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Crónica: YUNGBLUD demuestra que el rock nunca ha muerto revolucionando el Palacio Vistalegre de Madrid

El artista británico puso patas arriba la capital dándolo todo sobre el escenario, pero con un setlist cuestionable

Yungblud actuando en el Palacio Vistalegre Arena en Madrid. / Mariano Regidor/Redferns / Mariano Regidor

YUNGBLUD ya no es el mismo que revolucionó LOS40 Music Awards hace unos años pisoteando la cena de Belén Esteban. Bueno, sí ―que tampoco ha pasado tanto tiempo―; pero lo cierto es que sigue evolucionando hacia un perfil de artista consolidado. Algo que ha demostrado con creces en el Palacio Vistalegre.

YUNGBLUD revienta la mesa de BELÉN ESTEBAN en LOS40 Music Awards 2022 | LOS40 #shorts

Este 11 de octubre, un día antes del Día de la Hispanidad, no había nadie más patriota ni que gritara tanto que amaba España que Dominic Richard Harrison. Un chico que hace ya siete años se cambió el nombre a YUNGBLUD ―que viene de 'young blood', 'sangre joven', en relación a ser el artista de menos edad con el que trabajó su productor en sus inicios― para empezar a triunfar internacionalmente con un rock fresco y poco visto entre las nuevas generaciones.

Y son precisamente estas las que empezaron a llenar el Vistalegre con el paso de las horas, aunque no fueron los únicos que tenían entrada. Con un dresscode no oficial de rockeros, los asistentes iban desde los que se habían educado en el rock escuchando al anfitrión, a los que crecieron con las guitarras de Blink-182 y My Chemical Romance, pasando por los que empezaron con Leño.

Yungblud abriendo su concierto en el Palacio Vistalegre Arena de Madrid. / Mariano Regidor/Redferns / Europa Press News

Eso sí, todos los presentes tenían muy claro que no sería Rosendo Mercado el que iba a salir a escena después de dos teloneros y mucho, mucho rock de fondo. El que salió fue un chaval de Doncaster que, siendo muy fiel a su estilo, vestía orgulloso un chaleco de leopardo que no le duró mucho encima.

Un inicio que mira al futuro

Este Idols World Tour no podía empezar con un mejor tema: su Hello Heaven, Hello abría, como en muchas otras fechas de la gira, la que él mismo se ocuparía que fuera una noche inolvidable. Resalta la parte de la letra en la que se pregunta a sí mismo si el que era seguía ahí. Claro, que el componente emocional lo mezcló con unos saltos y gritos incombustibles.

"¡Manos arriba, Madrid!" sería la frase que más gritaría a lo largo del show, y que pronunció por primera vez en el primer tema de éste. No había bailarines, ni los necesitaba: sus movimientos dignos de Jack Sparrow —hay que recordar que Johnny Depp se los copió al mismísimo Keith Richards— y Mario Vaquerizo. Y, de alguna manera, resultó ser un cóctel perfecto.

Yungblud en plena actuación de 'The Funeral' en el Palacio Vistalegre Arena de Madrid. / Mariano Regidor/Redferns / Mariano Regidor

En una interminable primera canción ―ojo, que muchos se habrían quedado a vivir en ella― le dio tiempo a sacar la guitarra, demostrando que no solo es una estrella del rock capaz de poner patas arriba cualquier escenario improvisado —volvemos al recuerdo de Belén Esteban―, sino que puede sacar oro solamente con la presencia de su banda y de su propio cuerpo. Aun así, no le hace ascos a algún que otro efecto poniendo literalmente en llamas el escenario en su cuarta canción.

A la archiconocida The Funeral, la primera parte de Idols y Lovesick Lullaby le sigue su colaboración con Aerosmith, My Only Angel. No vino Steven Tyler, pero no hizo falta, pues el bueno de Dominic supo darle la epicidad que la canción pide en directo con un ventilador que le movía el pelo. Podría haber caído en una actuación de Tu Cara Me Suena de Paulina Rubio, pero de nuevo demostró una capacidad increíble para destacar en el escenario.

Una conexión con los fans a examen

Después de decir que se quería quedar en Madrid "para siempre", leyó una pancarta que le hizo dialogar con un fan desde el escenario. "¿De verdad sabes tocarla? ¿Me lo prometes?", preguntó a alguien del público intercalando muchos "fucking" entre medias. El resultado fue un chico barcelonés subiendo a su vera y convirtiéndose de repente en su guitarrista auxiliar.

