante vuelve al festival con el objetivo de repetir la victoria de 2012
Entramos en la semana fantástica de Eurovisión. El próximo sábado, el Festival de la Canción tendrá un nuevo campeón o campeona y, hasta saberlo, los medios de comunicación, las redes sociales y todo el eurofandom en su totalidad están haciendo sus propias cábalas basándose en lo que dicen las casas de apuestas. De primeras todo apunta a un único país o, mejor dicho, a una persona. Loreen, que conquistó a Europa en 2012 con ese icónico Euphoria, todavía latente en el imaginario colectivo, repite en el certamen de música y los pronósticos la dan a ella como la absoluta vencedora de la edición número 67. Ahora bien, ¿es Loreen una garantía de éxito o podría protagonizar un tropezón histórico por aquello de que las segundas partes nunca fueron buenas?
Las facultades de la sueca son incuestionables. Es magnética, pisa el escenario como pocas y sabe cumplir con la demanda musical que siempre reclaman los fans. Desde que anunció su participación en el Melodifestivalen, la comunidad que sigue de cerca lo que ocurre en el Festival vaticinó ya su victoria. Incluso antes de escuchar la canción y ver la puesta en escena. Sin embargo, cuando ocurrió, cuando se desveló el gran misterio, se reconfirmó todo esto y su cuota de popularidad subió como la espuma en las casas de apuestas, reafirmando su posición de privilegio. Ahora bien, ¿realmente es para tanto la candidatura que capitanea Loreen?
Loreen podría ganar seguramente el Festival de Eurovisión por el simple hecho de ser Loreen. Como decía, ella es una artista única. Sin embargo, su propuesta para este año está muy lejos de la de Euphoria. De hecho, Euphoria no necesitaba una escenografía física que reforzase el conjunto de la candidatura. Tattoo, la canción de este año, es parecida a Euphoria solo que no es Euphoria. También era una tarea muy complicada replicar la fórmula. Para suplir las carencias de Tattoo han optado por una escenografía de esas que entran por el ojo. Se trata de una estructura compuesta por una plataforma base de 1,8 toneladas y otra que hace de techo, ambas cuentan con pantallas LED.
Verlo es todo un espectáculo, pero lo que se vio en la preselección de Suecia no tiene mucho que ver con lo que se reproducirá en Liverpool. Logísticamente era imposible llevar semejante armatoste al escenario de Eurovisión, por eso han tenido que hacer una réplica, pero a una escala muy, pero que muy inferior. Tanto que queda ridícula si se comparan, y se compara porque el público eurofan tiene muy presente en la cabeza la original. Esta peculiaridad (o jodienda) deja a Loreen con una mano delante y otra detrás. Es decir, que le toca poner toda la carne en el asador y apostarlo todo a una sola carta: dar el do de pecho. Los primeros ensayos de la también cantante de We Got the Power fueron un poco desastrosos. Desafinó y los planos de la nueva estructura deslucían el resultado final de la actuación. No obstante, Loreen es vieja pelleja eurovisivamente hablando e igual que hizo un primer pase cuanto menos cuestionable, también se lució en el ensayo previo a la semifinal en la que, seguramente, sirva c*** y se lleve el gato al agua.
¿Esto qué quiere decir? Que muy mal se le tiene que dar a Loreen el próximo sábado para no alzarse con el Micrófono de Cristal. La canción no es la mejor, pero sí una de las mejores de esta edición (el nivel es regulero). La escenografía no tiene nada que ver con la original, pero jugando con planos cortos puede lucir más o menos bien. Y es Loreen de la que estamos hablando. Es el icono eurovisivo por excelencia. Cuenta con el cariño de toda esta gente y tiene esa mirada de ganadora cuando mira a cámara que muy pocas artistas lo tienen. Por lo tanto, ¿es Loreen garantía de éxito? Indudablemente. Tattoo la vamos a escuchar aunque no nos encante. ¿Se puede pegar el tropezón? Podría no ganar, pero ella sabrá qué hacer para no resbalar y volver a ganarse el favor del jurado y del televoto. Las segundas partes nunca fueron buenas, pero, sin lugar a dudas, hay pocas como Loreen.
Adriano Moreno
Periodista de LOS40 y autor de ‘Si me dijeras que sí’ y ‘La noche que perdí a la Chica del Pop’. Odio...