Crónica: Fito & Fitipaldis comienza a despedir un año de nueva música en Madrid con un concierto de la vieja escuela
La banda arrasó en su primera fecha en la capital en el Movistar Arena
Fito Cabrales de Fito & Fitipaldis en su concierto del Movistar Arena de Madrid. / Aldara Zarraoa/Redferns / Aldara Zarraoa
Si alguien notó ausencias en sus reuniones familiares del pasado 29 de diciembre, lo más probable es que estuviesen en el Movistar Arena. El Rock, como el turrón, volvía a casa por Navidad en una cita multitudinaria en el Movistar Arena de Madrid. Los anfitriones, esos tíos rockeros que te ponen Barricada antes de los villancicos y de llegar al café del postre: Fito & Fitipaldis.
Parecía imposible ver el recinto aún más lleno que unas semanas atrás, cuando David Bisbal se proclamó amo y dueño de las fiestas con un particular recital en el mismo sitio. Tal vez porque, a expensas de sentir más la música, Fito volvió a la pista tradicional y sin asientos.
Todo era una marea de cabezas que nada tenía que envidiar a las gradas, sin apenas un hueco más allá de las escaleras. Todo ocupado por un público que enseguida obedeció a un maestro de ceremonias al pedir un fuerte grito para el grupo.
Así, tras un gran telón, el perfil inconfundible del bilbaíno apareció cantando A contraluz, muy apropiado para la puesta en escena.
Fito Cabrales de Fito & Fitipaldis en su concierto del Movistar Arena de Madrid. / Aldara Zarraoa/Redferns / Aldara Zarraoa
Rápido cayó la cortina, y demostró que nadie de ese escenario se andaba con tonterías. Las guitarras no fueron nada discretas ni si quiera teniendo en cuenta que era el inicio, empezando ya con solos que parecían disfrutar más los miembros del grupo que el público. Una simple ilusión: las cabezas se movían por cada acorde apuntado.
Un concierto de los de antes
Sin tirar piedras a las generaciones jóvenes —servidor pertenece a una de ellas—, y con seguridad de que más de un miembro del público nació mucho después de que la disolución de Platero y tú, era llamativo lo que se captaba en un primer vistazo al público: hay más puños al aire que móviles. De hecho, en un segundo vistazo, apenas se podían contar una veintena de móviles grabando a Fito.
“Sois una puta bendición”, les recibió Fito. Ensalzó que en la capital siempre le reciben bien, incluso con sus nuevos trabajos. Sonrió tímidamente, volvió a agradecer, y puso las manos en la guitarra. Porque ser rockero no está reñido con ser agradecido, algo que nos enseñó otro gran maestro como Rosendo.
Ama, ama… y un breve homenaje
“Justo me acordaba de Robe”, dijo Fito justo antes de Los cuervos se lo pasan bien. Tal vez un guiño al que fue el hombre pájaro, que murió este mismo mes de diciembre. No solo eran colegas de profesión, sino que llegaron a cantar juntos en varias ocasiones e incluso formaron un proyecto musical conjunto, Extrechinato y tú. Ya en un concierto de esta misma gira, el pasado 13 de diciembre, se emocionó notablemente al cantar Las nubes de tu pelo, un tema que dedicó al extremeño.
Fito Cabrales de Fito & Fitipaldis en su concierto del Movistar Arena de Madrid. / Aldara Zarraoa/Redferns / Aldara Zarraoa
No la cantó en Madrid, donde sí que hubo momentazo ―puede que involuntario― justo después de decirlo. Antes de cantar el mencionado tema de su último trabajo, sonaron los tambores... y el legado de Robe es tan popular que muchos se emocionaron que era el principio de Ama, ama y ensancha el alma. Todo quedó en amago.
Una reivindicación discreta, pero potente
Que nada cambia tanto, solo se reseca / Para volver a arder cantó Fito. Era Volverá el espanto, un tema de su último disco con frases del escritor John Steinbeck y que mucho tiene que ver con la guerra. No soltó discursos, pero tampoco hizo falta: tras él, no cesaron hasta el fin de la canción imágenes de una Gaza totalmente destruida.
Carlos Raya, de Fito & Fitipaldis, actuando en el Movistar Arena de Madrid ./ Aldara Zarraoa/Redferns / Aldara Zarraoa
Tras esto, y sin querer bajar el ritmo del show, Fito propuso animar la fiesta ―"¿Bailamos un poquito?", dijo― y cantó Whisky barato. Ahí brillaron Javier Alzola y Jorge Arribas, al saxofón y al violín respectivamente, con solos que elevaron el ánimo del público a cotas aún más altas de lo que ya estaba. También presentó al resto de su banda, con mención especial a Carlos Raya, guitarrista y gran responsable de que el grupo exista.
De tradiciones y clásicos rockeros
Antes de Como un ataúd, cumplió religiosamente con la tradición que ha instaurado en esta gira, que no es otra que grabar un saludo para los asistentes del siguiente concierto. El público madrileño recibió a gritos el de Gijón, y preparó con euforia el de Madrid, pues el grupo repetía en la capital al día siguiente.
Llegó el poco beligerante Soldadito Marinero, con el que Fito pareció romper la cuarta pared y se dirigió al público. Fue mientras admiraba el paisaje de linternas que habían formado que muestra todo el público. "Esto es precioso”, dijo él. “En mi época esto se hacía con mecheros y te quemabas todo el dedo”, señaló una mujer en voz alta en las gradas.
Alargó tanto la canción que el soldadito casi consigue una mujer que no le quisiera por su dinero, sobre todo porque le dio un nuevo ritmo acelerado que parecía el final perfecto. Después de un invierno malo y una mala primavera siguió cantando el público mientras su grupo y él se reverenciaban a ellos. Se iban, pero aún quedaba los bises.
Alejandro Climent, Javier Alzola, Fito Cabrales y Carlos Raya, de Fito & Fitipaldis, en el escenario del Movistar Arena en Madrid el 29 de diciembre de 2025. / Aldara Zarraoa/Redferns / Aldara Zarraoa
Unas carreras por el escenario después y Fito grabándose como un auténtico tiktoker ―cantó frente a dos cámaras en los dos extremos del escenario que le dio un primer plano de cámara en las pantallas―, el concierto terminaba con el triplete de La noche más perfecta, Entre dos mares y Antes de que cuente diez.
Aún les queda por delante una fecha para despedir un año de nueva música que le ha demostrado que el público aún le tiene por brindar muchos aplausos. Y para 2026, por supuesto, mucho más rock & roll... y Fito & Fitipaldis.