Yungblud actuando en el Palacio Vistalegre Arena en Madrid. / Mariano Regidor/Redferns / Mariano Regidor

fleabag, uno de sus singles con más éxito, volvió a ser la excusa perfecta para desatar la locura. Y no por parte de los asistentes, sino por la suya: se puso de pie sobre el público, que le aguantaron los pies a pulso manteniéndole recto, y acabó con su nuevo guitarra sobre los hombros. Subió tanto el nivel que casi dio miedo preguntarse qué tenía preparado cuando gritó acto seguido "Are you ready to go fucking loco?!".

El momento emotivo de la noche: un recuerdo a Ozzy Osbourne

Antes de cantar Changes, su cover de Black Sabbath incluida en el setlist, pide que los presentes canten tan alto que le escuche su amigo desde el cielo, alguien que se había ido recientemente. Pide, además, celebrar el amor sugiriendo al público que conozcan a la gente que tienen a su lado, aunque sea desconocida. Y todo por alguien con nombre y apellido, Ozzy Osbourne.

El músico inglés murió el pasado mes de julio, aunque el homenaje de Dominic no fue simplemente por el género que unía a ambos. Osbourne no solo fue una gran influencia en su música, sino que llegó a ser su gran colaborador actuando junto a su mujer en el videoclip de The Funeral. Por ello, YUNGBLUD fue una de las voces que le rindió tributo en la última gala de los premios MTV VMAs.

Yungblud en uno de sus números del Palacio Vistalegre Arena en Madrid. / Mariano Regidor/Redferns / Europa Press News

Por eso, y aunque lleva cantando dicho tema desde poco antes de su muerte, el cantante no pudo evitar emocionarse. El sentimiento fue tal que, por primera vez en la noche, se quedó rígido desbordando sus lágrimas. Tras ello sonó Fire, que paradójicamente fue de los pocas canciones que no utilizaron el efecto de fuego del escenario.

Un broche con muchas, muchas ausencias

Viendo la categoría de estrella del artista británico, no cabía esperar demasiadas sorpresas en el setlist. Quizá hubo quien se esperara que con su viaje a Europa sí apostara por singles más históricos, aprovechando que se lleva haciendo un nombre desde antes y conocen más sus anteriores trabajos, pero no fue así.

De cara a la recta final del show sorprendió con ice cream man, que ya ha cantado en otras ciudades, pero sacrificando braindead!. Sin este tema, pasó por alto todo el EP de the underrated youth, un trabajo que le dio muchas alegrías por Europa; al igual que su segundo disco, weird! del que solo incluyó un tema. Sin duda, toda una decisión.

Yungblud actuando en el Palacio Vistalegre Arena en Madrid. / Mariano Regidor/Redferns / Europa Press News

No faltó conexión con sus fans madrileños ―prometió tozudamente en varias ocasiones venir anualmente a tocar a la capital―, pero sí que llamó la atención no verle tan punk como de costumbre: el del Palacio Vistalegre, y quizá el resto de este Idols Tour, pareció un concierto para pasárselo bien, no para ser demasiado concienzudo. ¿Será esta la nueva etapa artística de Dominic?

Igualmente, en su traca final no faltó Ghosts, cumple con su letra: "Dios, qué bonito lugar, ahora sé a lo que te refieres, sois mis puertas al cielo”, cantó con una mano en el pecho mientras miraba emocionado al público. Volvió a contrastar cambiando radicalmente de actitud para su último tema.

Yungblud en su show de Madrid. / Ricardo Rubio/Europa Press via Getty / Europa Press News

Montó una orquesta humana haciendo gritar “Hey!” al público ―recordando a una versión gamberra de Jacob Collier―, y en un alarde de estrella del rock, tiró el pie de micro, se enrolló el cable del mismo al cuello y se desplomó al suelo. Al cantar Zombie, queda claro que un concierto de YUNGBLUD es una experiencia difícil de explicar a quien no lo viva en primera persona.

"¡Estamos locos!", dijo en español. El esfuerzo por hablar la lengua de Cervantes por parte del inglés fue titánico, pero parece que pese al paso de los años, el amor por sus fans sigue intacto. De hecho, de las últimas cosas que dijo fue que en cuarenta minutos esperaba detrás del recinto a quien quisiera pasarse a saludar. Está claro: lo que verdaderamente distingue a una estrella del rock es el amor por sus fans, pase el tiempo que pase.